miércoles, 17 de septiembre de 2014

LA CORRECCIÓN FRATERNA Y EL PERDÓN


La oración es omnipotente, especialmente cuando se hace en unión con los hermanos. Cristo mismo estará presente en los que rezan, dando, en cierta manera, un valor infinito a sus preces.

La humildad y la sencillez se manifiestan en la caridad, que no es solamente una actitud suave y llena de ternura, sino que es fuerte, lo suficiente como para corregir al que está en algún pecado. La futura Iglesia deberá tener la corrección fraterna (privada o pública) como algo básico en su caminar. Querer a los hermanos también cuando se equivocan.

"Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no escucha, toma entonces consigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede firme por la palabra de dos o tres testigos. Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la Iglesia, tenlo por pagano y publicano"(Mt).

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases

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