El Tribunal Constitucional, el de las nuevas mayorías de izquierda, obliga a indemnizar a una mujer que fue derivada a Madrid para que se le practicara un aborto.
El "nuevo"
Tribunal Constitucional, el de las mayorías de izquierda, estableció
este lunes 3 de julio que enviar a otra comunidad autónoma a una mujer que se quería practicar un aborto vulnera los derechos fundamentales de la
mujer.
La Sala Primera concedió por
unanimidad el amparo a una mujer por apreciar que el Servicio Murciano de
Salud, al derivar a la demandante en 2014 a una clínica abortista privada en
Madrid,
"ha vulnerado el derecho de configuración legal de
la mujer a la interrupción del
embarazo, que forma parte de su derecho fundamental a la integridad
física y moral".
QUE
NO SALGA DE SU ENTORNO
La sentencia del tribunal
autonómico consideró justificada esta decisión del Servicio Murciano de Salud
porque ningún facultativo de la Región de Murcia aceptaba
practicar abortos.
Sin embargo, el
Constitucional entiende que esta circunstancia no puede eximir a los
facultativos de la sanidad pública murciana o de los centros vinculados a ella
de practicar la interrupción voluntaria del embarazo en los casos legalmente
previstos.
El tribunal sostiene que tal
exención sólo hubiera sido posible si todos estos
profesionales hubieran ejercido su derecho a la objeción de conciencia conforme
establece la ley, lo que les hubiera exigido ejercer este derecho
individualmente, de forma anticipada y por escrito, lo que en el caso
enjuiciado, según el Tribunal, no quedó acreditado.
Los magistrados recuerdan que la
previsión legal que garantiza que el aborto ha de efectuarse en los centros de
la red sanitaria pública de la propia comunidad autónoma, salvo en los
supuestos excepcionales en los que el servicio público de salud no la pueda
facilitar por una objeción de conciencia generalizada, constituye una garantía de que la interrupción del embarazo se efectúa
conforme a las exigencias constitucionales.
Con ello se trata de salvaguardar
"que la mujer que va a interrumpir el
embarazo, que se encuentra en una situación de vulnerabilidad física y
emocional, no salga de su entorno habitual y pueda contar con los apoyos de
sus allegados para hacer frente a esta difícil situación del modo menos
traumático posible".
Así, la sentencia recoge -quizá
sin darse cuenta- que el aborto es traumático.
LA
CLAVE: HAY POCOS MÉDICOS QUE HAGAN ABORTOS, REPUGNA A CASI TODOS
De fondo, se constata que pese a
que hace 4 décadas que el aborto está despenalizado en España, los sanitarios
se niegan a realizar estas prácticas, y hay regiones
enteras (por ejemplo, Castilla-La Mancha)
donde no se encuentran aborteros en
centros públicos.
A la gran mayoría, les
repugna moralmente. Al resto, menos sensibles, no les gusta porque saben que
está mal visto y no da ningún prestigio.
Los pocos
médicos que hacen abortos terminan especializándose, convirtiéndose en una
casta con sus propios negocios privados (las clínicas abortistas) y suelen quejarse de que les cuesta encontrar
personal y sustitutos. En un reportaje de 2021 en ElDiario.es, una
portavoz de la patronal abortista ACAI se sinceraba: “Nos
encontramos ante una falta de relevo de especialistas; hay que tener en
cuenta las jubilaciones de los profesionales".
El aborto, entre los sanitarios, nunca se normaliza.
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