martes, 4 de agosto de 2015

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE STA. MARÍA LA MAYOR


El 5 de agosto de 358, María Virgen expresó su voluntad para comenzar la construcción de un templo a través del milagro de una nevada en pleno verano. La basílica de Santa María la Mayor, el templo mariano más grande de Roma, comenzó así su historia.

El día de hoy la Iglesia celebra la dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas patriarcales de Roma junto con las de San Juan de Letrán, San Pedro del Vaticano y San Pablo Extramuros. Esta fiesta es importante porque recuerda el origen del templo más grande dedicado a la Virgen María en Roma. De ahí el adjetivo de “Mayor”. A pesar de su grandeza artística, este templo tuvo unos orígenes humildes que fueron magnificados por acción de la Madre de Dios, quien tuvo a bien manifestarse a algunos pobladores para indicar el lugar que hoy ocupa el templo.

HISTORIA DEL MILAGRO DE LA NIEVE

Una tradición de la ciudad de Roma cuenta que a principios de la Edad Media, es decir: mediados del Siglo IV, un anciano matrimonio de patricios romanos, que no había tenido hijos y que era caritativo y generoso, pidió consejo a la Virgen María para saber a quién debía heredar sus riquezas a su muerte. Pues el matrimonio deseaba donar sus bienes para la propagación del cristianismo y las obras de caridad.

Una vez hecha la petición, los esposos vieron a María Virgen en sueños, quien les dijo que “allá en donde señalara” se debía iniciar la construcción de un templo dedicado en su honor. A la mañana siguiente, los esposos se preguntaban intrigados cuál sería aquella señal anunciada. Esa mañana, el monte Esquilino, una de las siete colinas de Roma, amaneció nevado. Ante esto hay que saber que en Roma casi nunca nieva, y menos a principios de agosto. Con alegría, los esposos interpretaron este hecho milagroso como la señal que se les había anunciado.

No mucho después, los esposos comunicaron el milagro al entonces Papa reinante: Liberio, quien ejerció su pontificado entre los años 352 y 366 A.D. Fue entonces que se decidió construir un templo en honor a Santa María bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, pues con nieve milagrosa dio a conocer su voluntad. El edificio que se comenzó a construir fue pagado con donativos del matrimonio patricio así como con fondos eclesiásticos. El templo erigido fue llamado Basílica Liberiana en honor del Papa Liberio, quien terminó su construcción en 360 A.D.

El milagro de la nieve sobre el Monte Esquilino sucedió el 5 de agosto de 358 A.D. En este año la basílica se comenzó a construir, y fue terminada en el año 360 A.D. Cada 5 de agosto, los cristianos conmemoraban el milagro arrojando pétalos de rosas blancas desde lo alto de la basílica.

LA DEDICACIÓN DE LA NUEVA BASÍLICA

El primer templo edificado en el Monte Esquilino no era muy grande, sin embargo, fue la primera basílica en Roma dedicada principalmente a María Virgen. Los romanos pronto se hicieron devotos de la Madre de Dios bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves. En general, la advocación sólo fue de la devoción de los romanos y pocas veces se extendió fuera de allí. No obstante, esta tendencia cambió cuando, a raíz de un Concilio, se reedificó la Basílica.

En el año 431 A.D se celebró el Concilio de Éfeso, donde se proclamó que María Virgen es, en verdad, Madre de Dios y no sólo humanamente Madre de Cristo. Para celebrar la maternidad de María y para difundir su devoción entre los romanos, el Papa Sixto III (reinando de 432 a 440 A.D) mandó construir una nueva basílica en el lugar donde la primera, ya destruida, había estado. La nueva basílica fue decorada con elegantes mosaicos bizantinos y engalanada con materiales bellos como el mármol o el pórfido.

A lo largo de toda la edad media, la nueva basílica sufrió cambios en su estilo arquitectónico: recibió artesonados nuevos en los techos, fue adornada con numerosas obras de arte, y, durante la época barroca, algunas cúpulas le fueron añadidas. Es de notar que su campanario fue, por años, la torre más alta de Roma.

“Los católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser construida recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el cielo las nieves de las bendiciones divinas que apaguen las llamas de nuestras malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y salvación.” (1)

“Nuestra Señora de las Nieves” en Vidas de Santos, P. Eliecer SALESMAN, Apostolado Bíblico Católico, Bogotá, Colombia, 1994, Vol. 3, p. 212.
GabrielGonzález Nares

No hay comentarios: