Cuando uno ve el sufrimiento inmenso de cinco mil muertos, tantos heridos, tantos hogares destruidos, uno se pregunta cómo Dios puede permitir tragedias así. Entendemos que pueda existir sufrimiento, ¿pero tanto?
Sin embargo, no entendemos cómo un Padre celestial bondadoso puede permitirlo,
pero comprendemos que el Omnipotente es la única solución. El corazón no acaba
de entender, pero la mente nos dice que sí, que el razonamiento lógico es
concluyente.
O
Dios no existe y nadie les puede consolar.
O
Dios existe y es el único que puede consolarlos.
Me alegra mucho que los países de Europa hayan respondido al momento
enviando equipos especializados de rescate. Hay que ayudarlos por todos los
medios. Tanto el pueblo turco como Erdogan tienen que ver con hechos que los
sentimos como prójimos y que su sufrimiento nos duele.
P.
FORTEA
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