viernes, 3 de febrero de 2012

LA MEDICINA DEL CORAZÓN


Las palabras son un vehículo de expresión en la que viajan las cosas que producen un efecto en el mundo que nos rodea, en ellas viaja la vida, la muerte, la bendición o la maldición.

Cuando aprendemos a usar las palabras como Dios quiere, aprendemos a vivir en una bendición constante, porque la biblia no dice: “Las palabras sabias satisfacen igual que una buena comida; las palabras acertadas traen satisfacción” (Pr. 18:30 NTV).

Las palabras pueden sanar y herir los corazones de tal manera que marcan la vida de una
persona por años. Nuestras palabras tienen la capacidad de sanar la identidad de una persona o destruirla. Tal vez muchos de nosotros fuimos marcados por palabras descalificadoras que las hemos arrastrado por años en el corazón.

Cuando el Espíritu Santo comienza a sanar a una persona generalmente trae recuerdos de cosas del pasado para perdonar y para que se renuncie a creer esa mentira y sanarla.

Las palabras se cargan de emociones buenas o malas, se pueden cargar de unción o de las malas intenciones de nuestro corazón. Las palabras son un vehiculo de expresión en la que viajan las
cosas que producen un efecto en el mundo que nos rodea, en ellas viaja la vida, la muerte, la bendición o la maldición, la salud y la enfermedad, el amor o el odio.

En verdad no es la palabra por si sola la que hiere, sino la sustancia y la intención que hay sobre las palabras; incluso palabras aparentemente amables pueden ser irónicas e hirientes. En la
lista de las siete cosas que abomina Dios la última se refiere “al que siembra discordia entre hermanos” (Pr. 6:19). Es un pecado abominable para Dios cuando alguien confunde, hiere, provoca o tiene rudeza con sus palabras, en esta lista también se incluye la lengua mentirosa (Pr. 6:17) Muchas personas están bajo maldiciones por generar continuamente malestar con sus palabras en los demás y por habituarse a mentir.

Dios nos sana con el poder de su palabra, las palabras escritas en la biblia, están llenas de amor y sanidad.

Con sus palabras Dios sana el corazón y sana el cuerpo, porque en sus palabras esta su intención y su poder restaurador.

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina”. Proverbios 12:18

Es imperante seleccionar cuidadosamente nuestras palabras, porque tienen mucho poder sobre los demás. Si somos sabios usaremos palabras de vida y aliento, palabras que son la medicina
del corazón que muchos necesitan.

Nunca se justifica agredir el corazón de los demás con palabras hirientes, antes nuestra misión es dar vida y medicina con las palabras. El servicio de Dios es dar buenas noticias, cuando
tenemos amor por alguien, aun las cosas más difíciles se pueden pronunciar sin
incomodar al otro. Hablemos como sabios, usemos la medicina de la palabra para bendecir y vivir bajo la bendición.

“Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos”. Proverbios 16:24

Aunque ciertas personas, para nuestra opinión, pueden parecernos muy desagradables no es nuestra tarea ofenderlas, Dios ama a las personas más allá de nuestra comprensión y nuestra meta no es ponernos en lugar de jueces, sino saber que Dios ama a esa persona; y si
tenemos que hablar y tratar algún problema o enfrentar una situación de enojo, nunca eso significa ofender o herir la estima de la otra persona.

Tus palabras podrán hacer en otros que se aferren a ellas en momentos difíciles o de debilidad, los que viven hablando vida, esperanza, fe y bendición están estableciendo el reino de Dios
en la tierra.

Los líderes que mayor impacto tienen en la gente son los que dicen palabras de aliento y levantan la estima de los demás, que se enfocan en destacar lo mejor. Algunos piensan que usando de
amenazas e intimidación van a lograr que los demás los sigan, pero lo que logran es que se llenen de recelo y producen una relación tensa.

Validar significa dar el valor necesario, todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, esto significa que todos merecemos un buen trato. Aprende hoy a sanarte de las palabras mal
intencionadas que te dijeron aferrándote a lo que Dios dice de ti en su Palabra, y aprendamos a hablar bendición, sabiduría y honestidad para llegar a cumplir nuestro propósito en la tierra.

¿Quieres ver días buenos en tu vida?

“Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala”. 1 Pedro 3:10-11

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