El obispo de la ciudad italiana
de Imola, Tomaso Ghirelli, ha instado a los musulmanes residentes a que
condenen sin ambages el terror de los yihadistas o que abandonen el país. El
prelado exhortó a los musulmanes a "ser hombres de honor" y a
rechazar de plano "las persecuciones que están ensangrentando tantas áreas
del mundo, sobre todo en Oriente Medio, donde se está verificando un verdadero
genocidio".
Según el obispo, si esos
musulmanes afincados en Italia no condenan esta barbarie, "deberían tener
el coraje de alejarse de nuestras tierras porque nadie quiere tener enemigos en
casa". El obispo Tomaso Ghirelli admitió que el silencio de la comunidad
musulmana obedece, a menudo, al miedo.
El miedo a hablar contra el
islamoterrorismo es el termómetro del poder de los islamistas; los miembros del
colectivo musulmán que están contra la violencia religiosa de los yihadistas
saben bien que el yihadismo goza de buena prédica entre sus correligionarios.
No se corre el mismo riesgo vital hablar contra la mafia siciliana en Helsinki
que hacerlo en medio de un pueblo al lado de Palermo.
El obispo Tomaso Ghirelli
enfatizó: "Sabemos que están atemorizados por los integristas, pero ha
llegado el momento de romper el círculo vicioso de los abusados, superando
tanto el buenismo como la intolerancia" y también un llamamiento a los
políticos para que no permanezcan callados, y apeló a la ciudadanía para que,
en estas circunstancias, evite una hostilidad indiscriminada hacia los
extranjeros.
El alcalde de Imola, Daniele
Manca, de Izquierda Democrática, consideró que las "palabras fuertes"
del obispo Ghirelli eran "un poco violentas" y consideró que "no
hay necesidad de hacer chantajes". "Debemos demostrar que estamos
lejos del fundamentalismo y además la comunidad musulmana local ha sido siempre
muy disponible, así que no entiendo porque el señor obispo les exige
pronunciarse de este modo", concluyó.
Para el alcalde izquierdista el
discurso del obispo es un poco violento pero en ningún momento criticó la
violencia de los yihadistas y el silencio cómplice.
El obispo dijo una “verdad como
un templo” y nunca mejor dicho, que los musulmanes deben rechazar de plano las
persecuciones que se perpetran en nombre del Islam y causan elevada mortandad
en tantas partes del planeta.
El alcalde izquierdista sólo tuvo
el valor de criticar al obispo y calificar su discurso de violento. Ahora
resultará que el que denuncia la violencia es el violento y el yihadista
criminal es nada, nada, y nada.
La capacidad crítica de los
izquierdistas contra la extrema derecha del Islam, el islamismo es nula. Sólo
tienen fuerzas para criticar al Papa, el cristianismo, Israel, etc. Por que
saben que nadie les hará nada.
El izquierdismo y los huérfanos
de Stalin se han transformado en los lacayos del totalitarismo islamista.
El alcalde de Imola, Daniele
Manca, de Izquierda Democrática, es incapaz de criticar a los islamistas de
Estado Islámico que han decapitado y crucificado a ateos e izquierdistas en
Irak y a los correligionarios que apoyan a aquellos criminales.
El alcalde de Imola, Daniele
Manca, de Izquierda Democrática, no es el único que desvía la mirada. En España
está entre otros Pablo Iglesias, el nuevo Mesías redentor de los izquierdistas
que es incapaz de condenar los crímenes de Hamás y sólo sabe criticar a Israel
por defenderse.
NOTAS
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