Es mejor no correr y estrellarse con un beso lleno de sensaciones para luego darse un contrasuelazo con la realidad.
Por: Silvana Ramos | Fuente: Catholic-link.com
Cuando los papás, y sobre todo los abuelos, nos
dan un consejo hay que escuchar, hay que prestar muchísima atención con lo que
están diciendo. La experiencia vale más que mil presentes. ¡Ojo!
Cuando uno está enamorado y
los sentimientos son tan potentes, muchas veces esperar parece una tarea casi
imposible. «Pero, ¿cómo me piden
esperar?», «¿nadie entiende lo que tú y yo sentimos?»… La
experiencia nos muestra las dos caras de la moneda matrimonios felices y
duraderos y matrimonios rotos. ¿En qué lado queremos estar? Para reflexionar
sobre esto, el portal soyamante.org han producido un increíble video que está
perfecto para celebrar san Valentín.
Estar enamorado es
increíble, el
mundo parece perfecto, todo es completo júbilo, pero todo esto no es lo
suficientemente grande como para casarse. Es suficiente para empezar a conocer
a alguien, para ver si detrás de todo el torbellino de sentimientos finalmente
viene una calma duradera en donde podamos vislumbrar un horizonte claro y
prometedor.
El matrimonio es algo hermoso. Difícil, como
todo lo bueno y valioso en la vida, pero cuando es real y comprometido es
absolutamente hermoso. Es mucho más que un simple sentimiento de ardor, bueno
digo simple, pero no pocas veces este sentimiento termina siendo complicado. Es
por eso que es mejor seguir el consejo, y en lugar de apurar las cosas, esperar.
Tantos poemas, tantas historias de amor, tantas… ¿tragedias?
Sí, tragedias. Porque a veces ese sentimiento ardoroso termina
quemándolo todo y dejando a su paso muertos y heridos (demos un vistazo a las
estadísticas de divorcios y entenderemos un poco la figura).
En el amor conyugal, el matrimonio es una
carrera de largo alcance: no importa quién llega primero sino quién mantiene el
ritmo y la vida durante todo el trayecto. La convivencia, lo cotidiano, el
descubrirse diferentes pero mirando hacia un el mismo lugar, el construir una
vida juntos, el armar una historia que es co-biográfica, el seguir siendo tú y
yo, pero a la vez ser también un nosotros, no sucede de la noche a la mañana.
Es mejor no correr y
estrellarse con un beso lleno de sensaciones indescriptibles para luego darse
un contrasuelazo con la realidad. Mirar
la idea de un amor dibujado en corazones de color rosa es lindo, pero nunca
suficiente para construir algo tan grandioso como es el matrimonio.
Que en estos días en que los corazones, el rosa,
los besos y los enamorados nos toman por asalto pensemos un momento qué es lo
que estamos buscando detrás de todo eso: una
sensación pasajera o una historia de amor que dure para siempre, un siempre
feliz que necesita construirse día a día.
«(…) Ciertamente es algo bello que hoy los jóvenes puedan
elegir casarse sobre la base de un amor recíproco… la libertad del vínculo
requiere una armonía consciente de la decisión, no solo un simple entendimiento
de la atracción o del sentimiento» (Papa
Francisco – 15 de mayo 2015).
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