Estas palabras dirigidas a Josué se
repiten muchas veces; son la base de aquellas otras del Nuevo Testamento: «Él
dijo: No te dejaré ni te desampararé». Querido lector, delante de nosotros se
presenta una vida de combates, pero el Señor de los ejércitos está con
vosotros.
¿Estamos llamados a conducir un pueblo
numeroso e inconstante? Esta promesa nos asegura toda la sabiduría y prudencia
necesarias. ¿Tenemos que luchar con astutos y poderosos enemigos? Aquí tenemos
la fuerza y el valor y la victoria. ¿Tenemos que conquistar una rica herencia?
Tenemos una señal del éxito en nuestros propósitos: El Señor está con nosotros.
Sería una verdadera calamidad si Dios
pudiera faltar a su palabra; pero como esto nunca podrá suceder, el viento de
la inquietud se estrellará contra el muro de la fidelidad divina. El Señor
nunca nos abandonará. Suceda lo que suceda, Él velará a nuestro lado.
Los amigos nos desamparan y su auxilio es
como lluvia de primavera; pero Dios es fiel. Jesús es el mismo eternamente y el
Espíritu Santo mora en nosotros. Ven, alma mía, cálmate y ten confianza. Si las
nubes se amontonan, el Señor las disipará. Si Dios no puede ser infiel, tampoco
mi fe se debilitará; y como Él no me desamparará, tampoco yo le desampararé.
¡Sea siempre nuestra fe tranquila!
Hoy es un día para experimentar la
seguridad de su compañía y su amor eterno.
Señor, Gracias por darme promesas como esta. Jamás podré
decir que me siento desamparado porque tu estas a mi lado cobijándome con tu
dulce amor. Amén.
Charles Spurgeon.
Libro De Cheques del Banco De La Fe.
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