Las portadoras de mirra vinieron (¿con cuánto temor
y temblor?) caminando penosamente en la oscuridad, preocupadas por la piedra.
Todos se preocupan por la piedra, el gran obstáculo
entre nosotros y lo que buscamos,
el gran peso que cargamos como Sísifo, al trabajar subiendo
y bajando el monte.
Salió el sol.
Las mujeres miraron a lo alto.
La piedra, que era muy grande, había sido
trasladada.
No sorprende que corriera para contárselo a Cefas.
Alguien debería decirle a Sísifo: "Déjala
hombre, y baila sobre ella".
(Bennie
Thurston)
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