jueves, 11 de octubre de 2018

12 CONSEJOS PARA EVITAR EL PURGATORIO


Cuanto antes lleguemos a nuestro hogar definitivo es mejor. Nos ahorramos sufrimientos. La lucha para escabullirse del Purgatorio es quizás la más importante en la vida de un cristiano. Y para ello debe estar en purificación constante. Pero no se le puede mentir a Dios. Por eso nuestra purificación tiene que ser real y mientras tengamos oportunidad en la Tierra.
Aquí presentamos doce puntos que debes tener en cuenta para evitar un pasaje prolongado por el Purgatorio o directamente evitarlo.
Lee este artículo que podrás encontrar muchas sugerencias más: Una Joyita: Todo lo que Hay que Saber sobre el Purgatorio y las Almas que están allí. El Cristianismo es una religión de amor. Es “la” religión del Amor. Y ¿cómo podría ser de otra manera, si el mismo Amor la fundó? No existe en los universos creados por Dios Omnipotente otro Ser que sea más Amor que Él mismo. ¡Vino a la tierra en persona para salvarnos de nuestros propios pecados! Se entregó en el máximo gesto posible de Amor para ser masacrado y terminar colgando en una Cruz. Eso es Amor. Y podemos pensar que si ese es el material de que está hecho el paraíso, nada oscuro ni manchado ni falto de amor podrá entrar en él. Se trata, entonces, de amar.
“Ama y haz lo que quieras”, decía San Agustín
Las almas del purgatorio le dijeron a María Simma, que el Amor borra muchos pecados.
Y tanto es así, que por más mala o pecadora que haya sido una persona, si llega a morir en el acto de salvar a otro, por ese hecho final de entrega amorosa, ¡sus pecados quedarán olvidados y entrará a gozar del Paraíso! Pero no todos estaremos llamados a una entrega heroica para salvar a otro. Pero sí estaremos llamados a ese “goteo” de amor que es la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Y es ahí donde fallamos. El tratar bien a un vecino que nos odia sin motivo, darle una ayuda al molesto que nos golpea la puerta para vendernos lo que no necesitamos, a la compañera que sabemos habla mal de nosotros al jefe, al cliente exasperante que nos abruma con sus exigencias. Pero debemos aclarar que no nos exige amar “afectivamente”, tal como lo hacemos con nuestros seres queridos. Se trata de amar “efectivamente”, es decir, hacer bien a todos los que entran en contacto con nosotros. Tratándolos con amabilidad, respondiendo con cortesía toda pregunta que nos hagan, aunque sea la más tonta del mundo. Uno de los títulos que se le dan a la Santísima Virgen en las Letanías es “Madre Amable.” Y vaya si es amable con nosotros, que somos hijos tan ingratos, nuestra Madre del Cielo. ¿Nos costaría tanto imitarla? Santa Faustina Kowalska atendía a mendigos que venían a pedir pan a la puerta del convento. Ella los hacía pasar a la cocina, los sentaba a la mesa y les daba un plato de sopa. En una de las oportunidades, vino Jesús disfrazado de mendigo, y tomó de lo que ella le sirvió. Más tarde le dijo que había sido Él uno de los que había atendido ese día.
“Quería probar tu sopa” le dijo Nuestro Señor.
¿No sería más bien que Él quería probar el amor que ella brindaba a los desgraciados?
Jesús anhela un gesto de amor nuestro. Se trata entonces, de amar.
Y el Purgatorio es una pena de Amor, según le dijo Él mismo a María Valtorta.
Las almas se queman en un fuego de amor que es insoportable. Y no es que Dios los envía al Purgatorio.
Son las mismas almas las que, al ver la Luz maravillosa que se les muestra al morir y enamoradas de ella, se dan cuenta de que no está listas para ir a gozar de esa Luz.
Y se retiran para limpiar sus almas de las culpas. Es a partir de ese momento que sobreviene la urgencia de salir de ese lugar de sufrimiento y entrar al Cielo, que es el destino final de las almas que se salvan.

