UN DEBATE DEONTOLÓGICO: ¿PUEDE LA PROFESIÓN RENUNCIAR A DEFINIR SUS ESTÁNDARES ÉTICOS?
¿Cómo pueden los médicos renunciar a pronunciarse sobre la vida y la muerte? ¿Cómo pueden dejar a otros la regulación deontológica de su profesión, tan antigua como el juramento hipocrático? Son algunas preguntas que suscita la pretensión de «neutralidad» ante el suicidio asistido.
¿Es posible para los médicos ser neutrales sobre el suicidio médicamente
asistido? Así se lo
planteó en su momento Michael Cook, director de MercatorNet, en un artículo publicado en BioEdge:
En octubre
de 2018, la American Academy of Family
Physicians (AAFP) rompió filas con la American
Medical Association (AMA) adoptando una posición de “neutralidad
comprometida” sobre el suicidio asistido y la eutanasia.
¿QUÉ
DIANTRES ES "NEUTRALIDAD COMPROMETIDA"?
La AMA, una federación de docenas de asociaciones
médicas estadounidenses, se opone a “ayudar a morir”. Su posición oficial es
que “el suicidio médicamente asistido
es esencialmente incompatible con el papel del médico como persona
que cura, y además sería difícil o imposible de controlar y plantearía graves
riesgos sociales”.
Pero en
su congreso de delegados celebrado en Nueva Orleáns, la AAFP, la segunda mayor
organización que forma parte de la AMA, con más de 131.400 miembros, rechazó
esto. Una gran mayoría de delegados votaron que se adoptase una posición de “neutralidad comprometida” y que se rechazase el
uso de términos como “suicidio asistido” o “suicidio médicamente asistido”.
“A través de nuestra continua y presente relación con nuestros
pacientes, los médicos de cabecera tenemos una buena posición para asesorar a
los pacientes sobre los cuidados terminales, y nos comprometemos a suscitar
cambios en el mejor interés de nuestros pacientes”, dijo el presidente de la AAFP, Michael Munger,
médico de Kansas.
La neutralidad,
como saben bien los historiadores, es un concepto confuso. Costa Rica es
neutral y no tiene ejército. Moldavia es neutral y alberga al 14º Ejército
ruso.
ASÍ QUE ¿QUÉ DIANTRES
ES “NEUTRALIDAD COMPROMETIDA”?
Según los
bioeticistas John Frye y Stuart Youngner, de la Case Western Reserve University, la “neutralidad comprometida” es una política que anima al médico a minimizar los males del suicidio médicamente asistido, y por tanto va más allá de un mero respaldo
a los cuidados paliativos. Permite a los médicos estudiar potenciales problemas
y mejorar las políticas existentes. Por ejemplo, “la
Royal Dutch Medical Society forma a los médicos de cabecera, promueve una
revisión a fondo de cada caso y publica directrices clínicas para los
profesionales que incluyen ejemplos de casos discutibles y cómo responder a
ellos”.
En otras
palabras, la “neutralidad comprometida” es
el equivalente médico de la neutralidad política moldava: no es en absoluto neutralidad.
CINCO
RAZONES CONTRA LA NEUTRALIDAD
De hecho,
es imposible ser neutral en torno al suicidio médicamente asistido, como
numerosos médicos y eticistas de relieve, entre ellos Daniel Sulmasy y la
baronesa Ilora Finlay, sostuvieron este año en el Journal of General Internal Medicine.
OFRECIERON
VARIAS RAZONES POR LAS QUE HABRÍA QUE OPONERSE A ESA NEUTRALIDAD.
En
primer lugar, la idea
una neutralidad compatible con diferentes opiniones o incertidumbres podría ser
razonable si se tratase solamente de un asunto interno. Pero el pronunciamiento
de una organización profesional –en particular si cuenta con más de 131.400 miembros
como la AAFP– tiene consecuencias políticas y sociales que se reflejan mucho
más allá de un congreso de delegados: “La neutralidad
no es neutral. Pasar de la oposición a la neutralidad supone un cambio
sustantivo en un posicionamiento
profesional, ético y político, al declarar que una política ya no es moralmente
inaceptable; el efecto político es darle luz verde. Como es lógico, la
neutralidad supone: ‘No nos oponemos’. Cuando la California Medical Society
pasó a ser neutral sobre el suicidio médicamente asistido, los periódicos
informaron correctamente de que ‘los médicos californianos abandonan su
oposición a la Ley de Muerte Asistida’”.
En
segundo lugar, los
médicos no pueden ser neutrales sobre asuntos de la vida y de la muerte. Es el
corazón mismo de su profesión. Tienen que posicionarse: “Las profesiones tienen una responsabilidad ética positiva de asumir
posicionamientos públicos en asuntos esenciales para el sentido de su trabajo.
Según esto, la neutralidad sobre el suicidio médicamente asistido parece una
abdicación de la responsabilidad profesional. Cada profesión tiene el deber
de definir los parámetros éticos de su práctica en la esfera
pública, sujeta a los límites políticos precisos para sostener y promover el
bien común”.
En
tercer lugar,
las asociaciones médicas pueden
mantener su rechazo aunque en algunas jurisdicciones (como California, Oregón,
Washington, Hawai, Montana, Vermont, Colorado y el Distrito de Columbia) los
facultativos puedan realizar legalmente suicidios médicamente asistidos. El
hecho es que muy pocos médicos participan en suicidios
médicamente asistidos: ¿por qué tendrían que forzar a su asociación profesional
a hacerse “neutral”? Los autores
señalan que en 30 estados los médicos pueden intervenir en la aplicación de la pena
de muerte. El código ético de la AMA prohíbe
toda implicación en la pena de muerte, pero hay doctores que ignoran sistemáticamente
esta prohibición. Sin
embargo, advierten los autores, “este hecho no
afecta a la oposición ética que adopta la profesión, ni tampoco las
organizaciones médicas se han sentido impulsadas a dar instrucciones sobre cómo
ejecutar bien a los reos para uso de los pocos miembros que lo hacen”.
En
cuarto lugar, la discrepancia entre miembros
no obliga a adoptar una posición de neutralidad. En la
Medicina tienen lugar encarnizados debate en los que algunos médicos rechazan
activamente la postura de sus asociaciones. Sin embargo, nadie pide a la AMA que adopte una posición de “neutralidad comprometida” sobre las mamografías.
Finalmente, la apelación a la neutralidad mina el especial
papel del médico como profesional: “Parte de la
idea de la profesión es que debe definir su ética independientemente del
estado, del mercado y de los vaivenes de la opinión popular. Adoptar
una posición de neutralidad implica que la medicina organizada está evitando
asumir la responsabilidad de definir sus propios principios éticos
fundamentales”.
ROMPER
LAS DEFENSAS ADVERSARIAS
Los
autores destacan la incoherencia de decirles a los médicos que sean neutrales
sobre el suicidio médicamente asistido, y sin embargo exigirles que
sean sus guardianes en un sistema
legalizado. ¿Por qué seles necesita, entonces?
En
realidad, la apelación a la “neutralidad”, y
mucho menos a la “neutralidad comprometida”,
es solo una forma inteligente de abrir brecha en
las defensas de quienes se oponen al suicidio asistido y a la eutanasia.
En el
periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial, Dinamarca, Noruega, Bélgica,
Holanda, Luxemburgo, Lituania, Letonia y Estonia eran todas neutrales. Luego,
de golpe, dejaron de serlo.
Pulicado en ReL el 2 de noviembre de 2018.
Traducción de Carmelo López-Arias.
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