Uno de los aspectos más recurrentes del Sínodo de la Familia es la
propuesta de la ley de gradualidad a los matrimonios en situaciones
familiares irregulares. Pero, ¿qué es en realidad la gradualidad? ¿Es un
viaje interior de fe hacia el matrimonio tal como lo concibe la Iglesia, o una
justificación para el relativismo? Responde Alice Heinzen, invitada junto a su
marido Jeff como uno de los matrimonios auditores del Sínodo
Especiales web (16-X-2014)
La Relatio de mitad del Sínodo sirve como punto central entre la
intensa escucha de la primera semana y el refinamiento del diálogo de la
segunda. Esta Relatio sirve como sinopsis bosquejada de las
intervenciones y de los testimonios que se han producido.
Como sucede a menudo en estos esquemas, la terminología puede provocar
confusión y ser malinterpretada fácilmente. Un primer ejemplo es el relacionado
con el uso del término gradualidad, mencionado por primera vez en el
informe al principio de la segunda sección, subtitulada La mirada a Jesús y
la gradualidad en la historia de la salvación.
En la Relatio, el principio de gradualidad se refiere al párrafo
9 de la exhortación apostólica Familiaris consortio. Este documento de
1981 describe la gradualidad y su importancia en la conversión personal de esta
forma:
Se pide una conversión continua, permanente, que, aunque exija el
alejamiento interior de todo mal y la adhesión al bien en su plenitud, se actúa
sin embargo concretamente con pasos que conducen cada vez más lejos. Se
desarrolla así un proceso dinámico, que avanza gradualmente con la progresiva
integración de los dones de Dios y de las exigencias de su amor definitivo y
absoluto en toda la vida personal y social del hombre.
Está claro que la gradualidad indica un camino que se abre ante cada uno
de nosotros mientras nos dirigimos hacia Dios. No es un salto de fe, sino un
proceso paso a paso hacia la santidad personal. Es una subida, no un ocaso.
Cuando se leyó en la Relatio, yo temí que el término gradualidad
no sería comprendido por la mayor parte de los lectores, porque son pocos los
que siguen el Sínodo y conocen la explicación plena del término de la Familaris
consortio. Mi preocupación es que los lectores igualen gradualidad y
relativismo.
El relativismo es completamente distinto. Está definido por Merriam
Webster como la convicción de que cosas distintas sean verdaderas, justas,
etc., para personas diversas o en tiempos distintos. De esta forma, el
relativismo es la convicción de que todos los puntos de vista son iguales; uno
no es mejor que el otro. La verdad está condicionada por el tiempo y el lugar.
Nunca es absoluta. La moralidad depende de la valoración individual de la
situación.
En el contexto de las enseñanzas de la Iglesia, la gradualidad no es
relativismo. La primera implica un camino que lleva a todos a Cristo. Es
progresiva, lo que quiere decir que lo que una persona aprende se convierte en
un ladrillo sobre el que colocar la siguiente enseñanza y la siguiente
experiencia. El segundo sugiere en cambio una variedad de pasos más que un
único camino. Se refiere a un conjunto de experiencias y comprensiones que no
construyen hacia algo o alguien. Parece más un montón de piedras diseminadas
casualmente por un campo.
El resumen de la mitad del Sínodo debe ser interpretado a la luz de la
terminología correcta. El principio de gradualidad revela un único camino que
cada uno de nosotros está recorriendo. Algunos de nuestros senderos son rectos
y estrechos, otros se sumergen en valles oscuros y desmontes rocosos. De todas
formas, todos los caminos van en la misma dirección. Todos llevan a Dios
nuestro Padre. Lentamente, paso a paso, somos llamados a subir hacia nuestro
destino final. Y este es el mensaje de la gradualidad a que se refiere el
documento.
Alice Heinzen/Aleteia
* Alice Heinzen es la coordinadora de la Planificación Familiar Natural
en el Departamento para el Matrimonio y la Familia de la diócesis de LaCrosse,
Wisconsin (Estados Unidos). Junto a su marido Jeff, que dirige el Departamento,
está en Roma para asistir al Sínodo extraordinario sobre la familia como
auditora invitada por el Papa Francisco.
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