La vida sobrenatural de la
Iglesia se estructura en base a 7 sacramentos de orden sobrenatural.
Los que nos ha dejado Nuestro
Señor Jesucristo a través de las Escrituras.
La definición tradicional de
un sacramento es la siguiente: “Un sacramento es un signo visible,
instituido por Cristo, para dar la gracia.”
Dentro de esta definición hay tres puntos importantes:
Un
signo visible:
Una acción es realizada por un ministro (por lo general un cura).
Por ejemplo cuando un bebé es bautizado en la
iglesia el sacerdote derrama agua sobre su cabeza y, al mismo tiempo dice las
palabras “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo”. Eso es un signo visible.
Instituido
por Cristo:
El Señor Jesucristo dio instrucciones a su iglesia para ofrecer los siete
Sacramentos a sus seguidores.
Por ejemplo, su directiva a Sus discípulos en el
Evangelio de Mateo (28/19), “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Para
dar gracia:
La gracia es un don gratuito de Dios de Sí mismo para darnos poder y control en
nuestra vida y en las decisiones que tomamos una vez que nos hemos comprometido
a él con fe.
Esta es una forma de informar
a los católicos a tener en cuenta a la hora de explicarlos a evangélicos y
protestantes.
BAUTISMO
Nos
da el nacimiento a la vida divina: nos hace herederos del cielo
Para los católicos, el sacramento del bautismo es el primer paso en un viaje de por vida de
compromiso y discipulado.
Si somos bautizados como infantes o adultos, el
bautismo es la forma de celebrar y promulgar el abrazo de Dios por intermedio
de la Iglesia.
El
fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
El perdón
del pecado original y de todos los pecados personales.
El
nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo
del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.
La incorporación
a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y la participación del sacerdocio de
Cristo.
Los pasajes bíblicos que
aluden al bautismo son:
Mt.
28, 19
“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,”
“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,”
Mc.
16, 16
“El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.”
“El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.”
Jn.
3, 5
“Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.»”
“Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.»”
Hch.
2, 38
“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;»”
“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;»”
Hch.
16, 15
“Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: «Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa.» Y nos obligó a ir.”
“Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: «Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa.» Y nos obligó a ir.”
Hch.
16, 33
“En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos.”
“En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos.”
Hch.
22, 16
“Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.”
“Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.”
Rom.
5, 3-4
“¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?”
“¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?”
1
Cor. 1, 13-16
“¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
“¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a
ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que habéis
sido bautizados en mi nombre.
¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de
Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.”
1
Cor. 6, 11
“Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.”
“Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.”
Col.
2, 12
“Sepultados con Él en el bautismo, con Él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos.”
“Sepultados con Él en el bautismo, con Él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos.”
Tit.
3, 5
“Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo,”
“Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo,”
1
Pe 3, 21
“a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,”
“a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,”
CONFIRMACIÓN
Fortalece y acrecienta la vida divina: nos convierte en soldados de Cristo
La Confirmación es un sacramento católico del compromiso cristiano maduro y una
profundización de los regalos del bautismo.
Es uno de los tres sacramentos de iniciación para
los católicos. Con mayor frecuencia se asocia con los dones del Espíritu
Santo.
La
Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para:
– Enraizarnos más profundamente en la filiación divina.
– Incorporarnos
más firmemente a Cristo.
– Hacer más
sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociándonos todavía más a su
misión.
– Ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las
obras.
Los pasajes bíblicos que
aluden a la confirmación son:
Sab.
9, 17
“Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu santo?”
“Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu santo?”
Hch.
8, 14-17
“Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
“Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
Estos bajaron y oraron por ellos para que
recibieran el Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de
ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces
les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.”
Hch.
13, 2-3
“Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.»
“Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.»
Entonces, después de haber ayunado y orado, les
impusieron las manos y les enviaron.”
Hch.
19, 1-6
“Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?»
“Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?»
Ellos contestaron: «Pero si nosotros no hemos oído
decir siquiera que exista el Espíritu Santo.» Él replicó: «¿Pues qué bautismo
habéis recibido?». «El bautismo de Juan», respondieron.
Pablo añadió: «Juan bautizó con un bautismo de
conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de
él, o sea en Jesús.» Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús.
Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre
ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.”
2
Cor. 1, 21-22
“Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones.”
“Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones.”
Ef.
1, 13
“En Él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,”
“En Él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,”
Heb.
6, 1-2
“Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo, elevémonos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.”
“Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo, elevémonos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.”
EUCARISTÍA
Alimenta
la vida divina.
La
Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada
por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente
por la acción litúrgica.
Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo.
Bajo las especies consagradas del pan y del vino,
Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y
substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad.
Los
católicos creen que la Eucaristía o Comunión, es a la vez un sacrificio y una
comida.
