jueves, 19 de agosto de 2010

SEÑOR, ¿PARA QUÉ SIRVO?


Una vez le dije a Dios:
-Padre para qué quieres alguien como yo, torpe en la palabra, lento en la respuestas, tosco en expresarme, con pensamientos reprobados y me siento también mentiroso por que te digo que te amo y hago muchas cosas que no te gustan o digo Padre lo voy a cambiar pero al tiempo tropiezo. No entiendo para que te sirvo.

Dios me contestó:
-Mira yo no te puedo decir para que te quiero porque hoy no entenderías pero si te voy a decir que yo te amo y te elegí porque: ¿Cómo se manifestaría mi obra en ti si fueras perfecto? Yo no tendría nada de qué gloriarme y la gloria es mía porque yo soy el único perfecto. A ti te llamé para que un torpe de palabra cuando esté en mis manos sea maestro de la palabra. Un lento sea extraordinario en las respuesta y grande en sabiduría. Un inexpresable sea altamente expresivo y muy fácil de hacerse entender, para que tus pensamientos reprobados sean puros y seas expresión de toda buena obra y de esa manera dejarás de sentirte mentiroso y serás verdadero. Ese es mi gran AMOR hacia ti que nadie cree. Yo conozco tu corazón y sé que tú puedes ser lo que siempre quisisteis y sé que en tu corazón está el sentir más maravilloso por que tú puedes AMAR a tus hermanos, tú tienes AMOR y con eso todo cambio es posible”.
Autor Desconocido.

Dios tiene propósito para nuestra vida. Dios hace cosas nuevas de lo que es viejo e inservible. Eres hechura de Dios.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Efesios 2:10.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.

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