domingo, 8 de agosto de 2010

EXAMEN DE AMOR CONYUGAL ¿APROBADO O SUSPENSO?


1. El amor conyugal es plenamente humano:
¿Me preocupo diariamente de arreglarme, de asearme ... ? ¿Suelo prepararme así para mi esposo(a), o para los demás?
¿Me preocupo de que seamos los dos una sola persona, o sólo me preocupa mi placer? ¿Qué es lo más importante que le falta a nuestro amor para ser plenamente humano? ¿Qué es lo más importante que sobra?

2. El amor conyugal es total:
¿Comparto con mi esposo(a) todos mis sentimientos?
¿Comparto con alguien algo que no sabe mi esposo(a)? ¿Me reservo cosas para mi? ¿Conoce mi esposo(a) todos mis problemas de trabajo? ¿Y mis tentaciones? ¿Y mis penas y alegrías?
¿Cuáles son las cosas que menos compartimos y que deberíamos compartir más de lo que hacemos?

3. El amor conyugal es fiel:
¿Hay alguien que perjudica nuestro amor de pareja? ¿los padres? ¿algún amigo ... o amiga? ¿Tengo la costumbre de desahogarme y confiarme con alguna persona sin que lo sepa mi esposo(a)?
¿Me comporto en el trabajo igual que si estuviera presente mi esposota)?
¿Antepongo a mi esposo(a) los bares o la televisión, la política, las diversiones, máquinas de juego, partidos de fútbol?
¿En qué o con quién le resto fidelidad? ¿Y él (ella)?

4. El amor conyugal es obligatorio para toda la vida:
¿Estamos haciendo un proyecto de vida coherente para compartir toda la vida, o sólo para salir del paso? ¿Qué o quién lo está impidiendo?

5. El amor conyugal es fecundo:
¿Estamos abiertos a tener los hijos que Dios quiera que tengamos?
¿Hay egoísmo en nuestros proyectos de fecundidad? ¿Hay comodidad? ¿Dialogamos sobre la gran responsabilidad que tenemos de todo ello?
¿Nos preocupa la obligación que tendremos de dar alimento espiritual a nuestros hijos? ¿Les enseñaremos a rezar?
¿Verán nuestros hijos en nuestra vida que es más importante el alma que el cuerpo? ¿O sólo se enterarán del valor que damos a las cosas materiales y al dinero?

6. El amor conyugal es, especialmente, cruz:
¿Qué es lo que está originando mayor dolor en nuestro matrimonio? ¿Podemos dismi­nuirlo? ¿Y evitarlo?
¿Cómo es nuestro comportamiento en esos momentos de dolor? ¿Lo soportamos con amor y por amor? ¿O nos ofendemos con soberbia y por soberbia por no poder remediarlo? ¿Nos acordamos en esos momentos de Jesucristo y de María Santísima? ¿Hemos com­probado su ayuda? ¿Vemos en el dolor la mano amorosa de Dios sobre nuestro matrimonio? ¿Daría yo la vida por mi esposo(a) hoy?
Juan Garcías Inza

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