En su última carta dominical
En su última
carta dominical, el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, asegura
que «ante la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la
ideología de género, ante este desafío educativo, no podemos dejar la familia
sola».
(InfoCatólica) Carta del cardenal Juan José
Omella, arzobispo de Barcelona (España):
La Congregación para
la Educación Católica ha presentado
recientemente Varón y mujer los creó (Gen 1,27),
un documento que aborda la cuestión de
la ideología de género y de su incidencia en el
mundo educativo. Creo que la lectura de este texto puede ayudar a muchos padres
y profesores, que ven con cierta preocupación la implantación progresiva de una
ideología que está provocando una gran desorientación entre los niños,
adolescentes y jóvenes.
Según los partidarios de la
ideología de género, la identidad de la persona (hombre o mujer) no se define
biológicamente, es decir, en el nacimiento, sino que vendría determinada por
los propios sentimientos y deseos individuales. En efecto, la identidad sexual
de la persona tendría más que ver con una construcción social que con una
realidad natural o biológica. Esta propuesta separa
drásticamente el valor de la diversidad y complementariedad biológica, afectiva
y sexual entre el hombre y la mujer.
La Congregación para la
Educación Católica nos recuerda que existen numerosos argumentos racionales
(biológicos, genéticos, neurológicos, endocrinológicos, fisiológicos…) que muestran
la centralidad del cuerpo humano como un elemento integral de la identidad
personal y de las relaciones familiares. De hecho, la familia es el lugar
natural donde la relación entre el hombre y la mujer encuentra su plenitud. La
familia es una sociedad natural en la cual se realizan plenamente la
reciprocidad y la complementariedad entre el hombre y la mujer.
Ante
la deconstrucción de la visión de la persona humana que propone la ideología de
género,
ante este
desafío educativo, no podemos dejar la familia
sola. La Congregación para la Educación Católica nos invita a
fomentar una alianza educativa entre la familia, la escuela y la sociedad que respete la responsabilidad primordial de los padres en la educación de
sus hijos.
La
Iglesia, madre y maestra, no solo escucha, sino que, fortalecida por su misión original, se
abre a la razón y se pone al servicio de la comunidad humana, para ofrecerle
sus propuestas. Hoy más que nunca necesitamos
una educación afectiva y sexual que «ayude a los
niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico ante una invasión de
propuestas, ante la pornografía y la sobrecarga de estímulos que pueden
provocarles una desorientación emocional y el impedimento de su madurez
psico-relacional». (cf. n. 42 del Documento). Hay que acompañar a los
niños y jóvenes en este aprendizaje y prevenirlos de cualquier influencia que
desfigure su capacidad de amar.
Queridos hermanos, debemos
fomentar un diálogo profundo y respetuoso que busque la verdad sobre la
persona, de manera que pueda alcanzar su plenitud. Hay que superar
cualquier reduccionismo ideológico para
redescubrir la belleza del amor, de la complementariedad física, afectiva y
mental, la apertura a un amor que puede ser fuente de vida.
Card. Juan José
Omella - Arzobispo de Barcelona
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