jueves, 17 de julio de 2014

LA LIBERACION


Existe un campo tan misterioso y delicado como real que es la acción del Demonio en el mundo y las personas.

Jesús habla a menudo de este tema y frecuentemente lo encontramos enfrascado en una lucha contra Satán y sus poderes que dominan el mundo. Es más, una de las pruebas que Jesús mismo ofrece de su mesianismo es la expulsión de demonios. Si por el dedo de Dios yo expulso los demonios es porque el Reino de Dios ha llegado. (Luc 11, 20 – Cf. Mt. 8, 16. Lc 7,21). Jesús venció con su muerte al Príncipe de las tinieblas y por su resurrección fuimos trasladados al Reino de su amor.

Pedro  (Hech 10, 38)  resume la obra mesiánica de Jesús en cuatro puntos:

-          Ungido con el Espíritu Santo y con poder.

-          Pasó haciendo el bien.

-          Curando.

-          Liberando a todos los oprimidos por el Diablo.

En esta síntesis encontramos perfectamente integrado el ministerio de liberación. No es un ministerio aislado, sino que encaja en el contexto de evangelización. Lo realizan personas ungidas por Dios con el Espíritu Santo y en el nombre de Jesús. Además no es cuestión solo de echar fuera los demonios sino de hacer el bien, el máximo bien: dejar la salvación actuante en la persona y en la comunidad.

Los apóstoles fueron enviados a evangelizar y también a expulsar demonios (Mt 10, 7-8) y volvieron gozosos porque éstos se les sometían. (Luc 10, 7).

Sin embargo hay personas que piensan que sacar de estos textos la conclusión de la existencia y la acción del Demonio seria fundamentalismo bíblico o retroceder a ideas medievales.

No es que me interese proclamar y dar a conocer a Satanás. Lo que intento es que el mundo conozca y ame a Jesús. Pero, Satanás es el gran enemigo de Dios que obstaculiza nuestro encuentro con el señor. Si estamos ignorantes y no conocemos las clases de mentiras que el siempre usa, no podremos estar prevenidos para sus ataques.

El Papa Pablo VI en su célebre discurso del 15 de noviembre de 1972, decía: “Una de las principales necesidades de la Iglesia de hoy es la defensa del maligno que se llama Demonio. El mal no es mera ausencia de algo, sino un agente efectivo; un ser vivo y espiritual, pervertido, perverso (y pervertidor). Está en contra de las enseñanzas de la Biblia y de la Iglesia rehusarse a admitir la realidad.

Aquí conviene aclarar que el Padre Nuestro termina pidiendo: “Líbranos del Malo”, no solamente “del mal” como generalmente se traduce (Mt 6, 13).

“La gran victoria de Satanás – comenta el padre Salvador Carrillo, doctor en Sagradas Escrituras – es que no creamos que él existe porque así le permitimos actuar con toda libertad”. La Biblia habla poco del demonio. En el Antiguo Testamento casi no aparece. Después de la venida de Jesús vuelve a disminuir su influjo no volviendo a aparecer sino en pocos textos. Es en los Evangelios, ante la presencia salvífica de Cristo Jesús, donde reactiva su acción y se revela su presencia. ¿Qué de extraño tiene pues que ahora que estamos viviendo esta manifestación poderosa de Cristo se desencadenen las fuerzas del Mal como sucedió durante el misterio de Jesús?

Insistimos que la acción diabólica no debe ser nuestro centro de atención. Es simplemente sintomática: signo de que Jesús está actuando poderosamente entre nosotros. Jesús vino a liberarnos del poder del Príncipe de este mundo y él ganó la batalla en su cruz. Satanás está derrotado, por esto a veces se pone bravo, por estar amarrado. Jesús ya aplastó la cabeza del Enemigo. (Cf. Gen 3, 15).

Hay quienes proclaman y hasta exageran el poder y la acción de Satanás, atribuyéndole todo lo malo, cualquier dificultad y toda enfermedad. Ven diablos por doquier y quieren exorcizar ante cualquier catarro. Este es el otro extremo, olvidando que los enemigos del alma son también el mundo y la carne. A Satanás le gustan dos cosas: o que lo ignoremos o que le demos el papel principal de la obra.

Su acción se manifiesta de tres formas: la opresión y la obsesión que son las más generalizadas; y la posesión, la cual es poco frecuente.

(continúa con la Opresión)

P. Emiliano Tardif

Fuente: JESUS ESTA VIVO

Publicado por: José Miguel Pajares Clausen

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