"El cristiano es un hombre o
una mujer que sabe esperar en Jesús y por
eso es un hombre o una mujer de esperanza." Así lo afirmó el Papa
Francesco en la homilía matinal de este martes 21 de octubre en la homilía de
Santa Marta. Con su sacrificio, dijo el Papa, Cristo nos ha hecho "amigos
y vecinos en paz".
El Papa Francisco habló del pueblo cristiano como un pueblo que sabe esperar cultivando una esperanza sólida. El Papa comentó las ideas del Evangelio de Lucas y las de la Carta de Pablo a los Efesios, lecturas del día.
En el texto de Lucas, Cristo se compara con un amo que llega a su casa tarde, tras una fiesta de bodas, y encuentra despiertos y atentos a sus sirvientes, con lámparas encendidas: les llama, pues, "bienaventurados". Pero después es el mismo Jesús el que se pone a servir a los siervos, a traerles la comida a la mesa.
Francisco señala que el primer servicios del Maestro a los cristianos es darles “identidad”. Sin Cristo, dice el Papa, “no tenemos identidad”.
Así lo explica San Pablo hablando a antiguos gentiles: "Antes estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel".
Por eso el Papa destaca: "Lo que Jesús vino a hacer con nosotros es darnos la ciudadanía, pertenecer a un pueblo, con nombre, estirpe".
La sangre de Cristo es, dijo Francisco, lo que une a los enemigos y separados y crea un nuevo pueblo. "Todos sabemos que cuando no estamos en paz en el pueblo, hay una pared. Hay un muro que nos divide. Pero Jesús se ofrece para romper este muro. Y si estamos divididos, no somos amigos, somos enemigos. Él nos reconcilia a todos en Dios”.
Después, el Papa pone el ejemplo de los buenos siervos y criados que “esperaban” a su amo.
"Quien no espera a Jesús, se cierra a Jesús”, previene Francisco. “La actitud de esperar a Jesús es la esperanza cristiana. El cristiano es un hombre o una mujer de esperanza. Él sabe que el Señor está por venir. Pasará realmente, ¿eh? No sabemos la hora, como ellos. No sabemos la hora, pero va a venir, va a venir a visitarnos. Pero que no nos encuentre aislados, como enemigos. Su visita nos ha de hacer cercanos, hermanos, amigos".
Otra pregunta que puede hacerse un cristiano es: ¿mirar o no mirar? "¿Tengo un corazón abierto, para escuchar el sonido cuando llamen a la puerta, cuando se abra la puerta? El cristiano es un hombre o una mujer que sabe esperar para Jesús y esto es un hombre o una mujer de esperanza. En cambio, los paganos - y muchas veces nos comportamos como paganos cristianos - se olvidan de Jesús, piensan en sus cosas, sin esperar a Jesús. Como si fueran dioses: ´Yo puedo arreglar esto solo». Y eso termina mal, termina sin un nombre, sin esa cercanía, sin esa ciudadanía", concluye el Papa su homilía.
El Papa Francisco habló del pueblo cristiano como un pueblo que sabe esperar cultivando una esperanza sólida. El Papa comentó las ideas del Evangelio de Lucas y las de la Carta de Pablo a los Efesios, lecturas del día.
En el texto de Lucas, Cristo se compara con un amo que llega a su casa tarde, tras una fiesta de bodas, y encuentra despiertos y atentos a sus sirvientes, con lámparas encendidas: les llama, pues, "bienaventurados". Pero después es el mismo Jesús el que se pone a servir a los siervos, a traerles la comida a la mesa.
Francisco señala que el primer servicios del Maestro a los cristianos es darles “identidad”. Sin Cristo, dice el Papa, “no tenemos identidad”.
Así lo explica San Pablo hablando a antiguos gentiles: "Antes estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel".
Por eso el Papa destaca: "Lo que Jesús vino a hacer con nosotros es darnos la ciudadanía, pertenecer a un pueblo, con nombre, estirpe".
La sangre de Cristo es, dijo Francisco, lo que une a los enemigos y separados y crea un nuevo pueblo. "Todos sabemos que cuando no estamos en paz en el pueblo, hay una pared. Hay un muro que nos divide. Pero Jesús se ofrece para romper este muro. Y si estamos divididos, no somos amigos, somos enemigos. Él nos reconcilia a todos en Dios”.
Después, el Papa pone el ejemplo de los buenos siervos y criados que “esperaban” a su amo.
"Quien no espera a Jesús, se cierra a Jesús”, previene Francisco. “La actitud de esperar a Jesús es la esperanza cristiana. El cristiano es un hombre o una mujer de esperanza. Él sabe que el Señor está por venir. Pasará realmente, ¿eh? No sabemos la hora, como ellos. No sabemos la hora, pero va a venir, va a venir a visitarnos. Pero que no nos encuentre aislados, como enemigos. Su visita nos ha de hacer cercanos, hermanos, amigos".
Otra pregunta que puede hacerse un cristiano es: ¿mirar o no mirar? "¿Tengo un corazón abierto, para escuchar el sonido cuando llamen a la puerta, cuando se abra la puerta? El cristiano es un hombre o una mujer que sabe esperar para Jesús y esto es un hombre o una mujer de esperanza. En cambio, los paganos - y muchas veces nos comportamos como paganos cristianos - se olvidan de Jesús, piensan en sus cosas, sin esperar a Jesús. Como si fueran dioses: ´Yo puedo arreglar esto solo». Y eso termina mal, termina sin un nombre, sin esa cercanía, sin esa ciudadanía", concluye el Papa su homilía.
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