Creemos en la presencia real de Jesús, que murió
por nuestros pecados.
A medida que recibamos Cuerpo y la Sangre de
Cristo, también somos alimentados espiritualmente y y nos aproximamos a Dios.
La
Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo:
– Acrecienta
la unión del comulgante con el Señor.
– Le perdona
los pecados veniales y lo preserva de pecados graves.
– Puesto que los lazos de caridad entre el
comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo
místico de Cristo.
Los pasajes bíblicos que
aluden a la eucaristía son:
Mt.
26, 26-28
“Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
“Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio
diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es
derramada por muchos para perdón de los pecados.»”
Mc.
14, 22-24
“Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»
“Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la
dio, y bebieron todos de ella.
Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que
es derramada por muchos.»”
Lc.
22, 19-20
“Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
“Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
De igual modo, después de cenar, tomó la copa,
diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por
vosotros.»”
Jn.
6, 30-35
“Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
“Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto,
según está escrito: «Pan del cielo les dio a comer.»
Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo:
No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero
pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al
mundo.»
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese
pan.» Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá
hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.»”
Jn.
6, 48-58
“«Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
“«Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come
de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por
la vida del mundo.»
Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne?»
Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si
no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre
verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en
mí, y yo en él.
Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo
vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que
comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»”
1
Cor. 10, 16
“La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo?
“La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo?
Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo
de Cristo?
Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo
cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.”
1
Cor. 11, 23-29
“Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
“Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
Asimismo también la copa después de cenar diciendo:
«Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre.
Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo
mío.»
Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta
copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.
Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del
Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y
beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su
propio castigo.”
RECONCILIACIÓN O PENITENCIA O
CONFESIÓN
Nos
devuelve la vida divina perdida por el pecado.
El Sacramento de la Reconciliación Católica
(también conocida de Penitencia o Confesión) tiene tres elementos: la conversión, la confesión y la celebración.
En ella encontramos el perdón incondicional de
Dios; como resultado, estamos llamados a perdonar a los demás.
La confesión individual e íntegra de los pecados
graves seguida de la absolución es el único
medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
Los efectos espirituales de este sacramento son:
– La reconciliación
con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
– La reconciliación
con la Iglesia;
– La remisión
de la pena eterna contraída por los pecados mortales;
– La remisión,
al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
– La paz y
la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual
– El acrecentamiento
de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.
Los pasajes bíblicos que
aluden a la confesión son:
Mt.
16, 19
“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los Cielos.”
“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los Cielos.”
Mt.
18, 18
“Yo os aseguro: todo lo que atéis en la Tierra quedará atado en el Cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el Cielo.”
“Yo os aseguro: todo lo que atéis en la Tierra quedará atado en el Cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el Cielo.”
Lc.
15, 18-19
“Me levantaré, iré a mi padre y le diré: «Padre, pequé contra el Cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.»”
“Me levantaré, iré a mi padre y le diré: «Padre, pequé contra el Cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.»”
Jn.
20, 21-23
“Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»
“Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid
el Espíritu Santo.
A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengais, les quedan retenidos.»”
Hch.
19, 18
“Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas.”
“Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas.”
1
Cor. 5, 3-5
“Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.”
“Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.”
2
Cor. 2, 6-11
“Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo que es mejor, por el contrario, que le perdonéis y le animéis no sea que se vea ése hundido en una excesiva tristeza.
“Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo que es mejor, por el contrario, que le perdonéis y le animéis no sea que se vea ése hundido en una excesiva tristeza.
Os suplico, pues, que reavivéis la caridad para con
él. Pues también os escribí con la intención de probaros y ver si vuestra
obediencia era perfecta.
Y a quien vosotros perdonéis, también yo le
perdono.
Pues lo que yo perdoné -si algo he perdonado- fue
por vosotros en presencia de Cristo, para que no seamos engañados por Satanás,
pues no ignoramos sus propósitos.”
2
Cor. 5, 18-20
“Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
“Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo
consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo
en nosotros la palabra de la reconciliación.
Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios
exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos:
¡reconciliaos con Dios!”
Sgo.
5, 16
“Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder.”
“Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder.”
1
Jn. 1, 8-9
“Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.”
“Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.”
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
Mantiene
la vida divina en los sufrimientos de la enfermedad grave o la vejez.
El Sacramento Católico de unción de los enfermos,
antes conocida como extremaunción, es un ritual de curación apropiado no sólo física, sino también para
el caso de enfermedad mental y espiritual.
La gracia
especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
– La unión
del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;
– El consuelo,
la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la
enfermedad o de la vejez;
– El perdón
de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de
la Penitencia;
– El restablecimiento
de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;
– La
preparación para el paso a la vida eterna.
Los pasajes bíblicos que
aluden a la unción de los enfermos son:
Mc.
6, 5
“Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.”
“Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.”
Mc.
