Si fueras la única persona creada en todo el
universo, Jesús tendría que derramar hasta la última gota de su Sangre
Preciosísima para salvar tu alma inmortal. ¡Cuán preciosa y valiosa en verdad
es tu alma ante los ojos de Dios Todopoderoso!
Por: Fr. Ed Broom | Fuente: catholicexchange.com
Santo Tomas de Aquino
afirma que todo el mundo creado no iguala el valor de una sola alma inmortal,
así de valioso eres para Dios
Todo el dinero, posesiones, casas, montañas, océanos,
animales, toda la creación en sí tiene mucho menos valor que tu alma inmortal.
Tu alma inmortal tiene un valor infinito. Nadie en el mundo
puede sondear plenamente las profundidades del valor de una sola alma inmortal.
¿Cómo sabemos esto? Jesús nos explica esto con mucha claridad: “¿De qué le servirá al
hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a
cambio de su alma inmortal?” (Marcos 8,36)
San Ignacio de Loyola lanzó ese pasaje bíblico como una
flecha de fuego al joven, orgulloso y autosuficiente Francisco Javier,
desafiando el futuro patrono de las misiones para hacer los Ejercicios
Espirituales. Xavier hizo los Ejercicios Espirituales que transformaron su
vida.
Sin embargo, fue esa ardiente y penetrante flecha de la boca
y Sagrado Corazón del Señor Jesús, que rompió la resistencia de Xavier- "¿De qué aprovechará
al hombre si gana todo el mundo, y pierde su alma en el proceso?"
El Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino, reitera el mismo
mensaje. Aquino afirma que todo en el mundo creado no
iguala a una sola alma inmortal.
Por un momento, entra en la contemplación natural, en la
belleza de la naturaleza. Los hermosos cielos azules, las nubes color blanco
puro, las hojas multicolores que florecen en otoño, las montañas cubiertas de
nieve blanca, el brillante y luminoso arco iris que cruza el horizonte, olas
poderosas y eternas estrellándose contra la costa, el águila majestuosa volando
en las alturas, y el cielo pintado con una multitud de luces chispeantes. Todas
estas bellezas y fenómenos naturales son un mero atisbo de la majestuosa
belleza y grandeza de un alma inmortal. Un alma inmortal trasciende en grandeza
a cualquier belleza natural que a simple vista se puede contemplar. Por esa
razón, una vez a Santa Catalina de Siena le fue concedida una visión de un alma
en estado de gracia y ella cayó de rodillas en éxtasis, aturdida por su belleza
deslumbrante.
Otra prueba de gran alcance para comprender el valor infinito
de un alma inmortal es el celo apostólico que motivó a los santos en su
trabajo, sacrificios, sufrimientos y su muerte. Los siguientes son algunos
ejemplos de los santos y su hambre insaciable por la salvación de las almas que
se encontraban extraviadas.
EL
CURA DE ARS:
¿Por qué el Cura de Ars (San Juan María Vianney) pasaba de 13
a 18 horas en el confesionario día y la noche, en el frío del invierno y la
humedad y calor abrasador del verano, confesando a los pecadores? ¿Por qué?
¿Por qué? ¿Por qué?
Por una simple razón: ¡el amor a Dios y el amor por lo que Dios más ama, la
salvación de las almas inmortales! ¿Por qué iba a comer dos o tres papas al
día, dormir tres horas batallando constantemente con el diablo en las noches y
llorar lágrimas copiosas? Una sencilla razón: el amor a Dios y el amor por las almas
inmortales. El patrón de los párrocos conocía profundamente el valor de un alma
reconciliada con Dios por medio de la Sangre de Cristo aplicada cada absolución.
SAN
PIO DE PIETRELCINA
Una vez más, explícame por qué San Padre Pío de Pietrelcina,
de buena gana aceptó los estigmas en 1918, mientras que estaba absorto en la
oración. Sus manos y pies fueron perforados como los de su Amado y crucificado
Señor y Salvador. El costado del Padre Pío fue traspasado, como lo fue el de
Jesús traspasado el Viernes Santo por la lanza, del cual brotaron sangre y
agua. Jesús prometió a este santo moderno que iba a tener esto estigmas durante
cincuenta largos años y luego, al final de su vida desaparecerían. ¿Por qué el Padre Pío
aceptó este dolor insoportable de los estigmas? Una vez se le preguntaron
si le dolía, el santo respondió secamente que no eran decorativos. Padre Pío
sufrió los estigmas imitando a su amado Salvador, al Señor Crucificado, pero
también en reparación por los pecados y por la conversión de los pecadores. En
otras palabras, San Pío ofreció de buena gana este sufrimiento por la salvación
de las almas inmortales. ¡Él pagó un alto precio!
LOS
TRES PASTORCITOS DE FÁTIMA
Más aún ¿por qué los tres pequeños pastores niños de Fátima (Lucía,
Francisco y Jacinta) voluntariamente aceptaron sacrificios constantes que
conllevaban un gran sufrimiento, a pesar de que no eran más que niños? ¿Por
qué? ¿Por qué? ¿Por qué? La respuesta es la misma: su amor por el Sagrado Corazón de
Jesús y por el Doloroso e Inmaculado Corazón de María y por amor a lo que Jesús
y María más quieren en este mundo: las almas inmortales. La lista de los
sacrificios a los que estos niños se sometieron a tan temprana edad hace
tambalear la imaginación y muestra el poder del Espíritu Santo en la vida de
las almas generosas.
Vamos a considerar simplemente los sacrificios de Jacinta
Marto, la más joven de los tres videntes de Fátima. Lo que transformó
radicalmente a los 3 niños, pero especialmente a Jacinta, fue la visión gráfica
del Infierno, que recibieron el 13 de julio de 1917. Al ver las almas lanzadas
a él sin ningún tipo de equilibrio, como las olas en el mar, al oír sus gritos
desesperados que nunca serían aliviados, al ver horrible animales traspasando
las almas (los demonios) causándoles un tormento eterno, provocó en la pequeña
Jacinta una profunda conversión del corazón y de la vida. La pequeña Jacinta,
pequeña de estatura pero gigante en el amor por las almas, estaba dispuesta a ofrecer todo lo que tenía para la salvación de las almas
inmortales.
Una vez, en un día de verano abrasador, los tres de los niños
estaban muriendo de sed, y Lucía fue a buscar agua con una jarra de un vecino.
Pero tanto Jacinta como Francisco imploraron a Lucía verter el agua en el suelo
para que pudieran sufrir la sed ¿Por qué? Una vez más, para ofrecerla por la salvación de las almas
inmortales. Debido a esta extraordinaria generosidad y el amor de Jacinta,
cuando el Beato Papa Juan Pablo II beatificó a la niña la llamó un "una pequeña alma
víctima”.
En el Diario de la Divina Misericordia, Jesús reveló a Santa
María Faustina Kowalska su amor por las almas. Sin embargo, Jesús señaló que el
amor por la salvación de las almas se mide por la voluntad de sufrir por estas
almas. Cuanto más se ama más se
está dispuesto a sufrir por los que ama.
TU
VALES LA SANGRE DE JESÚS.
Por último, la Palabra de Dios nos enseña más
conmovedoramente el valor de las almas, relacionándolo con la Preciosa Sangre
que Jesús derramó por todos y cada uno de nosotros individualmente en el
Calvario ese primer Viernes Santo.
“Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta
heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto” (1 Pedro 1, 17-19).
En resumen, tu alma individual fue salvada por la Sangre
Preciosa que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo derramó por nosotros en el
Calvario ese primer Viernes Santo. De hecho si fueras la única persona creada en todo el universo, Jesús
tendría que derramar hasta la última gota de su Sangre Preciosísima para salvar
tu alma inmortal. ¡Cuán preciosa y valiosa
en verdad es tu alma ante los ojos de Dios Todopoderoso!
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