martes, 7 de noviembre de 2017

"SI CREEN QUE EL DIABLO NO EXISTE...": LOS EXORCISTAS REGRESAN


El Comercio habló con Gabriele Amorth, exorcista del Vaticano y el más mediático de los expertos en el ámbito. No hay que remontarse demasiado en el tiempo para encontrar referencias del Papa al maligno. “Con el demonio no es posible dialogar, porque vencerá siempre. Solo la fuerza de la palabra de Dios puede vencer”, dijo Francisco a la multitud congregada en Ecatepec el pasado domingo, durante su reciente visita a México. Los teólogos se debaten entre quienes opinan que el pontífice menciona de forma constante al diablo y los que piensan que no lo hace más que sus predecesores. Pero lo cierto es que el influjo de Satanás es una constante en los mensajes del papa Francisco. Durante siglos, los encargados de liberar a los cristianos del mal fueron los exorcistas. Hasta que en el siglo XIII los sacerdotes dedicados a su ejercicio fueron perseguidos por la Inquisición por considerarlos herejes. Su condena se extendió hasta el siglo XVII, cuando en 1614 la Iglesia estableció oficialmente un rito sobre el exorcismo. Fue un nuevo respiro, hasta que los cambios hechos por el Concilio Vaticano II (1962-1965) relegaron esta práctica casi a la desaparición. Con la llegada de Juan Pablo II y la irrupción de Gabriele Amorth, exorcista de la Diócesis de Roma y el más mediático de cuantos expertos en este ámbito se conocen, la tendencia cambió una vez más.
EL EXORCISTA DEL VATICANO
Protagonista de un libro llamado “El último exorcista”, Amorth se congratula de su relación con los papas Wojtyla, Ratzinger y Bergoglio. En 1991, el sacerdote italiano fundó la Asociación Internacional de Exorcistas, que fue reconocida jurídicamente por la Santa Sede en el 2014.
A sus 90 años, Amorth se define como un “hombre de la Iglesia”, aunque no le han faltado discusiones con altos jerarcas. “Un día un cardenal me entrevistó y me dijo: ‘Sea sincero, el diablo no existe’”, relata a El Comercio. “Yo le respondí: ‘Usted debe leer un libro que le será muy útil: el Evangelio’”.
Para quien fue llamado el exorcista del Vaticano, el principal problema radica en que “muchos se han olvidado de que quien sugiere el mal es el diablo”. Sus revelaciones en las que defiende que el demonio se encuentra en “todo aquello que niega a Dios”, como “el aborto, el divorcio, los gays, el rock satánico o los programas de violencia y sexo en televisión” han ocasionado que algunos no lo tomen muy en serio.
Tampoco le falta a Amorth un buen listado de sucesos paranormales. “Durante un exorcismo, necesitamos a seis hombres para sujetar a otro que terminó levitando. Otro se arrastraba como una serpiente entre las sillas y una mujer me vomitó cadenas de hierro, llaves, muñecos de plástico”, cuenta. Presume de haber practicado miles de estas sesiones y, desde la residencia romana de la Sociedad de San Pablo en la que vive, asegura que sigue teniendo la agenda llena.
La Asociación Internacional de Exorcistas, de la que Amorth ya se apartó del primer plano, tiene en nómina a unos 300 especialistas en este ministerio, repartidos en treinta países. Se calcula que en total son varios cientos los exorcistas que existen en el mundo. En el Perú hay pocos y en Lima solo hay uno oficial, pero su nombre no nos fue revelado por el arzobispado, ya que debían tener la autorización del cardenal.
LOS CASOS AUMENTAN
No hay una cifra oficial, pero varias diócesis europeas y latinoamericanas informan que las sectas “son un fenómeno en aumento”, según el Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa (GRIS, por sus siglas en italiano).
Esta organización sostiene que se trata de un suceso “peligroso”, ya que en los últimos años han aumentado las personas que requieren un exorcista. En tanto, estas denuncian que no hay suficientes expertos para atender el número de casos y que algunas regiones se ven privadas de sacerdotes con las cualidades necesarias.
Para preparar al personal religioso en la materia, la Iglesia Católica celebra cada año un curso para exorcistas con el patrocinio de la Congregación Vaticana para el Clero. El próximo a realizarse empezará el 4 de abril.
El director del Instituto Sacerdos, Pedro Barrajón, explica que no siempre es necesaria la intervención de un exorcista. Hay que diferenciar entre “lo que sería una simple tentación y las infestaciones maléficas o el último paso, que sería la posesión”.
Según la doctrina católica, un sacerdote solo puede ejercer el exorcismo con el consentimiento de su obispo y después de que el paciente haya sido diagnosticado por un médico. Barrajón reconoce que se trata de “casos muy reducidos, pero que deben ser atendidos”. El demonio suele acudir a personas que “han estado en contacto con prácticas satánicas o con el espiritismo”, asegura el experto. Y aunque el diablo no esté en todas partes, “también puede atacar a quien no haya pecado nunca”.
“Si creen que el diablo no existe, lean un libro que les será muy útil: el Evangelio”.
CASOS EN EL PERÚ
► 20 de marzo de 2014
En Sullana, sacerdotes y monjas ayudan a una adolescente de 17 años afectada tras jugar la ouija con sus compañeros de un centro preuniversitario. La atendieron en la iglesia matriz de la localidad, donde participó del juego.
► 11 de septiembre de 2014
En Pucallpa, diez jóvenes sufren alteraciones cuando grababan un programa de televisión en un cementerio. Las víctimas son conducidas a una vivienda donde se les somete a una sesión de exorcismo.
► 18 de octubre de 2015
En Tarapoto, un niño de 12 años vive encadenado en un templo evangélico. Su madre declara que, desde hace dos años, su hijo sufre alteraciones y no puede ser controlado ni por cuatro personas.

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