6, 12-13
“Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.”
“Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.”
Lc.
13, 12-13
“Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.”
“Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.”
Hch.
9, 17-18
“Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
“Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas,
y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.”
1
Cor. 12, 9
“a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu;”
“a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu;”
1
Cor. 12, 30
“¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?”
“¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?”
Sgo.
5, 14-15
“¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.
“¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.
Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el
Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.”
ORDEN SACERDOTAL
Perpetúa
los ministros que transmiten la vida divina.
El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confirmada por Cristo a sus
apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los
tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico.
En el Sacramento del Orden, o la ordenación, el sacerdote
es ordenado por votos para dar lugar
que sirva a otros católicos trayéndoles los sacramentos (especialmente la
Eucaristía), anunciando el Evangelio, y proporcionando otros medios para la
santidad.
Comprende
tres grados:
El episcopado, el presbiterado y el diaconado.
La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones (viris)
bautizados, cuyas aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido
debidamente reconocidas.
A la autoridad de la Iglesia corresponde la
responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una
cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la
Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la Fe a los hermanos (cf.
Lucas. 22, 32), declaro que la Iglesia
no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las
mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por
todos los fieles de la Iglesia.
Los pasajes bíblicos que
aluden al orden sacerdotal son:
Mt.
18, 18
“Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.”
“Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.”
Lc.
10, 16
“Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.”
“Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.”
Lc.
22, 19
“Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»”
“Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»”
Lc.
24, 47
“y se predicará en Su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.”
“y se predicará en Su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.”
Jn.
12, 20-22
“Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
“Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de
Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.»
Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe
fueron a decírselo a Jesús.”
Jn.
15, 5
“Yo soy la vid; vosotros los sarmientos.
“Yo soy la vid; vosotros los sarmientos.
El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho
fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.”
Hch.
6, 6
“los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.”
“los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.”
Hch.
15, 2-6
“Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos de ellos subieran a Jerusalén, donde los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión.
“Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos de ellos subieran a Jerusalén, donde los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión.
Ellos, pues, enviados por la Iglesia, atravesaron
Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles y produciendo gran
alegría en todos los hermanos.
Llegados a Jerusalén fueron recibidos por la
Iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y contaron cuanto Dios había hecho
juntamente con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que
habían abrazado la fe, se levantaron para decir que era necesario circuncidar a
los gentiles y mandarles guardar la Ley de Moisés.
Se reunieron entonces los apóstoles y presbíteros
para tratar este asunto.”
Hch.
20, 17
“Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.”
“Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.”
Hch.
20, 28
“Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre de su propio Hijo.”
“Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre de su propio Hijo.”
Hch.
21, 18
“Al día siguiente Pablo, con todos nosotros, fue a casa de Santiago; se reunieron también todos los presbíteros.”
“Al día siguiente Pablo, con todos nosotros, fue a casa de Santiago; se reunieron también todos los presbíteros.”
1
Tim. 3, 1
“Es cierta esta afirmación: Si alguno aspira al cargo de epíscopo, desea una noble función.”
“Es cierta esta afirmación: Si alguno aspira al cargo de epíscopo, desea una noble función.”
1
Tim. 4, 14
“No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros.”
“No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros.”
1
Tim. 5, 17
“Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración, principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza.”
“Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración, principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza.”
2
Tim. 1, 6
“Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
“Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
Tit.
1, 5
“El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené.”
“El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené.”
1
Pe. 5, 1
“A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse.”
“A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse.”
MATRIMONIO
Perfecciona
el amor humano de los esposos y les da las gracias para santificarse en el
camino hacia la vida divina.
La alianza matrimonial, por la que un hombre y una
mujer constituyen una intima comunidad
de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador.
Para los católicos, el sacramento del matrimonio, o
el santo matrimonio, es una señal pública
de que uno se entrega totalmente a esta otra persona.
También es una declaración pública acerca de Dios:
la unión de amor entre marido y mujer habla de los valores familiares y también
los valores de Dios.
Los
efectos del Matrimonio son:
Origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo, de modo
que el matrimonio válido celebrado y consumado entre bautizados no puede ser
disuelto jamás.
Los cónyuges reciben una gracia propia del
sacramento por la que:
– Quedan como consagrados por un sacramento
peculiar para los deberes y la dignidad
de su estado.
– Se fortalece
su unidad indisoluble.
– Se ayudan
mutuamente a santificarse con la vida matrimonial conyugal y en la
acogida y educación de los hijos.
Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por
Cristo Señor a la dignidad de sacramento.
Los pasajes bíblicos que
aluden al matrimonio son:
Gén.
1, 26-28
“Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
“Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a
imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y
multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en
las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»”
Gén.
