Al encuentro que se ha realizado
este lunes 14 en la capital azteca con el título “Coloquios México - Santa Sede
sobre inmigración internacional y desarrollo” ha participado el secretario de
estado Pietro Parolín, quien leyó un mensaje enviado por el papa Francisco.
El Santo Padre en su mensaje ha
indicado la "emergencia humanitaria" que supone el incremento de los
niños que migran solos hacia Estados Unidos y reclamó medidas urgentes para
protegerlos.
Y refiriendo las amenazas que padecen
los migrantes subrayó los peligros que afrontan los niños que viajan solos
desde Centroamérica y México a Estados Unidos.
"Esta es una categoría de
migrantes que desde Centroamérica y desde el mismo México cruzan la frontera
con los Estados Unidos en condiciones extremas y persiguiendo una esperanza que
la mayor parte de las veces resulta vana" indicó el Pontífice y pidió
"atención de la comunidad internacional ante este desafío" y medidas
a los países involucrados.
En el marco de la cumbre, el secretario
de Relaciones Exteriores de México, José Antonio Meade, sostuvo hoy una reunión
de trabajo con los ministros de Relaciones Exteriores de Guatemala, Fernando
Carrera Castro; de Honduras, Mireya Agüero de Corrales; y de El Salvador, Hugo
Roger Martínez Bonilla; así como con el consejero de Departamento de Estado de
los Estados Unidos, Thomas Shannon. Por la Santa Sede participa también el
canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, Mons. Marcelo Sánchez
Sorondo.
TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO:
«Deseo dirigir mi saludo a los
organizadores, a los relatores y a los participantes en el “Coloquio México
Santa Sede sobre movilidad humana y desarrollo”.
La
globalización es un fenómeno que nos interpela, especialmente en una de sus principales
manifestaciones como lo es la emigración.
Se trata de uno de los “signos”
de este tiempos que vivimos y que nos recuerda las palabras de Jesús “¿Por qué
no juzgan ustedes mismos lo que es justo?”. No obstante el gran flujo de
migrantes presentes en todos los continentes y en casi todos los países, la
migración es vista aún como emergencia, o como un hecho circunstancial y
esporádico, mientras se ha convertido ya en un elemento característico y en un
desafío de nuestras sociedades.
Es un fenómeno que trae consigo
grandes promesas junto a múltiples desafíos. Muchas personas obligadas a
emigrar sufren y a menudo, mueren trágicamente; muchos de sus derechos son
violados, son obligados a separarse de sus familias y lamentablemente continúan
siendo objeto de actitudes racistas y xenófobas.
Frente a tal situación, repito
aquello que he tenido oportunidad de afirmar en el Mensaje para la Jornada
mundial del Migrante y del Refugiado de este año: 'Es necesario un cambio de
actitud hacia los migrantes y refugiados por parte de todos. Pasar de una
actitud de defensa y de miedo, de desinterés o de marginación que, al final,
corresponde precisamente a la cultura del descarte, a una actitud que tenga a
la base la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más
justo y fraterno, un mundo mejor'.
Me urge, además, llamar la
atención sobre decenas de miles de niños que emigran solos, no acompañados,
para escapar a la pobreza y a las violencias: esta es una categoría de
migrantes que, desde Centro América y desde México, atraviesa la frontera con
los Estados Unidos de América en condiciones extremas, en busca de una
esperanza que la mayoría de las veces resulta vana. Ellos aumentan día a día.
Tal emergencia humanitaria
reclama en primer lugar intervención urgente, que estos menores sean acogidos y
protegidos. Tales medidas, sin embargo no serán suficientes, sino son
acompañadas por políticas de información sobre los peligros de un tal viaje y
sobre todo, de promoción del desarrollo en sus países de origen.
Finalmente es necesario frente a
este desafío, llamar la atención de toda la comunidad internacional para que
puedan ser adoptadas nuevas formas de migración legal y segura.
Deseo un gran éxito a la admirable iniciativa del Ministerio de Asuntos
Exteriores del gobierno mexicano de organizar un coloquio de estudio y
reflexión sobre el gran desafío de la emigración e imparto de corazón a cada
uno de los presentes mi Bendición Apostólica.
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