Es necesario revisar cómo estamos viviendo los valores para alcanzar nuestras metas.
Ahora que
hemos trazado nuestro Plan Maestro como la estrategia para adquirir y vivir los
valores de forma continua, es muy importante no dejarnos vencer por las
dificultades que se nos presenten.
El camino
que hemos emprendido, es en cierta forma “cuesta
arriba”; si las metas que nos propusimos para comenzar son relativamente
sencillas, todavía existe un “enemigo” al
cual debemos vencer: nosotros mismos.
Es muy
fácil sentirnos motivados a alcanzar nuestras metas, sobre todo si las cosas
salen bien; pero conforme pasa el tiempo, ese ánimo corre el riesgo de decaer
por el natural cansancio, la rutina diaria de nuestro trabajo, las obligaciones
cotidianas en casa o la escuela, el excedernos en la diversión…; en esos
momentos, cuando “el ímpetu” comienza a
desfallecer, necesitamos nuevos bríos para seguir luchando.
El recobrar
ánimo no debe identificarse con el sentirnos bien, a gusto, cómodos y “con ganas” de continuar, de ahí la importancia de
saber cómo va nuestra vida. Comparemos nuestro Examen Diario de los valores con
la labor de un comerciante: este último revisa diariamente cuanto vendió, la
ganancia o pérdida que obtuvo, los productos que más se vendieron y cuales le
hicieron falta, con esos datos está en condiciones de establecer la estrategia
del día siguiente, y así, impedir que su negocio vaya a la ruina.
Por eso
es de vital importancia hacer el Examen Diario de cómo estamos viviendo los
valores y si estamos cumpliendo con nuestras metas.
Para
hacer nuestro examen, daremos los siguientes pasos:
1.-
Establece 10 minutos diarios para
reflexionar. Cualquier hora es buena, siempre y cuando tengas tiempo de hacerlo
con calma. De otra manera, por la prisa o el cansancio perdemos de vista los
detalles importantes.
2.-
En una hoja de cuadrícula
dibujarás una tabla con filas y columnas. Del lado izquierdo y en la primera
columna, escribe la lista con las metas que propusiste en el Plan Maestro; en
la parte superior de las siguientes columnas escribirás los días con su fecha
3.-
En la parte inferior y después de
la tabla, dibujarás tres columnas para escribir el resultado de tu examen (no
olvides escribir la fecha), cada una tendrá los siguientes encabezados:
a) Lo que
hice bien
b) Lo que
hice mal y por qué
c) Lo que
haré mañana
4.-
Reflexionar y analizar cada una
de las Metas. (Recordaremos algunos ejemplos vistos en el Plan Maestro):
– ¿Lo cumplí sí o no?
Sí;
apunté todos mis pendientes.
(En el
cuadro correspondiente al día, marcamos de alguna manera su cumplimiento (“/”)
o incumplimiento (“X”), por ejemplo).
– ¿Qué hice bien?
Tuve mi
agenda sobre el escritorio todo el tiempo y así no olvidé escribir.
– ¿Qué hice mal? ¿Por qué?
Estregué
un trabajo fuera de tiempo, porque olvidé escribir la fecha en la que debía
estar terminado.
– Lo que haré mañana.
Marcaré
un espacio en la agenda para indicar la fecha (o la hora) en la que debo
terminar cada tarea.
** Esto
último puede convertirse en un medio para cumplir la Meta diaria y motivo de
revisión.
Meta
2: Una vez por semana llamaré a un
amigo para saludarlo.
– ¿Lo cumplí si o no?
Si; es
media semana y pude platicar con Juan (tenía 2 meses sin saludarlo).
(Marcamos
en el cuadro correspondiente).
– ¿Qué hice bien?
Escogí el
mejor momento para la llamada, no tuve prisa y pude conversar tranquilamente.
– ¿Qué hice mal? ¿Por qué?
Todo salió
bien, como estaba planeado…
– Lo que haré la próxima semana.
Conseguiré
el número telefónico de Luis y buscaré el momento más oportuno.
Este
mismo análisis lo haremos siempre, con todas nuestras metas.
Recordemos:
“A mayor constancia, mayores resultados”.
Con
todo lo anterior, podemos considerar que:
– Siempre
habrá obstáculos.
– Al
identificarlos rápidamente, estamos en condiciones de establecer las
estrategias que nos ayudarán a superarlos concretando propósitos inmediatos, y
de esta manera, alcanzar nuestros objetivos.
– Ver
nuestros logros en la tabla de registro, es la mejor motivación.
– Tenemos
más disposición para continuar cuando las cosas salen bien.
El vivir
los valores y por consiguiente superarnos como personas, es un esfuerzo que
vale la pena; no podemos renunciar a mejorar, si ya llegaste a este punto:
¡Adelante!, tu esfuerzo está dando frutos.
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