El P. Giovanni Zaccaria, profesor asociado de teología de los sacramentos de la Universidad de la Santa Cruz en Roma, explica cómo debe hacerse el saludo de la paz en Misa.
En declaraciones a EWTN Noticias, el sacerdote explicó que el saludo de
la paz “es un gesto importante porque podríamos
decir que el Señor nos ha dicho dense la paz, cuando presentamos nuestra
ofensa”.
En ese sentido, “el gesto debe ser hecho con
paz, sin prisas, sin agitación, sin irse de un lado al otro”.
Además, “el gesto debe denotar lo que hay
por dentro. La paz es participación de alegría pero no una fiesta
desencadenada”.
“La Misa es una acción que denota la unidad de
cielo y tierra. Es un tiempo fuera de lo ordinario”, recordó el sacerdote.
Lo dicho por el sacerdote es acorde con una carta circular del
Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el
Vaticano, que se refirió al tema en junio de 2014.
En esa carta, el Dicasterio indicó que el saludo de la paz debía
mantenerse en el momento de la Misa en que está actualmente; ante la sugerencia
de algunos obispos de hacerlo en un momento distinto.
La misiva también
alertaba sobre tres abusos al respecto:
1.- La introducción de un “canto para la paz”,
inexistente en el Rito Romano.
2.- Los desplazamientos de los fieles para
intercambiarse la paz; y
3.- Que el sacerdote abandone el altar para dar la
paz a algunos fieles.
¿POR QUÉ ARRODILLARSE
EN MISA?
El experto en teología de los sacramentos explicó que “arrodillarse es un gesto que denota adoración, muestra
que estamos ante algo no usual ni habitual, sino que estamos ante algo
realmente superior, estamos ante Dios”.
“Ante Él la postura más correcta es la de estar
arrodillados, porque estoy adorando y con la postura del cuerpo alabamos a Dios
que es Padre, Hijo y Espíritu Santo”, agregó.
El sacerdote indicó que “el momento más
importante para arrodillarse es la plegaria eucarística, es decir cuando el
sacerdote reza la oración de consagración del pan y vino en cuerpo y sangre de
Cristo”.
El P. Zaccaria recomendó también tomarse unos minutos luego de concluir
la Misa para “ofrecer un tiempo de oración íntima:
para pedir, desagraviar, dirigirnos al Señor pidiendo muchas cosas”.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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