En los años setenta
y ochenta, cuando alguien quería ridiculizar una praxis pastoral caduca y
destinada al fracaso, amén de burlarse de curas poco actualizados o anclados en
un pasado a superar, se decían estas cuatro cosas: bah, todo se
reduce a misa, sermón, rosario y exposición.
Efectivamente había que buscar nuevos métodos, por supuesto con mucho menos culto, implicaciones sociales e
inserción en el mundo. Nuevos métodos que llevamos
practicando cuarenta años con el
extraordinario resultado de haber conseguido que hoy, en
España, entre agnósticos, ateos y no creyentes hayamos alcanzado la nada
desdeñable cifra de casi un 30 %, que en algunas zonas de España, como en
Cataluña, se dispara hasta superar el 45 %.
¿Algo que
corregir? ¡Nada! No solo no hay nada que corregir sino que aumentamos e insistimos. Toca
insistir en los inmigrantes, el calentamiento global, la neoconversión
ecológica y la más absoluta libertad a la hora de vivir y practicar nuestra fe
católica.
Tenemos
que estar extraordinariamente contentos con lo cosechado. Nuestros jóvenes
entre 18 y 24 años, muchos de ellos bautizados, comulgados, confirmados y
educados en colegios religiosos, se declaran agnósticos y no creyentes en una proporción
que ya supera, aunque por poco, el 50 %. Me da que
pretender que vuelvan a la iglesia a base de explicarles lo del calentamiento
global va a dar escasos resultados.
¿Y si les digo
que yo sigo creyendo, y más en mis pueblos, es eso tan caduco de misa,
sermón, rosario y exposición? Celebro misa (a veces bino) dos días por semana en cada pueblo. Un día
por semana en cada pueblo se expone en Santísimo y se reza el rosario. Misa sin
alharacas. Es decir, misal y punto. Sermón concretito, que si no es cosa de
perder el tiempo. Ayer, por ejemplo, memoria de san Alfonso María de Ligorio,
les hablé de la moral cristiana, y les dije que ser cristiano católico supone
vivir cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios, los de la santa madre
Iglesia y practicar las obras de misericordia, y que eso de vivir según
el espíritu de las bienaventuranzas no es cosa distinta.
Fracaso
pastoral, dirán algunos. Eso solo Dios lo sabe. Pero ya ven, en Braojos, con doscientos
empadronados, aunque ahora en verano somos más, este pasado miércoles conté quince personas que rezaron el rosario,
estuvieron ante el Santísimo expuesto y después asistieron a la santa misa. Ayer, en La Serna, setenta empadronados, dieciséis.
Si en lugar de dedicarme a la
misa, la predicación, el confesionario, la exposición y el rosario, me dedicara
a explicar lo de las pateras y el cambio climático no es que no vendría nadie,
es que me dirían, y con mucha razón, que para eso no quieren un cura.
Es que a usted no le importan
los pobres. Evidente. Por eso soy el párroco de Braojos, Gascones y La Serna. Y
al que le importen los pobres, los que nada tienen, los que no aparecen ni en
la tele, que se venga.
Jorge
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