jueves, 9 de agosto de 2012

HISTORIAS SOBRE MARÍA # XXXII



Refiere el discípulo Ubertino de Casale que había un pobre pecador, quien entre otros delitos había cometido matar a su padre y a un hermano, por lo que andaba fugitivo.

Acertando a oír en tiempo de Cuaresma un sermón de la Divina Misericordia, se fue voluntariamente a confesar, más habiendo oído el confesor aquellos excesos, le envió a un altar de la Virgen de los Dolores para que alcanzase contrición y el perdón de los pecados.

Va allí el pecador, empieza a orar, y cayó muerto de repente. Al día siguiente, encomendando el sacerdote al pueblo que rogase por aquel difunto, apareció en la Iglesia una paloma blanca, la cual a vista de todos dejó caer un papel a los pies del sacerdote. Este lo tomó, y halló escritas en él estas palabras:

-Apenas el alma del difunto salió del cuerpo, se fue al cielo. Y ustedes prosigan predicando la infinita Misericordia de Dios.

________

Refiere el Padre Engelgrave que hubo un religioso tan atormentado de escrúpulos, que a veces se veía reducido a un estado de desesperación, mas como era devotísimo de la Virgen de los Dolores, Ella acudía siempre en las angustias de su espíritu, y meditando sus Dolores se sentía animado.

Llegó la hora de la muerte, y entonces el demonio le abrumaba más que nunca con sus escrúpulos, y le tentaba para que desesperase. Cuando he aquí que la piadosa Madre viendo al pobre hijo tan angustiado, se le apareció y le dijo:

-Hijo mío, ¿por qué temes y te entristeces tanto, tú que tantas veces me has consolado compadeciéndote de mis dolores? Ahora, pues – añadió – me envía Jesús para consolarte, esta vez me toca a Mi. Ea, consuélate y regocíjate, ven conmigo al cielo,

Y al oír esto, el devoto religioso, lleno de consuelo y confianza, expiró dulcemente.

__________

Navegando un joven noble, se puso a leer un libro obsceno, al que tenía mucha afición. Habiéndole preguntado un religioso si se hallaba dispuesto a hacer alguna cosa por Nuestra Señora, contestó afirmativamente.

-Quisiera, pues – replicó el religioso – que por amor a la Santísima Virgen, rompas ese libro y lo eches al mar.

-Tómelo, Padre – dijo el joven – quiero que usted mismo haga este Don a María.

En efecto, así lo hizo el Padre, y apenas el joven había regresado a Génova, su patria, la Virgen le inflamó de tal manera el corazón, que se hizo religioso.

San Alfonso María de Ligorio – Doctor de la Iglesia

No hay comentarios: