sábado, 5 de febrero de 2011

IGLESIA VS ANTI-IGLESIA


"Cuando quiero saber las últimas noticias, leo el Apocalipsis".

Esta cita de León Bloy, escritor católico francés que murió a principios del S.XX, me parece muy sugerente para reflexionar algo sobre este libro de la Biblia, que no ha sido excluido de la liturgia de la misa, es decir, es también palabra de Dios, y no creo que vana. Traigo a colación el Apocalipsis porque es el icono y el libro de referencia de la Exhortación Apostólica Ecclesia en Europa, publicada por Juan Pablo II después del Sínodo de los Obispos de Europa del año 2000.

Este último documento con sus citas al Apocalipsis y la situación actual de Europa, atrajeron mi atención hacia este libro, tan difícil de entender en muchos casos, pero tan claro en otros. En cualquier caso suficientemente inteligible para los que quieren entender los signos de los tiempos. En la misma línea comentarles, que me dio que pensar también, que Benedicto XVI, en los Ejercicios Espirituales de 2008 dirigidos por el P. Rainiero Cantalamessa, meditara sobre el libro del Anticristo de Soloviev. Todos estos datos hacen que encajen aquellas desconcertantes palabras del Papa en su primera misa después de haber sido elegido: "Me enviáis como cordero en medio de lobos".

Por su indudable actualidad, y porque coincide con una parte de la línea de pensamiento que recorren mis artículos, les traigo un resumen dela significativa homilía del Cardenal Ivan Dias, que como legado pontificio, pronunció en Lourdes el 8 de diciembre de 2007, en la apertura del año jubilar de las apariciones de Ntra. Señora:

"Nos encontramos reunidos a los pies de la Virgen María para inaugurar el año jubilar… Os traigo un saludo muy cordial de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, quien me ha encargado os exprese su amor y solicitud paternal, os asegure sus oraciones y os dé su bendición apostólica.

Se nos puede preguntar: ¿qué significado puede tener hoy para nosotros el mensaje de Nuestra Señora de Lourdes? Deseo situar estas apariciones en el contexto más amplio de la lucha permanente y feroz existente entre las fuerzas del bien y del mal desde el comienzo de la historia de la humanidad, en el jardín del Paraíso, y que continuará hasta el fin de los tiempos.

…Después de las apariciones de Lourdes, la Santísima Virgen no ha dejado de manifestar su viva preocupación materna por la suerte de la humanidad en sus diversas apariciones en el mundo entero. En todas partes, ha pedido oración y penitencia por la conversión de los pecadores, pues Ella preveía la ruina espiritual de algunos países, los sufrimientos que el Padre Santo tendría que padecer, el debilitamiento general de la fe cristiana, las dificultades de la Iglesia, el ascenso del Anticristo y sus tentativas para reemplazar a Dios en la vida de los hombres: tentativas que, a pesar de sus fulgurantes éxitos, están destinadas a fracasar.

Aquí, en Lourdes, como por todas partes en el mundo, la Virgen María está tejiendo una inmensa red de hijos e hijas espirituales para lanzar una fuerte ofensiva contra las fuerzas del Maligno, para encerrarlo y preparar así la victoria final de su divino Hijo, Jesucristo.

La Virgen María nos invita hoy una vez más a formar parte de su legión de combate contra las fuerzas del mal. Como señal de nuestra participación en su ofensiva, pide entre otras cosas la conversión del corazón, una gran devoción a la Sagrada Eucaristía, la recitación diaria del Rosario, la oración incesante y sin hipocresía, la aceptación de los sufrimientos por la salvación del mundo. Como el joven David que, con una pequeña piedra y una honda, abatió al gigante Goliat que fue a su encuentro armado con una espada, una lanza y una jabalina (cfr. 1 Sam 17,4-51), también nosotros, con las pequeñas cuentas de nuestro rosario, podremos hacer frente a los asaltos de nuestro temible adversario y vencerlo.

La lucha entre Dios y su enemigo causa siempre estragos, porque el mundo se encuentra terriblemente sumergido en la ciénaga de un secularismo que quiere crear un mundo sin Dios; de un relativismo que sofoca los valores permanentes e inmutables del Evangelio; y de una indiferencia religiosa que sigue imperturbable frente al bien superior de las cosas que conciernen a Dios y a la Iglesia. Esta batalla causa innumerables víctimas en nuestras familias y entre los jóvenes.

Algunos meses antes de que llegara a ser el Papa Juan Pablo II (9 de noviembre de 1976), el cardenal Karol Wojtyla decía: “Nos encontramos hoy ante el más grande combate que la humanidad haya nunca visto. No creo que la comunidad cristiana lo haya comprendido totalmente. Estamos hoy ante la lucha final entre la Iglesia y la Anti-Iglesia, entre el Evangelio y el Anti-Evangelio”.

Una cosa es no obstante cierta: la victoria final pertenece a Dios y ello se verificará gracias a María, la Mujer del Génesis y del Apocalipsis, que combatirá a la cabeza del ejército de sus hijos e hijas contra las fuerzas enemigas de Satanás y aplastará la cabeza de la serpiente.

En este Año jubilar, agradecemos al Señor por todas las gracias corporales y espirituales que ha querido otorgar en este lugar santo, y por la intercesión de Santa Bernardette, pedimos a la Santísima Virgen que nos fortalezca en el combate espiritual de cada día…."

El mal actuando sin caretas en la sociedad, con unos parlamentos y un pueblo que los vota en plena rebelión a la Ley de Dios.... Pocos quieren reflexionar sobre estas cosas ultimas, y vigilar, y poner nombre a esos anticristos que hay en nuestra sociedad, y hacerles frente con las armas apropiadas en esta singular batalla entre el bien y el mal.

"Mira que estoy a la puerta y llamo; y, si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y comeré con el y el conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Ap 3, 20-21).
Luis Lopez-Cozar

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