lunes, 8 de octubre de 2007

EL CORAZÓN PERFECTO


Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca.
Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños.

De pronto un anciano se acercó y dijo:
-"Perdona mi atrevimiento, pero, por qué dices eso, si tu corazón no es ni siquiera aproximadamente tan hermoso como el mío, o el de tantas otras personas".

Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír.
-"Debes estar bromeando - dijo - Compara tu corazón con el mío... ¡El mío es perfecto! En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor"
.
-"Es cierto - dijo el anciano - tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. De ahí quedaron los huecos, dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día - tal vez - regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?".

El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó y le dio un pedazo de su corazón al anciano, de igual manera hizo éste y le dio un pedazo de su corazón al joven. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes y las uniones. El joven miró su corazón, que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior... y el amor de él en el corazón del anciano.

El joven sólo pudo reaccionar y decirle al anciano...
-", en verdad ahora puedo ver lo hermoso que es tu corazón
".

Y tu corazón... ¿cuántas cicatrices tiene?
Autor: Catholic.net

Nota: ¿No se llamaría Jesús el anciano?. JP

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