Porque providencia es «ver por otro», deja que Dios «pro-vea» por ti.
Y
no te angusties más por el futuro.
Lo
único que Dios te pide es que le ayudes ayudándote a ti mismo con la medida de
tu esfuerzo.
Y
después…, espera confiadamente que el Dios de los pájaros y de las flores te
recuerde alentadoramente: «Vosotros valéis mucho más
que los pájaros…, y os visto mejor que a las flores»
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