jueves, 17 de julio de 2014

PARLAMENTARIOS INGLESES DE TODOS LOS PARTIDOS, UNIDOS CONTRA EL SUICIDIO ASISTIDO


Este viernes, la Cámara de los Lores debate un proyecto de ley que pretende legalizar el suicidio asistido de pacientes terminales. Lores de todos los partidos llevan semanas trabajando juntos para intentar frenar el proyecto, aunque parece difícil que lo consigan. La Iglesia de Inglaterra se opone firmemente al proyecto, aunque el ex arzobispo de Canterbury George Carey ha mostrado su apoyo

Noticia digital (17-VII-2014)

Parlamentarios laboristas, conservadores, independientes... están trabajando juntos para evitar que Reino Unido legalice el suicidio asistido. La Cámara de los Lores vota este viernes un proyecto presentado por Lord Charles Falconer, que permitiría a los médicos facilitar a los pacientes terminales, con una esperanza de vida de menos de seis meses y con un deseo firme de morir, los fármacos necesarios para que provocarse la muerte.

Durante su visita a Madrid para participar en el Seminario internacional por la vida, organizado por Acción Mundial de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia, Lord Daniel Brennan, miembro del Partido Laborista, explicó a Alfa y Omega que «ya hemos establecido relaciones entre parlamentarios de todos los partidos para oponernos, juntos, al proyecto de ley sobre suicidio asistido que se va a debatir el 18 de julio» en la Cámara de los Lores.

Sin embargo, la colaboración entre lores de distintos partidos no es garantía de que vayan a conseguir frenar este proyecto. Representantes del movimiento provida han advertido de que los nuevos nombramientos dentro de esta Cámara hace prever que la votación sobre este proyecto sea más ajustado que el de proyectos anteriores parecidos, e incluso podría ser aprobado.

El primero de estos intentos se produjo en 2006, con un proyecto presentado por Lord Joffe, y fue rechazado por 148 votos en contra y 100 a favor. Desde entonces se han presentado otros tres proyectos, y todos fueron rechazados. En caso de aprobarse el proyecto de Lord Falconer, pasaría luego a la Cámara de los Comunes.

DIVISIÓN EN LA IGLESIA ANGLICANA

La división suscitada por el proyecto de legalización del suicidio asistido ha llegado al seno de la Iglesia de Inglaterra. Institucionalmente, la Iglesia ha emitido un comunicado que asegura que no puede apoyar esta iniciativa porque «la seguridad del paciente, la protección de los vulnerables y el respeto a la integridad de la relación médico-paciente son centrales a las preocupaciones de la Iglesia de Inglaterra sobre cualquier propuesta de cambio de la ley».

Sin embargo, el antiguo arzobispo de Canterbury, Lord George Carey, publicó en el Daily Mail un artículo mostrándose a favor del proyecto. Carey, que hasta ahora había destacado por oponerse a las decisiones más polémicas de la Iglesia de Inglaterra sobre cuestiones de moral, afirma que ha cambiado de opinión al conocer los casos de dos personas que pedían morir. Sin embargo, se refiere sobre todo a Tony Nicklinson, un hombre que tenía síndrome de enclaustramiento -tenía paralizado todo el cuerpo, salvo los ojos-, lo que supone una discapacidad severa pero no una enfermedad terminal, por lo que no entraría en los casos permitidos por el proyecto que se debate.

UNA «ESPADA DE DAMOCLES»

En respuesta al artículo de Carey, el actual arzobispo de Canterbury, Justin Welby, alertó de que legalizar el suicidio asistido sería «peligroso, abusivo, y equivocado». Añadió que «el abuso, la coerción y la intimidación pueden ser instrumentos lentos en las manos de gente poco escrupulosa, generando presión sobre personas vulnerables a las que se anima a hacer lo correcto -afirmaba en un artículo en The Times-. Incluso cuando esa presión no sea manifiesta, la misma presencia de una ley que permite el suicidio asistido llevará a individuos sensibles a sentir que deberían dejar de ser una carga para los otros. ¿Qué clase de sociedad estaríamos creando si permitiéramos que esta espada de Damocles cuelga sobre la cabeza de cada persona vulnerable, en estado terminal, del país?»

María Martínez López

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