¿Qué hacen aquí y que hacemos con esto?
Este es el testimonio del padre Dwight Longenecker, una persona que
llegó a sacerdote católico ya siendo sacerdote anglicano.
El testimonio narra los dones de visión de los
muertos de un sacerdote anglicano católico que conoció, pero que lamentablemente
abandonó el sacerdocio y a su esposa para ir a vivir con su novio.
LA VISIÓN DEL MUERTO
Lo voy a
llamar Padre John. Era sacerdote carismático anglo católico.
Un amigo de
mi hermano Daryl, que llamaremos Henry, murió repentinamente en un accidente de
avión y él estaba molesto porque aunque Henry era creyente, creía que estaba
lejos de Dios cuando murió.
Así que el
padre John dijo: “Tenemos que hacer una Misa réquiem por Henry.”
Entraron en
la iglesia y cerraron la puerta por privacidad. Otro sacerdote, que llamaremos
P. George, celebró la Misa.
Henry era de
unos veinte años de edad. Tenía poco más de un metro y medio de altura, con una
mata de pelo rubio y una cara ancha con pecas.
En el
momento de la comunión Daryl estaba llorando y sintió que Henry estaba allí a
su lado, y que Henry estaba inquieto y perturbado. En su propia mente Daryl
dijo a Henry que no tuviera miedo. Ellos estaban orando para que él encontrara
a Jesús.
Después de
la misa, Daryl dijo al P. John, “sentí que Henry estaba allí de alguna
manera.”
El P. John
dijo: “Oh, sí. Yo lo vi”.
-
“¿Qué quiere decir que lo vio?”
-
“En el ofertorio un joven bajó de la parte posterior de la iglesia.”
-
“Espere. La puerta estaba cerrada con llave. No vi a nadie”.
El P. John
sonrió: “Yo sé que no vio a nadie, pero yo lo hice.”
-
“¿Cómo era él?”
-
“Un poco más de un metro y medio de altura, con una amplia cara pecosa y
una mata de pelo rubio.”
-
“¡Ese es Henry! Pero yo no se lo describí a usted. ¿Quiere decir que vio
un fantasma? “
-
“Vi a Henry tan sólido y real como lo veo a usted ahora.”
-
“¿Qué pasó luego?”
-
“Se arrodilló junto a usted en el comulgatorio, y después de la misa,
salió por el extremo este de la iglesia y hacia arriba en la luz de la mañana”
Fr. George
dijo: “Sentí su presencia también, pero no lo vi. Él estaba en mi mente como
John lo describe”.
Este
sacerdote conoció a Henry que vivió en los EE.UU. Esto tuvo lugar en
Inglaterra.
Historia
verdadera. No exagerada.
¿QUÉ HACEMOS CON ESTO?
En primer
término, la misa de réquiem fue eficaz en la aplicación del amor salvador de
Cristo a las necesidades de un alma que partió súbitamente. La misa fue
efectiva aún si nadie hubiera sido capaz de ver al muerto. Y la presencia vista
del alma es una muestra de ello.
Podemos
suponer que se escucharon las oraciones de los fieles y sin duda podemos
esperar que lo que se vio en la visión fue cierto en realidad: que Henry fue a
la luz y al amor de Cristo.
Por otro
lado, pareciera que algunas personas tienen dones psíquicos, así como algunas
personas tienen dones artísticos o deportivos o musicales.
Son un
regalo para dárselos de vuelta a Dios y usarlos para su gloria.
Una persona
puede tener un don psíquico regalado por Dios, pero por el libre albedrío
cederlo a satanás y utilizarlo en espiritismo, adivinación o alguna otra
actividad oculta.
Y otra
persona puede entregarlo a Dios y utilizarlo para la curación, el
discernimiento, la lectura de las almas y la dirección espiritual.
El Padre Pio
tuvo claramente regalos asombrosos que entregó a Dios.
El problema
con estas personas es que muy a menudo los mismos dones que les han puesto los
apartan y tienen un camino espiritual muy difícil por delante. Especialmente si
se encuentran con sacerdotes que descreen de lo sobrenatural.
También
debemos recordar que los dones psíquicos no son una garantía de santidad
personal, de la misma forma que estar dotado musicalmente, artísticamente o en
atletismo no hace santa a una persona. Convertirse en un santo tiene poco que
ver con las visiones místicas y todo que ver con la disciplina, la abnegación y
la fe.
Y un ejemplo
es éste. La triste realidad del asunto es que el P. John finalmente dejó el
sacerdocio y dejó a su esposa para vivir en pecado con un novio.
Los dones
psíquicos siempre están para ser entregados al Espíritu Santo y la persona debe
estar bajo la supervisión de un buen director espiritual y, si es posible de
gran nivel espiritual. Los medios objetivos de la gracia son los sacramentos.
La gracia salvadora de Dios está siempre presente allí.
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