«Es duro imaginar cómo» puede ser «declarado ilegal el significado
esencial del matrimonio como algo entre los dos sexos, entendido en nuestra
nación durante más de doscientos años y constante con todas las sociedades a lo
largo de toda la historia humana». Así ha recibido monseñor Salvatore
Cordileone, Presidente del Subcomité para la Promoción y Defensa del Matrimonio
de la Conferencia Episcopal Estadounidense, la decisión del Tribunal Supremo de
decidir sobre las leyes estatales que definen el matrimonio como la unión entre
un hombre y una mujer
«Puede ser la decisión más
significativa desde la trágica decisión del Tribunal Supremo que hizo del
aborto un derecho constitucional». Con estas palabras definía monseñor
Salvatore Cordileone, Presidente del Subcomité para la Promoción y Defensa del
Matrimonio de la Conferencia Episcopal Estadounidense, la decisión del Tribunal
Supremo de Estados Unidos de revisar las legislaciones estatales sobre el
matrimonio homosexual, y que podría conducir a una sentencia que obligue a
equiparar las uniones homosexuales al matrimonio en todo el país.
Entre abril y junio, el más alto
tribunal de Estados Unidos decidirá sobre el recurso presentado por parejas
homosexuales de cuatro estados -Michigan, Ohio, Kentucky y Tennessee- contra la
decisión del Tribunal de Apelaciones del Sexto Circuito. En noviembre, este
tribunal decidió mantener las leyes que, en dichos estados, definen el
matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
La decisión del Supremo
contradice la tomada en octubre pasado, cuando rechazó atender las apelaciones
de cinco estados en defensa de sus leyes en defensa del matrimonio, derogadas
por decisiones de tribunales inferiores, y así elaborar una sentencia que
sentaría jurisprudencia a nivel nacional. Finalmente, la decisión se tomará en
junio. El Fiscal General, Eric Holder, ya ha anunciado que la Administración
Obama exhortará al Tribunal «a hacer que la igualdad matrimonial [la
equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio] sea una realidad para todos
los americanos».
«Una cuestión de justicia y verdad»
«Es duro imaginar cómo podría ser
declarado ilegal el significado esencial del matrimonio como algo entre los dos
sexos, entendido en nuestra nación durante más de doscientos años y constante con
todas las sociedades a lo largo de toda la historia humana -ha afirmado
monseñor Cordileone-. A aquéllos que argumentan a favor de una redefinición
constitucional del matrimonio, uno debe preguntarles: ¿Cuándo ordenó la
Constitución, de repente, una definición del matrimonio novedosa y sin
fundamento? Hacer una pregunta así no es un juicio sobre nadie. Es una cuestión
de justicia y verdad».
El responsable de esta cuestión
en el episcopado estadounidense ha añadido: «La cuestión central en juego es:
¿qué es el matrimonio? La repuesta es: un vínculo que une a un hombre y una
mujer el uno al otro y a cualquier hijo que venga de esa unión. Sólo un hombre
y una mujer pueden unir sus cuerpos de una forma que crea un nuevo ser humano.
El matrimonio es, por tanto, una realidad única y hermosa que una sociedad
respeta por su propio beneficio, o se arriesga a ignorar». Por ello, ha pedido
oraciones «para que el Tribunal Supremo sea guiado por la recta razón y provea
una decisión verdadera y justa manteniendo la constitucionalidad de los estados
que respetan la institución del matrimonio como la unión de un hombre y una
mujer».
M.M.L.
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