“EN EL CIELO NO ENTRARÁ NADA MANCHADO” (Apocalipsis 21:27)
La Iglesia Católica enseña que nada impuro entra en el Cielo, por lo tanto los que no mueren en pecado mortal se purifican en un lugar llamado Purgatorio.
San Pablo dice: “Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego. El fuego, pues, probará la obra de cada uno. Si lo que has construido resiste el fuego, serás premiado. Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar. Se salvará pero no sin pasar por el fuego”. (1Cor 3,13-15)
Aquí queda claro que el que no resista la prueba el día del juicio tendrá que pagar.
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Si un cristiano no puede entrar al Cielo por tener alguna mancha o impureza, que no implique la gravedad de sufrir el castigo eterno, es claro que tendrá que “pagar” en esta vida o en la otra.
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La Iglesia católica enseña que en el Purgatorio se perdonan los pecados veniales, no los pecados mortales.
Los protestantes no creen que exista el Purgatorio pues dicen que disminuiría la gracia salvadora de Cristo. Y tampoco creen en la posibilidad de perdón de los pecados después de la muerte. Para ellos hay sólo dos lugares para ellos: el Cielo y el Infierno. Mientras que las Iglesias Ortodoxas creen que las almas después de la muerte esperan el Juicio Final en un lugar que no es el Paraíso ni tampoco el Hades. Del que pasarán al Cielo por los sufragios de los fieles y no mediante penas purificadoras. Por su parte, la cultura occidental actual considera el purgatorio en una versión secularizada de la escatología cristiana. El cielo, el infierno, la muerte y el purgatorio no son ideas tan extrañas porque se transforman en objetivos políticos, económicos y ecológicos. El cielo se convierte en lo que creamos largo de los siglos. Y el infierno es cualquier oposición al mismo. La muerte será vencida por la ciencia. Y el purgatorio es lo que tenemos que soportar justo antes de la perfección a la que tienden las sociedades humanas. Los pecados de esta tierra son pagados aquí.

¿PODEMOS EVITAR EL PURGATORIO? LA RESPUESTA ES SÍ
Muchos piensan que es prácticamente imposible al cristiano corriente a evitar el Purgatorio. Todos debemos  ir allí dicen. Y hasta agregan “Sería bueno para nosotros si alguna vez llegamos allí”, como queriendo decir que primer hay que zafar del infierno, que es lo más difícil. Como consecuencia de tales ideas fatalistas, muchos no hacen ningún esfuerzo serio para evitar el Purgatorio, o incluso a para disminuir el plazo que pueden tener que pasar allí.
Pero todos puedan acortar notablemente su período de expiación en el Purgatorio e incluso evitar el Purgatorio por completo.
El hecho que un gran número de almas caen en el Purgatorio y permanecen allí durante largos años es simplemente porque nunca trabajaron en serio para evitarlo o nadie les dijo como hacerlo. Los medios que les proponemos son fáciles, prácticos y al alcance de todos. Y por otra parte, lejos de ser molestos, su uso servirá para hacer nuestras vidas más felices en la Tierra y te quitará el temor exagerado a la muerte que aterroriza a muchos.
Repito: la razón por la que tenemos que pasar por el Purgatorio después de la muerte es que hemos cometido pecados, y no los hemos expiado.
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Cada pecado individual debe ser expiado, en esta vida o en la próxima.
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Ni siquiera la más mínima sombra de pecado o mal puede entrar en la santa presencia de Dios.
Cuanto más graves y frecuentes son los pecados, más largo será el período de expiación y más intenso será el dolor. Y no es culpa ni el deseo de Dios que vayamos al purgatorio. La culpa es toda nuestra. Porque hemos pecado y no hemos hecho expiación. Incluso después de nuestro pecado, Dios, en su infinita bondad, pone a nuestra disposición muchos medios sencillos y eficaces mediante los cuales podemos ser perdonados. La mayoría de los cristianos, por imprudencia, negligencia o incomprensión de estos medios tiene que pagar sus deudas en la prisión del Purgatorio. Acá daremos 12 consejos para evitar llegar a la situación de pecado. Pero si pecamos, entonces lo debemos confesar a un sacerdote confesor y hacer reparación por el pecado cometido.

12 CONSEJOS PARA EVITAR EL PURGATORIO O ESTAR EL MENOR TIEMPO POSIBLE EN ÉL

1: PEDIR A DIOS
En cada oración que dices, cada Misa que oyes, cada Comunión que recibes, toda buena obra que realices debe tener la intención expresar y de implorar a Dios que te conceda una muerte santa y feliz y no haya purgatorio. Seguramente Dios escuchará una oración dicha con tanta confianza y perseverancia. Mira aquí.

2: HACER LA VOLUTAD DE DIOS
Siempre desear hacer la voluntad de Dios. Es en todos los sentidos lo mejor para ti. Cuando hagas o busques cualquier cosa que no es la voluntad de Dios, date por seguro que vas a sufrir. Decir, por lo tanto, con fervor cada vez que se recita el Padre Nuestro haz hincapié en “Hágase tu voluntad”.  

3: SOPORTA
Acepta todos los sufrimientos, penas, dolores y decepciones de la vida, ya sean grandes o pequeñas. La mala salud, pérdida de bienes, la muerte de tus seres queridos, el calor o el frío, la lluvia o el sol como proveniente de Dios. Soportarlas con calma y paciencia por amor a Él y en penitencia por tus pecados. Por supuesto, puedes utilizar todos sus esfuerzos para protegerte de problemas y el dolor, pero cuando uno no puede evitarlos, sopórtalos con paciencia. La impaciencia y la revuelta hacen que los sufrimientos sean mucho mayores y más difíciles de soportar.

