9-1-96 Jesús CA 23:
AMOR ES SOMETERSE.
AMOR ES SOMETERSE.
Oh Mi alma que te has
escondido en Mi Pasión, ¡cuán dulce es a tu Salvador, cantar tu victoria! Eres
sangre de Mi Sangre, vida de Mi Vida, más aún eres justamente la causa de Mi
Victoria. Yo permanecí colgado en la Cruz, no por Mi Gloria, sino por la Gloria
de Mi Padre; Me dí todo por Su alegría y la alegría de Él es la conquista de
los que había perdido.
Así Yo canto tu victoria, es
decir por la Gloria del Padre, puesto que Yo vivo y glorifico cada instante la
vida y la Gloria del que Me mandó a ustedes.
Sépanlo todos, no amo sino el
agrado de Mi Padre, por eso Yo glorificaré a todo el que Le da contento, porque
en ese contento está la Vida Divina que del Padre va al Hijo y de Este retorna
al Padre por medio del Espíritu de Amor.
Ámame, ámame mucho, hijita,
piensa que amar es renunciar a la propia voluntad: es renunciar y entregarse al
amado, sufriendo por él cuanto sea preciso: por ese amor que él da.
Amar es someterse, hacerse tan
pequeño hasta dejarse pisar y despreciar aún por la más vil criatura; si llega
el caso. Amar es relegarse al último término, renunciando aún a los propios
merecimientos y soportar sin reproches que, indebidamente se los apropien los
otros y hacerlo... por el amado, para merecer su amor.
Yo hice eso, hice el bien,
ayudé al necesitado, levanté al caído y no tuve más que deslealtad, ingratitud
por toda recompensa.
Ámame tú, entrégate completa y voluntariamente. Sufre Conmigo, también resistí ese dolor, ¿no querrás tú hacerlo?
El mundo se precipita en el
abismo conscientemente, sin aceptar la ayuda que Mi Corazón le brinda, luego
será el llorar y desesperarse: la humanidad gemirá bajo el azote merecido.
Hay que expiar y orar porque
el castigo vendrá: pero si se hiciera penitencia, las almas se confiarían a Mi
Corazón...
Yo prometo en la ternura y
grandeza de Mi amor, librar a los hombres del rigor de la justicia Divina,
llevándolos a puerto seguro, donde ni el terror ni la muerte puedan ya
dañarlos... Sufre, expía Conmigo.
9-1-96 Jesús CA 32:
ESTÁ PREPARADA LA GRAN TRIBULACIÓN
Hija Mía, deberá hacerse una
gran campaña, una Cruzada de Expiación y penitencia. Esta Cruzada deberá ser
intensa y constante, fuerte y real, veraz y convencida. El mundo debe
prepararse para resistir los embates de la Bestia. Esta prepara la gran
tribulación y el orbe llorará lágrimas de sangre.
Si el mundo ora Mi reinado
estará más cerca y Mi Corazón Sagrado derramará sobre los corazones de los
hombres la luz y la vida del verdadero amor, que siendo infinito, pues dimana
de Mí, les hará ver el camino verdadero a seguir respecto a sus deberes con el
prójimo.
Me ofende la humanidad toda;
no quieren escuchar Mi voz, no quieren entenderla. Pero Mi tristeza es mayor,
tampoco la quieren escuchar aquellos que se dicen Míos. He pedido que se haga
reparación, no hacen caso, temen al qué dirán. Mientras ellos vacilan, los
hombres siguen acumulando iniquidades y, como resultado, mayores castigos para
la humanidad.
Este pueblo a quien He dado
muestras evidentes de Mi pesar... Tanta es su soberbia que teme instruir una
campaña de oración y reparación. Se conforman y se creen libres de toda
responsabilidad con orar el primer viernes de cada mes... ¡Estoy cansado, me
lastima su comodidad!
Yo quiero librar al hombre de
infinidad de males, pero entre el ruido de sus afanes materiales, de sus
preocupaciones terrenas, de sus goces efímeros, de sus maldades, odios y
rencores... no oyen la voz que les indica el camino para evitar los males que
caerán -de seguir en su sordera- inevitablemente sobre él y sobre el mundo.
Hablo a muchas almas, les
muestro las señales, les mando a hablar y como tú, hablan una y otra vez... a
oídos sordos.
Hablen con las autoridades de
la Iglesia y díganles que es Mi deseo: una preparación nacional de las almas
para una Cruzada Nacional de oración y penitencia basada en el sacrificio
voluntario para que Mi Corazón en Su Amor muestre Su Misericordia hacia este
pueblo.
