EL EXPERTO JAVIER DÍAZ ASEGURA EN CREOTV QUE SE PUEDE PREVENIR DESDE LA IGLESIA Y LAS PARROQUIAS
¿Es la fe un elemento que protege y previene del suicidio? El
especialista y docente de la Universidad Francisco de Vitoria Javier Díaz Vega
habla sobre ello con CreoTV.
Pese a los cada vez más numerosos protocolos y
campañas de prevención del suicidio,
es una realidad que no deja de crecer.
En 2022 se superó por primera vez la barrera de los 4.000 muertos. Desde
hace años es la primera causa de muerte externa en España, cada vez más
adolescentes y ancianos se quitan la vida y, como
recoge la Fundación ANAR,
amenaza cada vez más a los menores: los intentos de suicidio se han
multiplicado por 25 en este sector entre 2012 y 2022.
El psicólogo Javier Díaz Vega sufrió el suicidio de
su madre en 2009, que relató en el libro Entre el puente y el río (Nueva Eva). Sucedió mientras
concluía los estudios en Psicología que le han permitido dedicarse por entero a
prevenir esta realidad desde el ámbito personal y profesional. Hoy, como
docente del programa de la Universidad Francisco de Vitoria Aprendamos a Amar,
se ha sentado con Álex Navajas para profundizar en una realidad que "da miedo" abordar, pero para la que hay
soluciones.
Y una de las que según el experto ayuda y protege especialmente es la fe. Se trata de una afirmación que no solo ha
estudiado y plasmado por escrito, sino que también la ha experimentado.
A raíz de la historia personal del psicólogo, que
cuenta él mismo aquí, surgió una
búsqueda de sentido y de respuestas, pero también de querer ayudar a los demás
en base a su experiencia, lo que hace hoy el diálogo y de una dedicación
profesional.
Cuenta a Álex Navajas, presentador de El Buscador en Creo TV,
que una de las principales formas de enfrentar cara a cara las ideas suicidas
es la escucha.
Lo primero que le dice a quienes acuden a pedirle
ayuda es que está "dispuesto
a escucharles. Porque
respecto a las conductas suicidas a veces queremos saber decir cosas muy
potentes o slogans como `todo va a salir bien´, pero me da la sensación de que
así nos olvidamos de la persona, la anulamos. Si una persona tiene un
pensamiento o intento de suicidio, lo más importante que hay que hacer es
escuchar".
Explica que "escuchar
funciona", pues "da la posibilidad
de una primera escucha que puede acompañar de una forma terapéutica. No hace
falta pasar por un trastorno mental ni todo va por cita en atención primaria.
La prevención empieza por escuchar y acoger las dificultades del otro
sin juzgarlo y eso es lo complicado. Lo fácil, y hay que hacerlo, es
ofrecer más servicios de salud mental, pero todos debemos estar preparados para
acompañar en la dificultad".
DERRIBANDO
MITOS EN TORNO AL SUICIDIO
Precisamente a raíz de esa escucha y de su estudio,
es consciente de que hay "muchos mitos e ideas
erróneas alrededor del suicidio".
Una de ellas es culpar o achacar toda la
responsabilidad al que comete el suicidio.
Especialmente, dice, "cuando muchas veces es
por una pérdida de voluntad o de libertad. Si encima como sociedad no le damos
otra alternativa, no podemos culparle", afirma. Lo mismo ocurre
al presumir en ellos la cobardía o incluso valentía, "valoraciones morales que a ningún ser humano le
toca hacer, porque no podemos conocer lo que mueve a una persona a querer
acabar con todo".
Al igual que por lo general no se puede culpar
directamente a quienes cometen el suicidio, el docente de la Universidad
Francisco de Vitoria destaca que tampoco se pueden culpar a sí mismos los
familiares y allegados del fallecido. Según sus datos, cada suicidio deja a 10 personas cercanas fuertemente heridas, que con frecuencia asumen ese suicidio "con vergüenza o culpa" y no es raro "que acaben buscando la culpa en sí mismos sin tenerla".
FE,
MISERICORDIA Y SENTIDO VITAL: ANTÍDOTOS QUE PREVIENEN
Precisamente esa ausencia de juicio y en su
defecto, pedir y confiar "en la misericordia
de Dios" y en que "no todo está
escrito" son elementos que se aúnan en la fe, lo que para Díaz es
una de las principales vías para vivir con estas situaciones.
Incluso los crecientes intentos de suicidio que no
se llevan a término son una muestra de que, "ante
tantas dificultades como hay en todos los niveles, si no acompaña un sentido
vital, vivir se puede hacer muy cuesta arriba", ya sea
para los menores en situaciones de acoso o para adultos en dificultades
económicas o personales.
"FACTOR
DE PROTECCIÓN"
Explica que humanamente "no
hay forma de sobrellevar bien" el suicidio de un ser querido. Y
aunque con la fe sigue sin ser fácil, supone un claro "factor
de protección" que ayuda.
"A raíz del suicidio de mi
madre, tuve que hacer mía la fe. A partir de ahí, de la presencia de Dios en
ese sufrimiento, yo puedo decir con mucha más soltura que mi fe es herencia de
mi madre y he tenido un encuentro personal con Jesucristo justo
cuando mi madre ha faltado", explica.
Más allá de su caso personal, observa que algo tan
simple como que los jóvenes y adolescentes tengan una vida de
parroquia o a otros adultos y sacerdotes que se preocupan "a un nivel espiritual y formativo" por
ellos es claramente beneficioso. Un "factor de protección frente a dificultades" que en ocasiones
"no se cuida bien", explica.
Durante la entrevista, Díaz Vega llamó la atención
sobre la importancia de referentes espirituales que se preocupen por los
jóvenes o incluso de la "vida de parroquia" a la hora de enfrentar
situaciones que puedan aproximar la posibilidad del suicidio.
LA
MISERICORDIA, "ENTRE EL PUENTE Y EL RÍO"
Que hay esperanza incluso en trágicos sucesos como
el suicidio se trata de una afirmación que Díaz extrae de casos de santos y que
trata de extender al imaginario colectivo.
Lo ejemplifica en el prólogo de su libro con un suceso atribuido al santo cura de Ars, Juan
María Vianney, al recibir a la viuda de un hombre que se había suicidado y cuya
salud se estaba viendo perjudicada por este motivo:
"El Santo Cura de Ars se detuvo
delante de la señora enlutada. Se inclinó a su oído, y le dijo: `Se ha
salvado´. La desconocida tuvo un sobresalto. Entonces el Santo le dijo otra vez
silabeando: `Le digo a usted que se ha salvado. Está en el purgatorio, y hay
que rezar por él… Entre el puente y el agua, tuvo tiempo para
hacer un acto de contrición. La Santísima Virgen le alcanzó esta
gracia. Algunas veces su esposo, aunque irreligioso, se unía a las oraciones de
usted. Esto le mereció la gracia del arrepentimiento y el supremo
perdón´".
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