domingo, 15 de diciembre de 2013

EL QUE HA DE VENIR

"Juan, en la cárcel, oyó hablar de lo que Cristo estaba haciendo, y envió algunos de sus seguidores a preguntarle si él era quien había de venir o si debían esperar a otro.

Jesús les contestó:

- Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. ¡Y dichoso aquel que no pierde su confianza en mí!”

Cuando se fueron, Jesús comenzó a hablar a la gente acerca de Juan, diciendo: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Y si no, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido? Los que se visten lujosamente están en las casas de los reyes. En fin, ¿a qué salisteis? ¿A ver a un profeta? Sí, verdaderamente, y a uno que es mucho más que profeta. Juan es aquel de quien dice la Escritura:

‘Yo envío mi mensajero delante de ti

para que te prepare el camino.’

Os aseguro que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."

Juan está perplejo. Desde la cárcel oye hablar de Jesús y ve que no coincide con lo que él ha predicado en el desierto. Él ha anunciado alguien que ha de venir a liberar al pueblo judío de la dominación romana y hacer de Israel una gran nación. Es la idea que tenían en el Antiguo Testamento del Mesías. Por eso manda a sus discípulos a preguntarle si es Él o han de esperar a otro.

Jesús les dice que le expliquen a Juan lo que ven y oyen. Y les compara lo que dice Isaías en la primera lectura de hoy (Is 31, 5-6).Empieza el Nuevo Testamento y de ahí las palabras que dedica a Juan. El Reino, no es un reino de dominación, de exclusión, de gloria humana efímera. El Mesías nos trae un Reino de liberación, que nos devuelve la vista, nos hace andar , nos destapa el oído y nos limpia de la lepra. Jesús no contesta con una definición teórica de lo que Él es. Muestra sus obras. Y así nos señala nuestro camino a seguir: la entrega, el amor.

Si hoy nos preguntan si somos cristianos o no. ¿Podremos responder como Jesús, mirad, los ciegos ven, los cojos andan, los sordo oyen, los leprosos quedan limpios...?

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