sábado, 26 de mayo de 2012

CARDENAL ANTONELLI: ¡FAMILIAS DEL MUNDO, UNÍOS!


MADRID, viernes 25 mayo 2012 (ZENIT.org).- Este encuentro es una “Olimpíada de las familias”, dijo uno de los organizadores del VI Congreso Mundial de las Familias que se ha inaugurado hoy en Madrid, España, con más de tres mil asistentes de todo el mundo para escuchar a 120 expertos de los cinco continentes.

El encuentro internacional ha sido organizado por la plataforma HazteOir, el Congreso Mundial de las Familias y el Howard Center para la Familia, la Religión y la Sociedad, y cuenta con los importante colaboración de 300 voluntarios.

En el congreso participan también representantes de otras confesiones cristianas y religiones, como el arzobispo Dmitry Smirnov de Rusia y el rabino jefe de España Moisés Bendahan. El metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Rusa Hilarion Alfeyev envió un mensaje al congreso en el que afirma: “Una sociedad en la que la familia se vea obligada a defenderse de tantos ataques es una sociedad enferma abocada a la extinción”.

La conferencia de apertura, sobre “El hecho del matrimonio”, estuvo a cargo de Javier Escrivá, doctor en Derecho y catedrático de la Universidad de Navarra. Escrivá afirmó que vivimos en un tiempo de cambios profundos. La centuria pasada acabó con un enjuiciamiento de lo recibido, el matrimonio y la familia. Ha habido una revolución en la familia, un cambio radical, un cambio cultural.

¿De qué familia hablamos?, se preguntó el conferenciante. Citó a Benedicto XVI que define a la familia como una comunidad de sexos y generaciones y garante de un patrimonio de tradiciones. Con una misión: transmitir la memoria de Dios. “Hablamos de una familia basada en el matrimonio fiel e indisolublemente fecundo”, dijo Escrivá.

Sin embargo constató que estos son tiempos recios para la familia. Los cambios legislativos evidencian animadversión contra la familia. Se reclama la sustitución de la familia por los más diversos tipos de modelos y uniones a la carta. Parte de nuestra sociedad se ha instalado en el relativismo de los valores. “¿Acaso no se está transformando el matrimonio en una subespecie dentro de las uniones de hecho?”, se preguntó el ponente.

“El matrimonio y la familia no son productos culturales sino que se basan en un hecho natural que nos remite al creador”, afirmó y lanzó un desafío a los presentes: “¿Seremos capaces de explicar la verdad, la bondad y la belleza del matrimonio? De cada uno de nosotros depende la respuesta”.

La segunda sesión plenaria del congreso estuvo dedicada a “El invierno demográfico” y la conferencia estuvo a cargo de Joel Kotkin, periodista y profesor de Estados Unidos, especialista en demografía. Kotkin advirtió que nos estamos acercando a algo que nunca pensamos: “la implosión de la población”. Quedan lejos los años sesenta en que se temía una explosión demográfica.

El ponente aseguró que la densidad de población y la falta de acceso a la vivienda influyen en el número de hijos. El centro de las ciudades tiene tasas inferiores. En Tokio, entre el 30 y el 35% de las mujeres no tienen hijos. En Taiwan el 30% de las mujeres deciden no tener hijos ni casarse nunca. En Estados Unidos, hay un 28% de personas que no se van a casar nunca.

Por otra parte, los pisos son cada vez más pequeños y más caros por lo que la gente toma la decisión de no tener hijos porque no va a tener dinero para poder criarlos. Al mismo tiempo se trabaja todo el día por lo que no quedan energías para tener hijos.
“Todo esto es algo nuevo para el ser humano. Tenemos un mundo en el que habrá más personas ancianas que niños. Esto tiene también consecuencias económicas. Desciende el número de trabajadores que sostienen a las personas ancianas”, dijo Kotkin.

Se pronunció a favor de un cambio de modelo de sociedad. Propuso descentralizar las poblaciones para que haya vivienda más barata y pensar en la familia como un valor espiritual fundante para la humanidad.

La tercera sesión plenaria estuvo coordinada por monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, que fue recibido con un largo aplauso por los asistentes, como muestra de apoyo por los ataques que recibió el obispo, a raíz de una homilía televisada el Viernes Santo, en la que habló sobre la homosexualidad.

La conferencia principal de esta sesión dedicada a “La familia natural y la revolución contra la familia” estuvo a cargo del cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia. El cardenal Antonelli dijo que la actual crisis de la familia es “grave y peligrosa” aunque afirmó tener esperanza en el futuro.

Un signo de esta esperanza, dijo, es que “aumenta el número de familias responsables capaces de ir contra corriente” que se manifiestan a través de diversas formas asociativas, de lo que es un ejemplo también este congreso.

Describió la actual crisis de la familia como producto de una serie de factores. Dijo que la causa general de la crisis está en la cultura individualista, utilitarista, hedonista y relativista. Afirmó que esto, a la larga, “produce malestar existencial”. Definió a la familia como una comunidad de amor en la que las diferencias entre los sexos y las generaciones se armonizan.

Citó a Benedicto XVI, en la encíclica Caritas in Veritate, que afirma que “la familia es una necesidad social e incluso económica”. El cardenal invitó a las familias a defender sus derechos. Pidió que se refuercen y multipliquen las asociaciones que existen y se coordinen a todos los niveles. Y concluyó con una llamada que le surgía del corazón: “Familias del mundo, uníos”, que suscitó numerosos aplausos.

El congreso continuó por la tarde con numerosos seminarios, en los que distintos paneles internacionales, trataron los más variados aspectos relativos a la familia.

Por Nieves San Martín

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