Las hemerotecas son una fuente prodigiosa de tesoros documentales. Igual que hice recientemente con la carta de Benedicto XVI a los obispos en 2009, tras la fuerte polémica desatada por levantar la excomunión a cuatro prelados lefebvristas, me dispongo a rescatar ahora las palabras pronunciadas por el entonces cardenal Karol Wojtyla ante el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977.
Son palabras muy duras, apocalípticas, que tal vez nos ayuden a comprender sin alarmismos, pero también sin un exceso de ingenuidad que relaje nuestro espíritu en Dios pensando que no va a ocurrir nada, el futuro que aguarda a los católicos:
“Estamos ahora –dijo entonces Wojtyla- ante la confrontación histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar”.
Tres años después, el 18 de noviembre de 1980 para ser exactos, Juan Pablo II reveló ya como Papa de la Iglesia la razón por la cual no se difundió el Tercer Secreto de Fátima en su totalidad. Sus declaraciones se produjeron en Fulda, Alemania, durante una rueda de prensa al término de una reunión del Episcopado alemán. A las preguntas de un periodista interesado en saber si era auténtica la versión del Tercer Secreto de Fátima publicada por el periódico Neues Europa el 15 de octubre de 1963, y deseoso de conocer la razón por la que el Secreto no se había dado a conocer a todo el mundo en 1960, como pidió la Virgen a sor Lucía, el Romano Pontífice declaró, según publicó el rotativo alemán Stimme des Glaubens:
“Por su contenido impresionante, y para no estimular al poder mundial del comunismo a llevar al extremo ciertas injerencias, mis antecesores prefirieron darle una relación diplomática del secreto. Además, debería bastar a todo cristiano saber que el secreto habla de que océanos inundarán continentes enteros, de que millones de hombres se verán privados de la vida repentinamente, en minutos. Con esto en mente, no es oportuna la publicación del secreto. Muchos quieren saber sólo por curiosidad y sensacionalismo, pero olvidan que el saber lleva consigo también la responsabilidad. Ellos pretenden solamente satisfacer su curiosidad, y esto es peligroso. Probablemente ni siquiera reaccionarían, con la excusa de que ya no sirve de nada”.
Fue entonces cuando también le preguntaron por el futuro de la Iglesia, y Juan Pablo II dijo esto mismo:
“Debemos preparamos a sufrir, dentro de no mucho tiempo, grandes pruebas que nos exigirán estar dispuestos a perder inclusive la vida y a entregamos totalmente a Cristo y por Cristo. Por vuestra oración y la mía es posible disminuir esta tribulación, pero ya no es posible evitarla, porque solamente así puede ser verdaderamente renovada la Iglesia. ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se ha efectuado con sangre! Tampoco será diferente esta vez”.
PD: Remito al lector al interesante artículo de José Alberto Villasana publicado el 15 de mayo de 2010 y en el que me he basado para escribir estas líneas. No tiene desperdicio.
Puede leerse en: http://golgotaonline.com/index.php?option=com_content&view=article&id=493:se-equivoca-quien-crea-que-la-misirofca-de-fma-ha-terminado-benedicto-xvi-mayo-2010&catid=52:mayo-2010&Itemid=181
Se avecinan tiempos históricos, momentos de grandes tribulaciones para toda la humanidad. Por eso, quienes ignoran deliberadamente o por ignorancia supina profecías bíblicas, revelaciones privadas o mariofonías deberían abrir bien los ojos y mantener sus lámparas siempre encendidas. Oración y vigilancia constantes. No seamos apocalípticos, pero tampoco ingenuos ni necios.
Al margen de las hipótesis y quinielas sobre el nuevo Papa que sólo el próximo cónclave despejará, no me cansaré de insistir en la gran trascendencia del Tercer Secreto de Fátima hoy o, mejor dicho, de la Tercera Parte del Secreto de Fátima que debió revelarse a la humanidad en 1960 por expreso deseo de la Santísima Virgen, pero que no se hizo con el Concilio Vaticano II en ciernes.
Si en un artículo anterior (ver El Tercer Secreto de Fátima hoy) aludía a las tremendas declaraciones de Juan Pablo II sobre el mismo, considero ahora necesario rescatar la memoria del sacerdote italiano Stéfano Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano, fallecido el 29 de junio de 2011 en olor de santidad y amigo del Papa polaco, con quien concelebró la Santa Misa en su capilla privada numerosas veces.
Para quienes no conozcan aún al padre Gobbi, añadiré que tuvo al parecer muchas locuciones con la Santísima Virgen recogidas en un libro de distribución gratuita, titulado A los sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen, cuya vigésimo segunda edición española una buena amiga a la que siempre estaré agradecido hizo llegar a mis manos.
El arzobispo emérito de Guayaquil, monseñor Bernardino Cardenal Echevarría, escribe a propósito de esta obra: “Después de haber leído y meditado profundamente acerca de los mensajes que la Santísima Virgen ha hecho llegar al R. P. Stéfano Gobbi, considero un privilegio no solamente dar el Imprimatur para la edición de este libro, sino también aprovechar esta oportunidad para recomendar la lectura…”.
