Desgrano aquí una serie de
consejos para un obispo, once sugerencias en total. No son los consejos más
importantes que se le pueden dar a un prelado, sino una serie de consejos
desconexos entre sí y, encima, consejos muy opinables.
1. ORGANIZA a los
laicos para que en la catedral se recen con esplendor las horas canónicas cada
día.
2. QUE EL CLERO y los trabajadores de la curia
(si están lejos de la catedral) recen al menos la hora de sexta en la capilla
con una gran liturgia, breve pero lo más esplendorosa posible.
3. QUE EN LA CATEDRAL se celebre, al menos, una vez a
la semana un gran pontifical, sea quien sea que lo presida. Y que cada día haya
una especie de gran misa mayor donde la belleza del culto y la abundancia de
acólitos exprese el deseo de glorificar a Dios del modo más fastuoso posible.
4. QUE EN LA CATEDRAL siempre haya un confesor a
cualquier hora. Que el confesor se halle dentro del confesonario, no sentado en
un banco.
5. LOGRAR QUE EN CADA UNA de las parroquias de la diócesis
haya un cartel en que se diga cuál es el horario de confesiones (en que el
sacerdote esté dentro el confesionario) y el horario en que está abierto el
templo. Y que esos datos estén en una única web diocesan para que cualquier
fiel pueda consultar esos datos y los horarios de misas desde su casa.
6. SERÍA MUY DE DESEAR que el obispo use lo menos
posible su capilla privada para hacer su rato de oración personal por la mañana
y por la tarde, y que ese tiempo lo haga en la catedral, para edificación de
todos sus fieles. Nada edificaría más a todos los fieles que ver rezar a su
obispo todos los días, al amanecer y antes de la hora de la cena. El obispo
ante el sagrario puede sentarse en un banco como uno más, o disponer una sede,
con un reclinatorio y una mesita para leer y escribir si lo desea.
7. CADA DÍA SERÍA BUENO que cada tres días (al menos) el
obispo quedara con un sacerdote de su diócesis. Con el único propósito de comer
con él, pasear, charlar y conocerse.
8. CELEBRAR
CADA SÁBADO Y CADA DOMINGO en una parroquia distinta.
Mantener esta regla sin excepción año tras año.
9. ESCOGER
CUIDADOSAMENTE a los arciprestes con la idea de que se queden indefinidamente en el
cargo. Sacerdotes prestigiosos, venerables y santos a los que se les otorgara
capacidad de decisión. De manera que los arciprestes fueran, en verdad, un gran
desahogo del trabajo del obispo
10. ACONSEJARÍA
AL OBISPO que paseara mucho por la ciudad. Es un modo muy sano de hacer ejercicio.
Pero si el obispo y dos sacerdotes pasean con sotana por la ciudad, durante tres
cuartos de hora, al menos 200 días del año, puedo asegurar que será el
ciudadano más conocido y presente de la toda la población. Una figura que se
hará cercana y conocida por todos, creyentes y no creyentes.
11. RECIBIR A CUANTOS MENOS feligreses sea posible. Los
feligreses deben ser atendidos por los arciprestes y los vicarios episcopales.
Normalmente, el obispo ni tendrá toda la información para tomar decisiones
cuando reciba una visita y perderá mucho tiempo con gente problemática. El
obispo a quien debe recibir es al clero. Recibir a todo el que pide una visita,
suele ser una forma de perder el tiempo en vano.
P.
FORTEA
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