Una nación, familia y
persona que permanece y se levanta con victoria, es aquella que ha puesto al
Señor como su confianza. Dios te mostrará que todas las victorias que has
logrado, son un regalo del cielo ahora y siempre.
El Salmo 20:7-8 (NTV) dice: “Algunas naciones se jactan de
sus caballos y sus carros de guerra, pero nosotros nos jactamos en el nombre
del Señor nuestro Dios. Esas naciones se derrumbarán y caerán, pero nosotros
nos levantaremos y estaremos firmes”.
Muchas naciones personas o familias, buscan cosas en las que
puedan jactarse, cosas en las que estar confiados: su talento, su prestigio
social, su riqueza, su cultura, su habilidad. Pero este salmo nos dice que:
“Esas naciones se derrumbarán y caerán” porque han decidido poner su confianza
en cualquier otra cosa que no sea el Señor. Las familias, naciones y personas
que deciden quitar a Dios de sus vidas, quedan a la deriva en cuanto a su
protección, no porque Él quiera dejar de cuidarlos, sino porque ellos mismos se
corren de su cobertura. Van a intentar de muchas formas vivir mejor, ser
felices, progresar, alcanzar sus metas; pero una vida sin Dios, es una vida de
vacío y desesperanza. Solo Dios es inconmovible, inmutable, eterno y
todopoderoso. Su mano no se compara con nada en este mundo. Él nos llama una y
otra vez a escuchar su voz, que nos guía a sendas de plenitud.
Hagamos esta oración:
“Padre Dios, solo en ti pondré mi confianza, otros confían en
sus riquezas o conocimientos, pero yo declaro con humildad, que mi bendición
completa es un regalo del cielo. Solo en ti confío Señor, en el nombre de
Jesús, Amén”.
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