miércoles, 9 de agosto de 2017

¿POR QUÉ ESCRIBÍ MIS POSTS SOBRE VENEZUELA?


¿Por qué escribí mis posts sobre Venezuela? En los periódicos, en las televisiones, en los debates, en los editoriales de los analistas siempre se comenta ese asunto desde una perspectiva mundana: la sociología, la economía, la política.

Todos esos enfoques son verdaderos. El problema actual de Venezuela tiene muchas razones que hunden su historia en el pasado. Pero detrás de esas causas, la Biblia nos enseña a ver más allá.

Los profetas de la Biblia, san Juan, todas las Escrituras leídas en conjunto nos dicen que detrás del ejército de Asiría que entró en el reino de Israel había unas causas espirituales. La Biblia nos enseña a interpretar de una manera determinada la irrupción de los ejércitos seléucidas en la época de los Macabeos. Roma no estaba en Judea en la época de Jesús por casualidad, como si eso fuera un hecho desconectado de la vida espiritual que había llevado el pueblo de Israel. La Bestia de las siete cabezas no aparecerá por razones meramente económicas o sociológicas.

En cada enfermedad personal que padecemos, el Libro de Job, los salmos, nos piden que analicemos si eso es un castigo justo o una prueba espiritual. Cada hecho de nuestra vida contiene una enseñanza, tiene un sentido.

Sea que padezcamos una bancarrota, una enfermedad o un problema espiritual, el hecho que ocurre en este mundo debe ser interpretado de acuerdo a la Biblia. Pues las causas de ese problema pueden ser materiales, pero sus orígenes más profundos pueden ser espirituales.

Eso vale para una persona y para una nación. Jesús dijo que no eran más culpables los que habían muerto aplastados por el derrumbamiento de la Torre de Siloé. Tampoco era culpable de nada un ciego que vieron Jesús y los Apóstoles.

Pero Jerusalén fue invadida y destruida cuando Dios había dejado claro en las páginas de las Escrituras que cuando quiso la salvó a la ciudad de David. A veces, la salvó, incluso, a través de una sola persona, como en el caso de Judit.

Cuando uno cree en la Biblia, se ve impelido a interpretar los hechos mundanos a través de la fe. Eso es lo que he intentado hacer en mis posts. También he intentado consolar al que sufre. Nunca he dicho que los venezolanos sean peores que los colombianos o los peruanos. Jamás he dicho nada de eso. Pero sí que he dicho que la resolución de este problema actual se debe hacer, ante todo, a través de una conversión a Dios. Que en ese conflicto se deben usar las armas espirituales de la oración, el ayuno y el sacrificio. También he dicho que Dios llega un momento en que dice “¡basta!”.

Todas y cada una de mis líneas de mis posts sobre Venezuela nacen de una visión de la Historia bajo una Providencia Divina y del deseo de hacer sonreír a la víctima.

Lo que me ha dejado sorprendido, muy sorprendido (considero que es un detalle del humor de Dios), es que el 6 de agosto escribí un post sobre Venezuela y puse una imagen de David y Goliat. Lejos estaba de saber que unas diez horas después iba a comenzar un alzamiento con el régimen bajo el nombre de “Operación Goliat”. No tenía ni idea de esa operación militar, pero no creo en las casualidades. 


P. FORTEA

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