jueves, 4 de junio de 2015

PROMESAS – MILAGROS


La única manera de saber qué semilla alberga un árbol en su interior es sembrándolo. Cuando se siembran actos de bondad y generosidad hacia los demás, uno nunca llega a saber qué poderoso árbol puede crecer de esa pequeña semilla.

Cuando damos lo mejor de nosotros mismos, no sabemos los milagros que pueden operarse en nuestra vida o en la vida de otro.

Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.

Efesios 6:7
Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres.

Eclesiastés 11:6
De mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano, porque no sabes si esto o aquello prosperará, o si ambas cosas serán igualmente buenas.

Eclesiastés 9:10
Todo lo que tu mano halle para hacer, haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol a  dónde vas.

Eclesiastés 11:7
Agradable es la luz, y bueno para los ojos ver el sol.
 

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