miércoles, 20 de noviembre de 2019

HOMBRE RELATA EN LIBRO CÓMO FUE VIVIR CON DEMONIOS HASTA QUE LLEGÓ SU LIBERACIÓN


Michael Chiron presentó su libro J’étais Possédé (“Fui poseído”), donde revela su testimonio, luego de ser poseído por una cohorte de demonios durante una sesión espiritista y ser salvado por su regreso a la fe. 
El libro, presentado por el P. Jean-Baptiste Golfier, un destacado experto en el campo del exorcismo y la posesión demoníaca, ofrece también una advertencia contra los efectos nocivos y desconocidos de las prácticas ocultas, cada vez más populares en la sociedad occidental.
En una entrevista para National Catholic Register, Michael comenta que en la década de 1980, cuando era profesor en un instituto para discapacitados mentales en el centro de Francia, el aburrimiento y una decepción amorosa lo llevaron a participar en sesiones espiritistas con algunos colegas.
Una década más tarde, en 1993, luego de haberse divorciado, sintiéndose solo y esperando comenzar de nuevo, Michael decide recurrir nuevamente a los mismos espíritus, está vez solo, en busca de respuestas con respecto a su vida amorosa.
Luego de intentar por diez días sin tener respuestas interesantes, las letras del juego Scrabble, que junto con un péndulo utilizaba para intentar comunicarse con “el más allá”, respondieron: “Ahora, ya no necesitamos más el péndulo. Hablaremos directamente contigo, desde adentro tuyo”.
“Inmediatamente escuché voces extrañas provenientes de mi cabeza, de mi pecho y garganta. Querían mostrarme que podían controlarme totalmente”, dijo Michael. Él no sabe cuántos demonios lo poseyeron, pero asegura que no eran pocos. Ellos decían haber “sido enviados por su ‘rey’ y se describían como parte del ‘primer reino’”.
“Les hice muchas preguntas, especialmente cómo se formaron”, señala Michael. A lo que respondieron que estaban hechos de “iones, de partículas”. “También me contaron cosas sobre mi vida y mi infancia, cosas que olvidé por completo. Tenían acceso completo a mi cerebro y memoria”, relató.
Michael asegura que estas voces no eran causadas por alucinaciones, sino que eran parte del ataque de los demonios. Él las describe como claras, pero carentes de sentido del humor, eran “como maestros estrictos, porque afirmaban tener conocimiento y hablaban con autoridad”.
Ellos planeaban transformarlo, otorgándole “aptitudes”. “Dijeron que había sido elegido para eso” y que “tales aptitudes estaban destinadas a ayudarme a atraer a más personas a su rey”.
A pesar de que era capaz de trabajar, los demonios atormentaban a Michael cuando estaba solo, haciéndolo sufrir por nueve meses.
Él comenta que “un día, mientras estaba comiendo, mi paladar comenzó a sangrar. No podía comer, era tan doloroso y no podía comer nada duro. Durante aproximadamente una semana, no pude comer nada más que alimentos blandos”.
“Algunas noches me despertaba con terribles dolores de espalda: ardía mucho. Dijeron que estas pruebas estaban destinadas a purificarme y fortalecerme”, añadió. “Incluso intentaron hacerme creer que me volvería inmortal. Un día, me dijeron que pusiera mis dedos en mis huesos faciales, y de repente, mis huesos se volvieron suaves, especialmente mi barbilla. Fue increíblemente aterrador. A la mañana siguiente, todo volvió a la normalidad”.
Estos demonios le decían que debía olvidar a Jesús, que la humanidad ya no lo necesitaba, lo ponían “en la misma canasta que Buda o Alá, diciendo que solo eran parte de la historia”. Sin embargo, estaban demasiado asustados de “La mujer”, manera en que ellos se referían a la Virgen María.
En su libro, Michael asegura que “el hecho de que no me suicidé durante esta pesadilla fue fruto de mi propia voluntad, ya que los demonios querían que lo hiciera en algún momento”.
Señala que a pesar de que su cuerpo era prisionero durante la posesión, sus pensamientos eran libres, aunque pudieran ser manipulados.
Ellos “no podían poseer mi alma. Obviamente, se les impusieron algunos límites, pero no sabía de dónde venía esa protección. Más tarde, después de mi conversión, entendí que fueron la Virgen María y mi madre, quien murió años antes de este ataque demoníaco”, añadió.
Michael decidió buscar ayuda cuando una noche, en la víspera de Año Nuevo, tomó desesperado una “botella de alcohol quirúrgico y abrí el gas en mi cocina”. “Rápidamente tuve una especie de sacudida. Dije: ‘No, no quieres morir. Tienes hijos y debes resistirte’”. Decidió ver a un médico para pedir un paro laboral y a un sacerdote.
“El hecho más increíble es que los demonios escucharon mis pensamientos y de repente me dijeron que me habían mentido y que Dios existía”, señaló. “Fue un shock. Entonces, pensé que si Dios existía, entonces las entidades dentro de mí necesariamente pertenecían al demonio”, recordó.
Michael empezó a rezar, entonces las voces callaron, “era como agua corriente. Tuve una especie de efusión del espíritu, gracias al Espíritu Santo”.
Al día siguiente, se contactó con un exorcista de su diócesis en Loir-et-Cher (Francia), el P. André Farcet. 
Durante el exorcismo, los demonios repetían que la culpa la tenía “La mujer”. “Tenían miedo de ella, así como del “caldero”. Encontré esta palabra muy divertida; no mencionaron el infierno, pero [lo llamaron] el caldero”, comentó Michael. “Los demonios tomaron el poder sobre mí, pero la situación cambió, y finalmente tomé el poder sobre ellos”.
Sin embargo, el exorcismo solo eliminó a los demonios más poderosos, pero algunos de los otros permanecieron dentro de él. No fue hasta su visita a Lourdes, unos años más tarde, donde quedó totalmente libre. “Sentí profundamente que María, mi Madre en el cielo, me estaba dando la bienvenida con los brazos abiertos”.
Actualmente Michael lleva una vida de profunda oración, “me levanto todas las mañanas a las 4:30 a.m. y comienzo a rezar a los santos con los que estoy cerca. Comienzo con el Espíritu Santo y continúo con la Virgen María, luego con San José, San Padre Pío y San Miguel Arcángel. También me siento muy cerca de Santa Margarita María y San André de Montreal” señala.
“Me siento completamente protegido y no podría estar más feliz”, concluyó.
Redacción ACI Prensa

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