2, 18-25
“Dijo luego Yahveh Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
“Dijo luego Yahveh Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Y Yahveh Dios formó del suelo todos los animales
del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo
los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le
diera.
El hombre puso nombres a todos los ganados, a las
aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró
una ayuda adecuada.
Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño
sobre el hombre, el cual se durmió.
Y le quitó una de las costillas, rellenando el
vacío con carne.
De la costilla que Yahveh Dios había tomado del
hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de
mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha
sido tomada.»
Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se
une a su mujer, y se hacen una sola carne.
Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero
no se avergonzaban uno del otro.”
Mt.
5, 31-32
“También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio.’
“También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio.’
Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer,
excepto en caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una
repudiada, comete adulterio.”
Mt.
19, 3-9
“Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
“Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
Él respondió: «¿No habéis leído que el Creador,
desde el comienzo, ‘los hizo varón y hembra’, y que dijo: ‘Por eso dejará el
hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una
sola carne?’
De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el
hombre.»
Dicenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta
de divorcio y repudiarla?»
Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de
vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no
fue así.
Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer
-no por fornicación- y se case con otra, comete adulterio.»”
Mc.
10, 2-12
“Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
“Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?»
Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta
de divorcio y repudiarla.»
Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de
vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.
Pero desde el comienzo de la creación, ‘Él los hizo
varón y hembra.’ ‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos
se harán una sola carne.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne.’
Pues bién, lo que Dios unió, no lo separe el
hombre.»
Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar
sobre esto.
Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case
con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se
casa con otro, comete adulterio.»”
Lc.
16, 18
“Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio.”
“Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio.”
Rom.
7, 2-3
“Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido.
“Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido.
Por eso, mientras vive el marido, será llamada
adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la
ley, de forma que no es adultera si se casa con otro.”
1
Cor. 7, 1-15
“En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer.
“En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer.
No obstante, por razón de la impureza, tenga cada
hombre su mujer, y cada mujer su marido.
Que el marido dé a su mujer lo que debe y la mujer
de igual modo a su marido.
No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido.
Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer.
No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo,
por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para
que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia.
Lo que os digo es una concesión, no un mandato. Mi
deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios
su gracia particular: unos de una manera, otros de otra.
No obstante, digo a los célibes y a las viudas:
Bien les está quedarse como yo.
Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor
es casarse que abrasarse.
En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el
Señor: que la mujer no se separe del marido, mas en el caso de separarse, que
no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido, y que el marido no
despida a su mujer.
En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: Si un
hermano tiene una mujer no creyente y ella consiente en vivir con él, no la
despida.
Y si una mujer tiene un marido no creyente y él
consiente en vivir con ella, no le despida.
Pues el marido no creyente queda santificado por su
mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente.
De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas
ahora son santos.
Pero si la parte no creyente quiere separarse, que
se separe, en ese caso el hermano o la hermana no están ligados: para vivir en
paz os llamó el Señor.”
1
Cor. 7, 39
“La mujer está ligada a su marido mientras él viva; mas una vez muerto el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero sólo en el Señor.”
“La mujer está ligada a su marido mientras él viva; mas una vez muerto el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero sólo en el Señor.”
Ef.
5, 3
“La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos.”
“La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos.”
Ef.
5, 5
“Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que es ser idólatra- participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios.”
“Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que es ser idólatra- participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios.”
Ef.
5, 21-33
“Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.
“Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.
Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el
marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador
del Cuerpo.
Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así
también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a
la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola
mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela
resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida,
sino que sea santa e inmaculada.
Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus
propios cuerpos.
El que ama a su mujer se ama a sí mismo.
Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes
bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues
somos miembros de su Cuerpo.
‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y
se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.’
Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y
la Iglesia.
En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno
ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido.”
Heb.
13, 4
“Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios.”
“Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios.”
1
Pe. 3, 1-7
“Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
“Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
Que vuestro adorno no esté en el exterior, en
peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad
de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres
que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara a
Abraham, llamándole ‘Señor’.
De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin
tener ningún temor.
De igual manera vosotros, maridos, en la vida común
sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor
como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras
oraciones no encuentren obstáculo.”
Fuentes:
- http://www.corazones.org/sacramentos/bautismo/a_bautismo1.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/penitencia/a_penitencia.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/eucaristia/a_eucaristia.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/confirmacion/a_confirmacion.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/orden_sac/a_orden.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/matrimonio/a_matrimonio.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/uncion_enfermos/a_uncion.htm
- http://www.corazones.org/sacramentos/uncion_enfermos/a_uncion.htm
- http://www.americancatholic.org/features/special/default.aspx?id=29
- http://www.stclementcincinnati.org/FaithFormation/The7CatholicSacraments.aspx
- https://www.aciprensa.com/sacramentos/index.html
Foros de la
Virgen María
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