martes, 25 de noviembre de 2014

EL ANACORETA Y LA LECTURA DEL EVANGELIO


Aquel hombre dijo al Anacoreta:

- Para qué leer tanto el Evangelio. Siempre dice lo mismo.

El anciano pegó un respingo; luego sonrió y dijo:

- Precisamente, cuando leemos el Evangelio meditándolo, cada vez nos dice algo distinto. No porque el libro cambie, sino porque nuestras circunstancias cambian.

Se detuvo unos instantes y prosiguió:

- No se trata de interpretarlo a nuestra conveniencia; de buscar excusas a nuestro comportamiento. Si lo leemos intentando buscar la Verdad, la respuesta a nuestras preguntas, encontraremos en él la luz que nos ayudará a crecer y a seguir adelante.

Miró a aquel hombre y concluyó:

- El Evangelio no es una biografía, ni una novela. Es la reflexión de la primera comunidad cristiana sobre la palabra y los hechos de Jesús que habían llegado hasta ellos. Esa reflexión, debemos continuarla en nuestras circunstancias actuales.

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