Obama no puede, por mucho que lo
intente no puede. Y no puede, gracias a Dios. El presidente que empezó su
mandato con las cotas más altas de popularidad y que ahora está considerado,
según una reciente encuesta publicada esta semana por una prestigiosa Universidad
norteamericana, como el peor presidente de la historia reciente, acaba de
sufrir un revés judicial que le golpea en uno de sus proyectos estelares.
El "Obamacare", el
proyecto de salud que pretende dar cobertura sanitaria obligatoria a la mayor parte
de los norteamericanos, en medio de muchas cosas positivas escondía un
auténtico dardo envenenado. Con él se pretende obligar a las empresas a
subvencionar píldoras anticonceptivas e incluso abortivas a todos sus empleados
cuando éstos lo requieran. De este modo, las empresas se hacían
obligatoriamente colaboradoras de comportamientos no sólo inmorales según el
código ético de muchas religiones, sino también contrarios a lo que la ley
natural establece, pues nunca está justificado dar muerte a un inocente; esto
no es una cuestión de ética específica de tal o cual religión, sino que es un
principio que debe ser asumido por todos para poder establecer unas normas
mínimas de convivencia en una sociedad plural.
Contra esta intromisión en la
conciencia de los empresarios se levantó enseguida la Iglesia Católica.
Diócesis, congregaciones religiosas y también empresas con objetivos claramente
caritativos o evangelizadores, llevaron a los tribunales su derecho a la
objeción de conciencia ante este aspecto de la ley que consideraban contrario a
sus principios morales. Ha sido una larga batalla -y muy costosa, pues los
estipendios de los abogados norteamericanos son altos-, que ahora empieza a dar
sus frutos. La cadena de televisión católica más importante del mundo, EWTN, ha
conseguido casi in extremis que se aceptara su apelación contra dicha ley.
Pero, sobre todo, ha sido la empresa "Hobby Lobby", que tiene una
cadena de tiendas con más de 13.000 empleados y es propiedad de una familia
protestante, la que ha logrado un éxito definitivo. El Tribunal Supremo de
Estados Unidos, que ejerce a modo de Tribunal Constitucional, ha dado la razón
a los propietarios para eximirles de los aspectos más negativos de la ley que
afectan a su conciencia. No tendrán que pagar, pues, ni abortivos ni
anticonceptivos. Un gran éxito para la libertad religiosa no sólo en Estados
Unidos.
Del
"Yes, we can", que le llevó al poder en medio de una oleada de
entusiasmo, Obama ha pasado al "You can´t". No puede hacer lo que
quiera, no puede obligar a los demás a que vayan contra su conciencia. El
presidente más impopular de la historia norteamericana ve así destruido uno de
sus principales objetivos: promover el aborto. Si a eso se le une que incluso
la ONU se le revela -la semana pasada aprobó, con el voto en contra de Estados
Unidos entre otros países- una declaración a favor de la familia, podemos decir
que definitivamente Obama no puede. Gracias a Dios.
Santiago Martín








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