La
generosidad de Dios supera, por mucho, lo que yo le pueda dar. Su amor, su
paciencia, su perdón, son señales claras de su presencia.
No sé cuál
sea la experiencia que tú tengas, pero para mí ha sido todo muy claro, la
generosidad de Dios supera, por mucho, lo que yo le pueda dar. Su amor, su
paciencia, su perdón, su comprensión, son señales tan claras de su presencia
cercana en mi vida, que sólo tengo palabras de agradecimiento y admiración.
Una cosa he aprendido en mi vida al caminar: "No puedo ganarle a Dios cuando se trata de dar" Por más que yo quiero darle, siempre me gana Él a mí, porque me regresa más de lo que yo le dí. Si yo doy, no es porque tengo, más bien tengo porque doy; y cuando Dios me pide, es porque Él me quiere dar; y cuando Dios me da, es porque me quiere pedir. Si tú quieres, haz la prueba y comienza a darle hoy, ya verás que en poco tiempo tú también podrás decir... Una cosa he aprendido en mi vida al caminar: "no puedo ganarle a Dios cuando se trata de dar".
Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. El hombre aquel, encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz. La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el mundo viva en armonía?
Entonces los cielos se abrieron, y después de un magnífico estruendo, la voz de Dios les dijo: COMODIDAD. Todos los misioneros se veían entre sí, sorprendidos y extrañados de escuchar tal término de la propia voz de Dios.
El hombre sabio y piadoso, preguntó de nuevo: ¿Comodidad Señor?, ¿qué quieres decir con eso?
Dios respondió:
La clave para un mundo pleno es: Como dí, dad; es decir, así como yo les dí, dad tú a tu prójimo. Como dí, dad tú fe; como dí, dad tú esperanza; como dí, dad tú caridad; como dí, sin límites, sin pensar en nada más que dar, dad tú al mundo.
Dios nos da un gran ejemplo de amor y humildad, ahora nos toca a nosotros, dando lo poco o mucho que podamos. Lo importante es hacerlo con amor y sin buscar nada a cambio, sólo querer el bien de los demás. Por eso la clave está en: Como dí, dad.
Una cosa he aprendido en mi vida al caminar: "No puedo ganarle a Dios cuando se trata de dar" Por más que yo quiero darle, siempre me gana Él a mí, porque me regresa más de lo que yo le dí. Si yo doy, no es porque tengo, más bien tengo porque doy; y cuando Dios me pide, es porque Él me quiere dar; y cuando Dios me da, es porque me quiere pedir. Si tú quieres, haz la prueba y comienza a darle hoy, ya verás que en poco tiempo tú también podrás decir... Una cosa he aprendido en mi vida al caminar: "no puedo ganarle a Dios cuando se trata de dar".
Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. El hombre aquel, encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz. La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el mundo viva en armonía?
Entonces los cielos se abrieron, y después de un magnífico estruendo, la voz de Dios les dijo: COMODIDAD. Todos los misioneros se veían entre sí, sorprendidos y extrañados de escuchar tal término de la propia voz de Dios.
El hombre sabio y piadoso, preguntó de nuevo: ¿Comodidad Señor?, ¿qué quieres decir con eso?
Dios respondió:
La clave para un mundo pleno es: Como dí, dad; es decir, así como yo les dí, dad tú a tu prójimo. Como dí, dad tú fe; como dí, dad tú esperanza; como dí, dad tú caridad; como dí, sin límites, sin pensar en nada más que dar, dad tú al mundo.
Dios nos da un gran ejemplo de amor y humildad, ahora nos toca a nosotros, dando lo poco o mucho que podamos. Lo importante es hacerlo con amor y sin buscar nada a cambio, sólo querer el bien de los demás. Por eso la clave está en: Como dí, dad.
Autor: P. Dennis Doren L.C.
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