30 MONEDAS, LA TELESERIE DE ÁLEX DE LA IGLESIA - EN UNA SECTA QUE HACE TODO LO CONTRARIO A LA IGLESIA, SU CLERO VISTE DE BLANCO.
UN EXORCISTA BOXEADOR, UNA SECTA QUE ES LA ANTI-IGLESIA, UN PUEBLO CASTELLANO Y LAS MONEDAS DE JUDAS
HBO ya ha emitido los 8 capítulos de 30 Monedas, la serie de terror esotérico-rural del premiado cineasta Álex de la Iglesia, la historia de un cura boxeador que esconde pistolas en su parroquia de Pedraza (Segovia), para enfrentarse a una secta maligna que usa magia para generar monstruos.
Se ha
cumplido lo que él prometía en las entrevistas: que sería "muy imaginativa, loca y libre", que sería "muy
de pueblo" y algo "muy español", y que contrastaría con otras escenas en Nueva
York, Roma o Siria. Que estaría llena de sus "obsesiones
cinéfilas" y de homenajes al género de terror y que HBO les había permitido transgredir muchas
normas para "contar la historia lo más
locamente posible".
Al
público que sabía a lo que iba y que le parecía bien esto, le habrá gustado la
serie, porque eso es lo que da: terror rural, brujería,
monstruos devoradores tipo "Alien" o "La cosa", muchos
homenajes, algo de esperpento hispánico y buenas pinceladas de humor. Quien esperara que
Álex de la Iglesia aprovechara el dinero y los recursos para hacer algo "que no parezca suyo", pues se habrá
decepcionado.
PARA
MAYORES DE 18 AÑOS
Lo
primero que ha de saber el espectador católico es que la serie es para mayores de 18 años. Los tres
primeros capítulos no tienen escenas de sexo y una familia amiga del terror
semitruculento podría plantearse dejarla ver a mayores de 16. Pero en los siguientes capítulos hay varias escenas de sexo muy subidas de
tono (la guapa veterinaria
completamente desnuda con uno, y dos capítulos después desnuda con otro, etc.). Lo que no hay es alusiones a ideología de género ni
ningún personaje o alusión homosexual, cosa más que notable en nuestros días.
Lo segundo
que hay que tener en cuenta es que es una obra gamberra, de
sustos, escalofríos, algo de humor, explosiones, empalamientos, rituales y sectarios.
No hay nada realmente blasfemo contra la Iglesia, pero tampoco nada
realmente edificante. Es un
divertimento de género fantástico, sin enseñanzas profundas.
MUCHAS
EXPRESIONES DEL MAL, CASI NINGUNA DEL BIEN
Se puede
responder que el género de terror suele ser el más moral, ya que afirma la
existencia del mal. Aquí hay bastante mal, y los malos se
esfuerzan en ser bastante malos, pero no hay casi nada ni nadie que sean
expresión del bien o la pureza.
Todos los personajes son unos desgraciadillos de pueblo que van
tirando. Por separado, los habitantes del pueblo no son
malos, pero la brujería logra juntarlos varias veces para sacar de ellos lo
peor: pogromos de antorchas y horcas, hordas linchadoras,
turbamultas aterrorizadas o, en
el último capítulo, una sobrenatural conformidad a la autoridad sectaria.
Los personajes principales son bastante absurdos. El alcalde 'cachas' pero
bastante atontado, que no sabe lo que quiere él, ni sabe el espectador para qué
está, excepto para ser mareado por su esposa ambiciosa y manipuladora, y para
babear detrás de la veterinaria, la cual no sabe muy bien qué hacer con su
vida, pero no le ve problemas a ligarse al bobo del alcalde.
Y luego
está el cura Vargas, que llegó al pueblo
traumatizado de unos exorcismos en Italia, con experiencia como boxeador.
Le vemos rezar bastante y su fe es sincera. Los temas morales, sin embargo, le
dan un poco igual, parece. Y para luchar contra el mal
diabólico casi no recurre a balas en agua bendita o con restos de reliquias (como haría Hellboy, lo que al menos reconocería
poder objetivo a las cosas sagradas) sino que usa
rituales mágicos o pseudomágicos.
La Iglesia, sus espacios sagrados y sus sacramentos no parecen dar
ninguna protección contra la brujería. Tampoco nadie parece
recordar a Vargas que según la Iglesia no existe la magia buena y
que toda brujería se obtiene del diablo.
ALUSIONES
A EL EXORCISTA... 1 Y 3
Al final,
la resolución del padre Vargas es todo un homenaje al final de la primera
película de El Exorcista y al padre Karras, pero a lo español. Álex de la Iglesia ha declarado en una entrevista que para reflexionar
sobre el mal se remitió más bien a "El
exorcista 3", denostada por todo el mundo, pero en la
que el demonio concede entrevistas, da discursos, articula su propaganda...
Pero el resultado en esta teleserie es que es el capítulo más aburrido:
¿quién quiere hacer caso a los sermones del demonio? ¡Es como ver la entrevista
a un político!
