domingo, 18 de octubre de 2015

HOY… NO OLVIDARÉ QUE VIVO POR LA GRACIA DE DIOS


“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Efe 2:8-9.

Oh Señor, soy un esqueleto lleno de polvo, pero animado por un alma racional invisible y renovado por el poder invisible de tu gracia, sin embargo, no soy objeto raro de precio inestimable, sino alguien que no tiene nada, ni es nada, aunque escogido por ti desde la eternidad, entregado a Cristo y renacido.

Estoy profundamente convencido del mal y de la desdicha del estado pecaminoso, de la vanidad de las criaturas… pero también estoy convencido de la suficiencia de Cristo. Cuando tú quisieras guiarme, yo me dirijo. Cuando tú quisieras ser mi soberano, yo me gobierno. Cuando tú quisieras ser mi cuidador, yo me basto a mi mismo. Cuando debo depender de tu provisión yo mismo me abastezco. Cuando debo someterme a tu providencia, sigo mi voluntad. Cuando debiera estudiar, amarte, honrarte y confiar en ti, me sirvo a mi mismo. Yo censuro y corrijo tus leyes para que se adapten a mí, en vez de mirarte a ti, busco la aprobación del hombre y por naturaleza soy idolatra.

Señor, mi principal propósito es que mi corazón vuelva a ti. Convénceme de que no puedo ser mi propio Dios, ni labrar mi propia felicidad, ni puedo ser mi propio Cristo, para restaurarme el gozo, ni puedo ser mi propio espíritu para que me enseñe, me guíe y me gobierne.

Señor, ayúdame hoy a comprender que la gracia hace todo esto, mediante la providencial aflicción, porque cuando mi crédito es mi dios, tú me abates, cuando las riquezas son mi ídolo, tú me las quitas, cuando el placer es mi todo, tú lo conviertes en amargura. Quítame la mirada errante, el oído curioso, el apetito avaro, el corazón carnal.

Muéstrame que ninguna de estas cosas, puede sanar la conciencia herida ni sostener una estructura bamboleante, ni detener a un espíritu que parte, entonces llévame a la cruz y déjame allí. Autor Anónimo.

Señor, que hoy, por fin pueda comprender que es solo por gracia y por tu gracia que yo vivo y disfruto de todas las bendiciones y bondades que llegan de tu mano. Qué mi orgullo jamás me llevará a ninguna parte, porque todo lo he recibido por tu gracia…y no es por obras para que nadie se gloríe.

Si hoy entiendo y vivo en este principio, el genuino agradecimiento brotará de mi corazón y la vanidad se despedazará por la acción vigorosa de tu palabra. De cuantas ataduras seré libre hoy, si comprendo y vivo en esta verdad. Soy lo que soy y tengo lo que tengo, solo por la gracia de Dios. Amen.

Dr. Serafín Contreras Galeano

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