miércoles, 15 de diciembre de 2010

SATANÁS DESAFORADO


Ruge. Se nota su odio. Se palpa, se sufre, se escucha. El encono de Satanás.

Las noticias se suceden. Guerras, mentiras, persecución, saña. Muchos lo niegan, pero Satanás está a la que salta, quiere perder al hombre definitivamente.

Brama contra la Iglesia a través de compinches y secuaces. Fragua ardides y campañas y titulares. No para.

Hay que dinamitar la Cruz, hay que sodomizar y asesinar en el vientre de las madres. Más, más. Hermano contra hermano. Es preciso ese regusto por la violencia y por la vesania. Satanás quiere acabar de una vez.

Susurra su nefando aliento en almas desgraciadas. Tiene prisa por condenar al hombre al infierno; en vida y para toda la eternidad. Se ocupa por llenar el mundo de embustes y tentaciones.

Se repite lo del Génesis: (…) se os abrirán los ojos y seréis como Dios, versados en el bien y el mal”.

Y el estrépito de los pecados hace que el mundo se estremezca. Y todo se vuelve del revés. Un pus fétido mana de muchas almas. Poder, posesión, impudor.

Satanás enajena voluntades, modas y leyes. Y el hombre se vuelve a quedar en pelota, como los primeros padres. Algunos buscan hojas de higuera con las que tapar sus vergüenzas, otros prefieren el nudismo y la soberbia, o una filosofía o ideología que justifique lo que sea. Incluso cuando nos deshacemos de los viejos o de ciertos enfermos terminales (dignificar la muerte, dicen). Pero, eso sí, pobres animales.

E igual que Caín el personal se aleja de la presencia del Señor. Y cada uno a su orgasmo y a su obsesión y a su filfa y a su logia. El mundo erre que erre. Nada de someterse a Dios y al embolado de los curas. ¡El hombre es Dios!

Se precisa poco: un buen coche y una tía - o tío - despampanante. Y un nutrido vestuario. Y trabajar poco. Bueno, y una televisión enorme para no hacerse preguntas inoportunas. También puede servir el ser diputado o académico o preboste de la infamia. Y a trepar, que son dos días. Satanás revuelve, insiste.

¿Que no existe? Esa sí que es buena. Ved la pornografía subvencionada como ejemplo para nuestros vástagos, y la extorsión a la verdad en cualquier rincón del foro. A todo eso los más descarados lo llaman progreso. Y desde luego que progresamos: hacia abajo, hacia lo necio, hacia el infierno en vida; hacia la anomalía como sistema. Satanás ha dejado de ser discreto. El mal se muestra en un exhibicionismo sinvergüenza y vacilón.

Todo vale con tal de denigrar a Dios, todo vale con tal de que el hombre deje de pensar y de actuar en cristiano. La argucia mayor de Satanás es conseguir que el pecado deje de ser pecado en las conciencias. Aún más: que el pecado sea promovido desde las instituciones públicas y acabe siendo considerado como una especie de ética laicista de lo más in. Hay que joderse.

Por ello los cristianos debemos despertar de la modorra celestial y poner por obra de una vez el Evangelio, y defender la Cruz prietas las filas, con virtud y osadía. Y volver a poner en su sitio los confesionarios, y arrodillarnos de nuevo ante Dios con amor y gallardía.

Por más desaforado que ande Satanás por calles y gobiernos, masonerías, usuras o ciertos medios de comunicación, sólo la Verdad de Cristo nos hará realmente libres.
Guillermo Urbizu

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