No es común que un
caso de esoterismo se cuele en una sala de vistas de los juzgados de Granada.
Probablemente, porque quien cree en lo que está oculto a los sentidos es
consciente de que se trata de un servicio sin garantía. En esta ciudad del sur
de España, un juez acaba de absolver a un vidente africano de la denuncia
que formuló contra él una cliente insatisfecha con los resultados de sus
rituales. Lo cuenta Yenalia Huertas en el diario Ideal.
El médium, de origen africano,
estaba acusado de estafar un total de 2.640 euros a esta
mujer, que quería recuperar el amor a través de la magia. Aunque sus iniciales son K.M., el africano se
anunciaba con un nombre profesional a través de octavillas. Una de ellas llegó
a manos de la granadina, que decidió marcar su número de teléfono en 2015 «con el deseo de retomar una anterior relación
sentimental».
Ideal ha tenido acceso a la
sentencia, que ha sido dictada por el Juzgado de lo Penal 3 y puede ser
recurrida. En ella, se descarta el delito de estafa por el que estaba acusado K.M. al no apreciar que
la mujer fuese víctima de un «engaño bastante».
INGRESOS CONSTANTES DE DINERO
El hombre se enfrentaba a
un año y 9 meses de prisión, si
bien la fiscalía había solicitado la sustitución de la pena por la expulsión
del territorio nacional. Además, el ministerio público pedía que indemnizase a
la supuesta víctima con las cantidades que se le fueron solicitando por los
servicios del vidente. Por su parte, la defensa del africano, que ha estado
representado por el abogado Javier Infante, solicitaba su libre absolución.
La resolución considera probado que la granadina llamó hace tres años al
teléfono que figuraba en un papel que le entregaron en la calle, pues quería
volver con su ex pareja. A través de aquel número contactó con el acusado, así
como con otra persona que se identificó como su hermano.
A cambio de los «conjuros», el
africano, nacido en Gambia, solicitó a la mujer diversas
cantidades de dinero que ésta entregó mediante ingresos bancarios,
los cuales efectuó en una cuenta de La Caixa entre el 4 y el 21 de agosto de
2015. El día 4 ingresó 270 euros y el día 13 un total de 770. El día 17,
ingresó 600 euros y el 18 otros 400. El 19, pagó 300, mientras que el día 20
hizo dos ingresos: uno de 80 y otro de 90. El último ingreso consta el 21 de
agosto y ascendió a 130 euros.
SIGUIÓ PAGANDO DESPUÉS DE DENUNCIAR
El juez acepta como hecho
probado que la mujer hizo esos pagos en una cuenta de la que es titular el
acusado –los extractos bancarios así lo reflejan–, «sin
embargo, no puede considerarse que los mismos puedan subsumirse en el imputado
delito de estafa», concluye, pues la
mujer siguió haciendo ingresos después de formular denuncia. Si uno se siente
víctima y decide que intervenga la justicia no es lógico seguir sometiéndose al
engaño.
Fue cuatro o cinco meses antes
de los hechos cuando esta granadina rompió la relación que durante unos cinco
años había mantenido con una persona. La ruptura se produjo «a su pesar»,
pues «seguía enamorada». Por eso recurrió a los servicios de aquel
vidente. Ambos mantuvieron contactos «tanto
presenciales como telefónicos» y la magia usada, según detalla la
resolución, fueron conjuros y
sacrificios de animales, «en general servicios paranormales propios de videntes».
En sus razonamientos, el juez
recuerda que otros jueces ha considerado en otros casos que no existe estafa cuando la supuesta víctima acude a médiums,
magos, poseedores de poderes ocultos, echadoras de cartas o de buenaventura o
falsos adivinos, «cuyas actividades no puedan
considerarse como generadoras de un
engaño socialmente admisible que origine o sean la base para una
respuesta penal».
MAGIA Y DERECHO PENAL
«La confianza en la magia no puede recabar la
protección del derecho penal», advierte el juez, para quien la mujer podía estar atravesando un mal
momento amoroso, pero «no
se constata» que se encontrase en una situación especial
de vulnerabilidad, «como pudiera ser su
falta de formación, su incultura o déficits intelectuales».
A su juicio es además «difícilmente entendible» el hecho de que ya habiendo puesto la denuncia
contra el vidente –denunció el 23 de agosto ante la Guardia Civil de La Zubia–
siguiera ingresando cantidades de dinero en la cuenta del vidente. Llegó a
realizar otros tres ingresos de 100, 100 y 15 euros entre los días 24 y 28 de
ese mismo mes.
«Por
tanto
–establece–,
si efectuó ingresos al acusado después de
formular la denuncia donde venía a decir que ya estaba desengañada, no cabe
concluir que las disposiciones dinerarias hechas (…) se debieran a un error
provocado por haber sido engañada».
Secretaría RIES
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