Sin más preámbulos, transcribo ya parte del mensaje de la Virgen que el padre Gobbi dijo haber recibido en Fátima, el 13 de mayo de 1990:
[…] Mi tercer secreto, que Yo revelé a los tres niños a quienes me aparecí y que hasta ahora no os ha sido revelado, será manifestado a todos por el mismo desarrollo de los acontecimientos. La Iglesia conocerá la hora de su mayor apostasía, el hombre de iniquidad se introducirá en el interior de ella y se sentará en el mismo Templo de Dios, mientras el pequeño resto que permanecerá fiel será sometido a las mayores pruebas y persecuciones”.
Tres años después, el 15 de marzo de 1993, el padre Gobbi recibió al parecer este otro mensaje de la Virgen:
“[…] Mi Iglesia será sacudida por el viento impetuoso de la apostasía y de la incredulidad, mientras aquel que se opone a Cristo entrará en su interior, llevando así a cumplimiento la abominación de la desolación que os ha sido predicha por la Divina Escritura. La humanidad conocerá la hora sangrienta de su castigo: será herida por el flagelo de las epidemias, del hambre y del fuego; mucha sangre será esparcida en vuestras calles; la guerra se extenderá por doquier, llevando al mundo una devastación inconmensurable”.
El 13 de mayo de ese mismo año, el padre Gobbi escuchó:
“Satanás ha conseguido entrar en la Iglesia, nuevo Israel de Dios. Ha penetrado en ella con el humo del error y del pecado, de la pérdida de la fe y de la apostasía, del compromiso con el mundo y de la búsqueda de placeres […] Vivís los años sangrientos de la batalla porque la gran prueba ya ha llegado para todos. Se está realizando cuanto está contenido en la tercera parte de mi mensaje, que aún no os ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo”.
El 11 de marzo de 1995, de nuevo en Fátima, el mensaje fue el siguiente:
[…] Mi secreto concierne a la humanidad. La humanidad llegará al culmen de la corrupción y la impiedad, de la rebelión contra Dios y de la abierta oposición a su ley de amor. Ella conocerá la hora de su mayor castigo que ya os predijo el profeta Zacarías (Zc. 13, 7-9)”.
¿Y qué dice exactamente Zacarías? Esto mismo:
“¡Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre de mi compañía!, oráculo de Yahvéh Sebaot. ¡Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas, y tornaré mi mano contra los pequeños! Y sucederá en toda esta tierra –oráculo de Yahvéh- que dos tercios serán en ella exterminados, y el otro tercio quedará en ella. Yo meteré en el fuego este tercio: los purgaré como se purga la plata y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre y yo le atenderé; diré: “¡Él, mi pueblo!” y él dirá: “¡Yahvéh, mi Dios!”.
Entresaco ahora, de un artículo de José Alberto Villasana, estos otros valiosos testimonios sobre el Tercer Secreto de Fátima y el final de los tiempos:
-Cardenal Luigi Ciappi, en 1995: “En el Tercer Secreto se dice que la pérdida de la fe, es decir la apostasía, saldrá de la cúpula de la Iglesia”.
-Mons. Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII, en 1938: “Estoy obsesionado por las confidencias de la Virgen a Lucía, la niña de Fátima. La obstinación de Nuestra Señora ante el peligro que amenaza a la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio que supondría la alteración de la fe en su liturgia, su teología y su alma. Escucho a mi alrededor a los innovadores que quieren desmantelar la Capilla Sagrada, destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos, hacer que se arrepienta de su pasado histórico. Vendrá un día en que el mundo civilizado renegará de su Dios, en el que la Iglesia dudará como San Pedro dudó. Estará tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios, que su Hijo no es más que un símbolo, una filosofía como tantas otras, y en las iglesias los cristianos buscarán en vano la lamparilla donde Dios los espera y como María Magdalena gritarán ante la tumba vacía: ¿Dónde le han puesto?”.
-Cardenal Joseph Ratzinger (entrevista publicada en la revista Jesus, el 11 de noviembre de 1984): “El Tercer Secreto se refiere a los peligros que amenazan la fe, y la vida del cristiano y del mundo, y la importancia de los Últimos Tiempos”.
-Cosme do Amaral, Obispo de Fátima, el 10 de septiembre de 1984: “El Tercer Secreto de Fátima no habla ni de bombas atómicas ni de guerras nucleares, ni de misiles SS-20. Su contenido concierne a nuestra fe. Identificar el Secreto con anuncios de catástrofes o con un holocausto nuclear, es distorsionar el significado del Mensaje. La pérdida de la fe en un continente es peor que la aniquilación de una nación; y ciertamente la fe está disminuyendo continuamente en Europa”.
-El Padre Alonso, archivista de Fátima: “El Tercer Secreto habla de la crisis de fe dentro de la Iglesia y de graves diferencias en la alta jerarquía de la Iglesia”.
-El Cardenal Silvio Oddi, en 1990: “La Virgen Bendita nos alertó en Fátima contra la apostasía en la Iglesia”.
-Beata Ana Catalina Emmerick, religiosa Agustina, en 1820: “Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuán funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo”.
-Beata Ana María Taigi: “La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma”.
-San Francisco de Asís: “Habrá un Papa no electo canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que harán que muchos duden. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran aún los elegidos se perderían”.
-Juan de Rocapartida: “El Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio”.
-Nicolás de Fluh: “El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que en cualquier otro momento histórico”.
Y ahora sólo queda recordar lo que inspiró el Espíritu Santo al profeta Isaías:
“Ve a este pueblo y dile: “Con el oído oiréis, pero no entenderéis, con la vista miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón y se conviertan, y yo los sane”.
José María Zavala
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