El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez (México), alertó sobre el peligro del popular amuleto conocido como “ojo de venado”.
Esto se llama ojo de venado. Es un amuleto; las personas que los
utilizan son brujos. Utilizarlos para la buena suerte, la “buena vibra” o para buscar protección es una
práctica esotérica y por lo tanto maligna, obra de Satanás, contraria al primer
mandamiento de la fe católica. pic.twitter.com/jlmaAP8FJ3
— Padre Eduardo
Hayen Cuarón 🇲🇽 (@padrehayen) August 3, 2021
El “ojo de venado” es un amuleto que
usan algunas personas en México y otros lugares como protección ante el llamado
“mal de ojo”, sin saber los peligros que
acarrea portarlo o ponerlo en los niños.
En una publicación en su cuenta de Twitter el 3 de agosto, el sacerdote
explicó que el “ojo de venado” es “un amuleto y las personas que los utilizan son brujos.
Utilizarlos para la buena suerte, la ‘buena vibra’ o para buscar protección es
una práctica esotérica y por lo tanto maligna, obra de Satanás, contraria al
primer mandamiento de la fe católica”.
El primer y más importante de los mandamientos de la ley de Dios es “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica en el numeral 2117 que “todas las prácticas de magia o de hechicería mediante
las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y
obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo –aunque sea para procurar la
salud– son gravemente contrarias a la virtud de la religión”.
“Estas prácticas son más condenables aún cuando van
acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención
de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible”, resalta el Catecismo.
En su cuenta de Twitter, el P. Hayen indicó que para destruir los
amuletos como el ojo de venado, “no se deben tirar
simplemente a la basura”.
“La destrucción debe pasar por un conjuro que hace
el sacerdote para quitarles el poder maléfico, y después deben destruirse por el fuego o
hacerlos pedazos”, precisó.
LA SUPERSTICIÓN
El numeral 2110 del Catecismo de la Iglesia Católica explica que el
primer mandamiento de la ley de Dios “prohíbe
honrar a dioses distintos del Único Señor que se ha revelado a su pueblo”
y rechaza la superstición.
“La superstición es la desviación del sentimiento
religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al
verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo,
mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias”.
“Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las
oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones
interiores que exigen, es caer en la superstición”, resalta también el Catecismo.
El Catecismo explica asimismo, en el numeral 2115, que la actitud
cristiana ante el porvenir debe ser la de “entregarse con
confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y abandonar toda curiosidad malsana al respecto”.
“Todas las formas de adivinación deben rechazarse:
el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras
prácticas que equivocadamente se supone ‘desvelan’ el porvenir”, refiere el numeral 2116.
“La consulta de horóscopos, la astrología, la
quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de
visión, el recurso a ‘mediums’ encierran una voluntad de poder sobre el tiempo,
la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la
protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el
respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios”, destaca el texto.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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