lunes, 24 de febrero de 2014

GUARDIA SUIZA...



Aunque hoy día el carácter del estado del Vaticano haga difícil creer que alguna vez existió un importante ejército pontificio severamente implicado en las luchas territoriales italianas (a tal respecto, le invito a leer el artículo “Del fin de los Estados Ponitificios y del Papa-Rey”, que escribí en su día), y la Guardia Suiza apenas se nos presente hoy como un cuerpo protocolario y hasta pintoresco, lo cierto es que es dicho carácter militar el que en su día se halló detrás de la formación del cuerpo.

Aunque algunos autores afirman que su fundación se produce durante el pontificado de Sixto IV (1471-1484) mediante el acuerdo firmado con algunos cantones suizos en 1478, más cierto parece que la Guardia la crea Cardenal Mateo Schinner el día 22 de enero de 1506 por orden del Papa Julio II con soldados helvéticos provenientes de los cantones suizos de Lucerna y Zurich, con ciento cincuenta soldados suizos al mando del Capitán Gaspar von Silenen. Según la tradición, el gran Miguel Angel Buonarotti diseña el vistoso uniforme que con algunas modificaciones han venido utilizando hasta el día de hoy.

A partir de ese momento, son muchas las acciones bélicas en las que la Guardia Suiza, que nunca sobrepasó unos pocos centenares de efectivos, se implica, actuando en general con valentía y arrojo. Así, en el Sacco di Roma realizado por el ejército de Carlos V el 6 de mayo de 1527, nada menos que 147 de los miembros de la misma, la práctica totalidad, perece defendiendo a Clemente VII. Recompuesta por Pablo III (1536-1549) en 1548 con 225 hombres, San Pío V (1566-1572) envía algunos de sus destacamentos a combatir a Lepanto, donde arrebatarán dos banderas al Turco.

Obligado por Napoleón Bonaparte, Pío VI (1775-1799) la disuelve antes de partir al exilio en 1798. Su sucesor Pio VII la restaura en 1801 con unos escasos 64 soldados, que León XII (1823-1829) aumenta a 200 en 1824. En 1848, la Guardia defiende el Quirinal durante la Revolución que intentó proclamar una República en Roma, y lo mismo hace cuando el 20 de septiembre de 1870 son las tropas italianas las que invadían Roma. La última reorganización de la Guardia Suiza la realiza Juan Pablo II el 5 de abril de 1979.

La bandera de la Guardia Suiza, con una dimensión de 2,2 x 2,2 metros consta de cuatro campos: en el cuadrante superior izquierdo sobre fondo rojo, las armas del Pontífice reinante; el cuadrado superior derecho y el cuadrante inferior izquierdo constan de cinco bandas color roja, amarilla, azul, amarilla y roja; y en el cuadrante inferior derecho, también sobre fondo rojo, las armas del Papa Julio II. Divididos los cuatro por una cruz latina blanca en cuyo centro el escudo de armas del capitán de la Guardia.

El actual uniforme ha sido diseñado por el Comandante de la Guardia Jules Répond en 1905 a partir del modelo que se atribuye a Miguel Ángel: yelmo ornado con una pluma roja; los guantes blancos y la coraza, que aún tiene una reminiscencia medieval.

Los guardas suizos no usan propiamente botas, sino medias adheridas a las piernas sujetas a la altura de la rodilla por una liga dorada.

La Guardia Suiza cumple, principalmente, un servicio de vigilancia y seguridad del Palacio Apostólico, velando por el orden y la seguridad del Pontífice y de su residencia. Además de ello, realiza una importante misión protocolaria al oficiar desfiles de honor cuando soberanos y embajadores visitan al Pontífice y el Vaticano.

Hoy día está compuesta por ciento diez soldados: 4 oficiales, 23 mandos intermedios, 70 alabarderos, 2 tamborileros una banda de música y un capellán, entrenados en el manejo de armas como el fusil suizo SIG 550, la espada o la alabarda.

Los miembros de la Guardia deben ser varones suizos de entre 19 y 30 años de edad y de fe católica. Deben superar una estatura de 1,74 ms., ser solteros y haber cumplido con la instrucción básica en el Ejército Suizo. Prestan el juramento de fidelidad al Pontífice un 6 de mayo, aniversario de la muerte de 147 guardias suizos durante el Sacco di Roma. En 2003, por primera vez en la historia ingresa en ella un hombre de raza negra, Dhani Bachmann.

Luis Antequera

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