El
escritor Brandon Sanderson dijo que al contar historias fantásticas
con magia hay que decidir su sistema de magia: ¿tiene reglas estrictas y claras? ¿Cuál es su precio, su
fuente? ¿O es muy misteriosa y no se pueden conocer sus reglas? ¿O es una
mezcla de ambas cosas? No parece que en esta serie se hayan decidido
por una respuesta.
En
realidad, en "30 monedas" ningún
personaje eclesial es malo, y de hecho varios parecen buenas personas: un cura
encerrado que ayuda a presos, otros que advierten del mal... El Papa no está
metido en asuntos turbios pero no se entera de que hay una secta de
cainitas infiltrados en la Iglesia que se organizan como una anti-Iglesia: si
los curas van de negro, ellos van de blanco.
Si la Iglesia propone la humildad, ellos la soberbia. "Pedir perdón es imperdonable", dice un
cardenal de la secta cainita.
TÍTULOS
DE CRÉDITO, TROMPETAS DE SEMANA SANTA...
Los
títulos de crédito, con música de trompetas de Semana Santa, muestran la
Crucifixión de Jesús, las burlas de los soldados, la
muchedumbre sedienta de sangre. Pero sus ojos están en blanco y sus estandartes
son extraños. Jesús parece reírse como un
loco. ¿Qué sucede?
La respuesta es que se trata de la Pasión vista desde el prisma perverso
y deformado de la secta cainita que considera que el verdadero
"salvador" fue Judas, la secta que busca sus 30 monedas "de
poder". Esa secta
no se limita a conspirar: usa magia negra que funciona
de verdad. Nunca se ve que el poder de Dios funcione "de verdad", pero tampoco nadie lo niega
ni se regodea en ello. Esta serie es gamberra y algo vacua, pero no es blasfema
ni anticlerical.
Todos los
que hayan visitado el hermoso pueblo segoviano de
Pedraza reconocerán el lugar, que
es un protagonista más. Es curioso que no se ve su famoso castillo hasta
el capítulo final, cuando acoge
un lujoso contubernio. Las escenas dentro de la parroquia en realidad se
filmaron en el edificio desacralizado y museístico de la enorme capilla del castillo de Calatrava la Nueva, con su
grandioso y peculiar rosetón lobulado.
LAS
SERIES ESPAÑOLAS DE PUEBLO CON GUARDIA CIVIL Y MISTERIOS
Hay quien
señalará que esta serie se suma a otras teleseries españolas de "forasteros que llegan a pueblo español aislado con
guardia civil buena": "Hierro", "La Caza"
(Monteperdido o Tramontana), "Neboa"...
Álex de
la Iglesia explica que otra productora que tantearon
antes que HBO les quería obligar a emplazarlo todo en EEUU, y él y su equipo intentaban
hispanizarlo al máximo llevándolo a Tijuana o la frontera. Pero con la libertad
que les dio HBO lo ambientaron en un típico pueblo español, con bar
en la plaza del pueblo, cartel de helados y tapas, iglesia, castillo, casas de
piedra, hotelito rural, boda de campo... y
todo eso es la mitad de la gracia de la serie.
La otra
mitad son los homenajes a los distintos subgéneros de terror: monstruos, brujería, casa encantada, túneles, exorcismo,
abominaciones lovecraftianas desencadenadas...
"SOY
CATÓLICO, CREO EN DIOS, LA CONFESIÓN Y LOS MANDAMIENTOS"
Durante
los meses de presentación de la serie Álex de la Iglesia repitió varias veces: "“Soy profundamente católico. Creo en Dios, en la confesión y en los diez
mandamientos, por lo
que soy el director idóneo para este tema”. También comenta que en
cierta ocasión en su juventud a él y un amigo les asaltó un ataque de risa en
una gran parroquia de Bilbao y el cura los señaló y puso en evidencia ante
todos. Esa mezcla de humor absurdo ante lo sagrado, pero
sin negar lo sagrado, es como una marca de identidad para él.
En las
entrevistas ha hablado varias veces de la importancia
de la confesión, del perdón de los pecados... En la teleserie
hay dos escenas de confesionario: en una llega un monstruo y lo destroza con gente dentro.
En otra, el cura es un sectario infiltrado manipulando a un personaje que
quería empezar a mejorar cosas.
Al final,
se pierden mil oportunidades para mostrar lo sagrado positivo. Sólo queda el
joven Antonio, el tonto del pueblo, un cruce entre el loco
rural de Los Santos Inocentes de
Delibes y el de Drácula.
Antonio intenta trabajar sobre todo para el cura, aunque los poderes malignos a
veces lo manipulan y tiene intuiciones de lo que pasa. Nadie le hace mucho
caso. Sin embargo, es el único del pueblo que no será controlado ni corrompido,
mantendrá su inocencia. Es quizá la
única alusión al bien. Las
balas mojadas en agua bendita no son suficientes.
El final
tiene algunas escenas impactantes y deja varias cosas al aire, por lo que abre
la posibilidad a una segunda temporada, aunque la trama no lo exige. De hecho,
la trama no exige casi nada: el espectador sólo pide mezclar costumbrismo,
terror y humor. Álex de la Iglesia ya ha declarado que
tiene 3 temporadas escritas y
que está muy orgulloso de los giros de guion de la segunda temporada.
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