4: ACEPTA TU PASIÓN
El acto más grande en la vida de Cristo fue su pasión.  Él tenía una pasión como cada uno de nosotros tiene una pasión. Nuestra pasión consiste en los sufrimientos y trabajos de cada día. Por lo tanto, vamos a hacer nuestro trabajo, aceptar las decepciones y dificultades y llevar nuestros dolores en unión con la Pasión de Cristo. Ganamos más mérito por un poco de dolor que por años de placer.

5: PERDON / CONFESIÓN
Perdona todas las in jurias y las ofensas como Dios nos perdona. Ir a la confesión. Este sacramento  del perdón o confesión hace más que “sólo” librarnos de nuestros pecados; nos da un enorme aumento en la gracia santificante. Ganamos para nosotros un lugar más alto en el cielo, con un aumento de la unión con Dios. Cada vez que vamos a la confesión, somos preservados de muchos peligros y desgracias que de otra manera nos habrían sobrevenido. Una confesión devota nos ayuda a escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo, y de escuchar y seguir el consejo de nuestros ángeles de la guarda.  

6: EVITA LAS SITUACIONES DE PECADO
Evita los pecados mortales, pecados veniales deliberados y rompe los malos hábitos. Entonces será relativamente fácil satisfacer la justicia de Dios por los pecados de la fragilidad. Por encima de todo evita los pecados contra la caridad y la castidad en pensamiento, palabra y acción, porque estos pecados son la razón por los que muchas almas se encuentran detenidos en el Purgatorio por un largo tiempo.
7: CUÍDATE Y AYUDA
Haz muchas pequeñas cosas, actos de bondad y caridad, da la limosna, no murmures o te quejes cuando las cosas no son como las deseas, no te quejes de los demás, nunca te niegues a hacer un favor a los demás cuando sea posible. Estos actos son una espléndida penitencia.

8: USA TU PODER DIRIGIDO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Pon todo tu poder para las Santas Almas del Purgatorio. Ora por ellas constantemente, consigue que otros lo hagan, únete a asociaciones de amigos de las pobres almas y piden a todos que hagan lo mismo. Las Santas Almas te lo pagarán generosamente.
9: VISITA LOS SACRAMENTOS
No existe manera más poderosa de obtener de Dios una muerte más santa y feliz que la confesión semanal, la misa diaria y la comunión diaria. Las misas pueden ayudar, antes o después de la muerte para que alguien acelere su tiempo en el Purgatorio.

10: VE A HABLAR CON JESÚS SACRAMENTADO
Una visita diaria al Santísimo Sacramento – aunque sólo sea por tres o cuatro minutos – es una manera fácil de obtener la misma gracia. Arrodíllate en la presencia de Jesús con los ojos fijos en el Tabernáculo o Custodia, seguro de que él te está mirando. A continuación, repite pequeñas oraciones como estas: Mi Jesús, Misericordia; Mi Jesús, ten piedad de mí, pecador; Mi Jesús, te amo. Mi Jesús, dame una muerte feliz. 
11: EL ESCAPULARIO CARMELITA
Inscríbete y lleva el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo. “Todo aquel que muere vestido de este escapulario no sufrirá el fuego eterno.” Esta es la Promesa de la Santísima Virgen María, hecha 16 de julio 1251 a San Simón Stock. El Privilegio Sabatino es la promesa de María para liberar del Purgatorio poco después de la muerte a todos aquellos que:
1) lleven el escapulario marrón
2) observen la castidad según su estado de vida y
3) digan el Pequeño Oficio de la Santísima Virgen María todos los días.
Para tener derecho a esta promesa escapular, uno debe estar inscrito en la familia del Carmelo. Esta es una ceremonia simple que toma sólo un momento y puede ser realizada por cualquier carmelita o sacerdote debidamente autorizado. La maternidad de María no se limita a los católicos. Se extiende a todos los hombres. Muchos milagros de conversión se han obrado en favor de los no católicos que han practicado la devoción al escapulario.  Ver aquí.

12: USA AGUA BENDITA
El agua bendita es un sacramental que remite el pecado venial. A causa de la bendición que se le atribuye, la Santa Iglesia alienta encarecidamente su uso a sus hijos, especialmente cuando el peligro amenaza, tales como incendios, tormentas, enfermedades y otras calamidades. Cada hogar católico debe tener un suministro de agua bendita. Manten tu alma maravillosamente pura a los ojos de Dios al hacer la señal de la cruz mientras dices: “Por esta agua bendita y por Tu Sangre Preciosa, lava todos mis pecados y los pecados de los Pobres Almas del Purgatorio, Señor.”

Fuentes:

María de los Ángeles Pizzorno

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