Quiero que esa preparación
para la Cruzada que deberá ser durante la cuaresma, sea preferentemente para la
juventud, mostrándole el camino a que está llamada por la Voluntad Divina, para
formar la nueva sociedad del reino que ha de llegar y en la que han de ser
columnas inamovibles.
Este país tiene un sitio en
esos designios y ha de mostrarse digno de Mi amor. Sea, pues, él y con él sus
hijos, quienes poniendo en Mi Corazón su mirada, sepan ofrendarse por esa
Expiación que pido.
Organícenlo todo. Ha de
empezar la Cruzada sin perder tiempo, la humanidad lo necesita. Ha de rogarse y
expiar por los pueblos que olvidándose de Mí han sembrado odio y violencia.
Sólo haciendo comprender a los
hombres dónde está la salvación y la paz, podrán vivir en justa hermandad y a
la luz que da la verdad. Verdad que sólo han de encontrar en Mi Divino Corazón.
De él han de solicitar Misericordia; de él han de copiar la mansedumbre; en él
y con él han de sufrir y aceptar cuanto sea necesario para la debida redención.
Ha de darse esa voz que
solicito, ha de llamarse a expiación y penitencia si se quiere esa paz que es
Mía, que es la unión de los corazones con Mi Corazón. Esa paz que es la
irradiación del amor increado.
El camino que sigue la
humanidad va derecho a su exterminio... Si te fuera dado contemplar por un
instante, te asombrarías de la hediondez de ciertos pecados que se cometen con
el propósito deliberado de ofenderme.
El horror de los crímenes que
cometen los hombres, creando niños para matarlos, utilizando su vida como quien
utiliza un pedazo de cuero para remendar otro pedazo... La magnitud de las
ofensas que se hacen a la Divinidad, las blasfemias y sacrilegios que se dicen
y hacen contra Ella.
Aún entre los Míos existe esta
horrible confusión. Se levantaron en su soberbia contra Mí y desoyeron Mi voz;
siguen únicamente la de sus apetitos, acomodando su vida y conciencia a la de
sus pasiones. ¿Cómo puedo estar entre los que, dejando a un lado Mi palabra
porque es dura, sólo siguen la de su soberbia?
Es necesaria la Cruzada en
todo el mundo, empiécenla en este pueblo, irradien hacia otros puntos para que
se expanda, como deseo expandir Mi Misericordia. Ha de darse la voz que mueva
los corazones y haga comprender a gran parte de la humanidad, el torbellino en
que está envuelto el hombre. El camino emprendido, sólo lo puede llevar a la
destrucción total si no hace penitencia.
El deicidio constante que el hombre comete en su soberbia y maldad, prepara su eterna condenación. La humanidad está pasando por la crisis decisiva de su historia.
Lejos de Mí, la mayor parte de
las naciones, se entregarán a la Bestia, porque ésta, engendro de Satanás,
halaga a los hombres ofreciéndoles como al principio: hacerles creer que,
libres de trabas de mandamientos, pueden ellos obrar bien libremente, con la
perspectiva de su endiosamiento.
Cegados por el deslumbramiento
de ese poder omnipotente que ellos se irrogan, obran tiránicamente sojuzgando
al indefenso y al inocente, cometiendo toda clase de crueldades e injusticias;
sin pensar que, para realizar impunemente todo esto, no tendría que existir
Dios y ser ellos los omnipotentes e inmortales.
Mas existiendo la Divinidad y
siendo ellos mortales, Dios en Su justicia tiene que castigar este horrendo
pecado que se asemeja en su soberbia, al que cometieron los ángeles rebeldes
que fueron todo luz y ahora son tinieblas.
Pero no todos los pueblos han
de sufrir esa condenación. Sufrirán según sus pecados y por esos castigos
llegarán a comprender dónde está el camino a seguir.
¿Por qué también ustedes han
desoído Mis pedidos? Les he hablado de una Sociedad de la Nueva Alianza, He
venido instruyéndolos en una serie de pasos importantes para esta gran obra que
quiero hacer. ¿Qué voy a esperar de los demás, si ustedes a quienes tanto He
dado no luchan por Mí?
¿Por qué no han seguido
repartiendo los libros por los Conventos como se los He pedido? Ustedes no
pueden tocar un centavo de ese libro porque les ha sido dado gratuitamente para
la difusión de Mi Palabra. Ustedes también están cayendo en faltas muy grandes
al no escuchar con atención Mis Palabras.
Yo Soy el Amor, Soy la
infinita Caridad y la infinita Misericordia pero, Soy también la absoluta
Justicia...
Gracias, pequeña, por soportar
por Mí tus dolores. Ofrécelos a Mi Sagrado Corazón para consolar sus dolores.
Foros de la Virgen María
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